¿Puede un cliente establecer la temperatura del aire acondicionado en un taxi?
El usuario puede encontrarse un habitáculo que, a su juicio, está más frío de lo que quisiera o, por el contrario, que la temperatura sea altao. Entonces, conviene recordar qué establece la ley sobre el asunto
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En una época como el verano, donde el calor es el protagonista, es común que los ciudadanos utilicen medios de transporte públicos para sus desplazamientos en lugar de usar bicicletas o andar, con el objeto de evitar someterse al rigor de las temperaturas a veces extremas que se dan en horas centrales del día.
Muchos optan por autobuses, pero también se usan los taxis, donde surge una pregunta que algunos pueden desconocer ¿puede el cliente establecer la temperatura del aire acondicionado del taxi? El usuario de este servicio de pago puede encontrarse un habitáculo que, a su juicio, está más frío de lo que quisiera o, por el contrario, que la temperatura sea alta y considere que pasa calor en el mismo. Entonces, conviene recordar qué establece la ley sobre el asunto.
Cabe recordar que el Real Decreto-ley 14/2022 del 1 de agosto no incluye a los medios de transporte en su regulación de que la temperatura de los aires acondicionados no deban rebajar los 27 grados. Sin embargo, tal y como señala Legálitas, corresponde al usuario del mismo «determinar las condiciones de confort en el habitáculo y, a tal efecto, requerir al conductor el encendido o apagado de la calefacción y del aire acondicionado si el vehículo dispone de este».
Cabe tener en cuenta la regularización sobre el taxi que realiza cada ayuntamiento. Madrid, por ejemplo, establece la obligatoriedad de que los vehículos dispongan de aire acondicionado y señala que el taxista debe «respetar la elección del usuario» sobre la temperatura del mismo, siempre y cuando la misma esté entre los 21 y los 26 grados.
En el caso de Sevilla, por ejemplo, la ordenanza municipal establece que el pasajero «puede disponer sobre el funcionamiento del aire acondicionado o calefacción del vehículo», permitiendo incluso que el cliente abandone el servicio sin coste para el usuario si estos servicios no funcionan.
¿Y qué ocurre con los VTC?
La regulación de los servicios VTC como Uber o Cabify no está sometida al mismo reglamento que el taxi, pero sí depende de los ayuntamientos la ordenación, gestión, inspección o sanción de los servicios de arrendamiento de vehículos con conductor. La mayoría de los consistorios se asemejan en este sentido a lo que ocurre con los taxis, y son los clientes los que pueden reclamar la puesta en marcha y regulación de temperatura del interior del vehículo, siempre y cuando se mantenga en unos registros que suelen estar entre los 18 y los 26 grados.
Sea como fuere, tanto para los taxis como para los VTC, los conductores están obligados a llevar encima hojas de reclamaciones para que los clientes puedan exponer sus quejas.
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