Preguntas para un «carpetazo»

La decisión de la Guardia Civil de archivar las diligencias abiertas contra Salvador Pendón acaba con la polémica por el incidente registrado en la feria de Álora. La resolución del incidente, sin embargo, plantea las siguientes preguntas:

¿Por qué se archiva la causa? La Guardia Civil ha dado carpetazo al enfrentamiento que tuvo el presidente de la Diputación de Málaga,Salvador Pendón, con un grupo de agentes y da por buena la cuestionable justificación de que todo fue una broma malentendida. Una versión que pone en evidencia el sentido del humor de cinco guardias y dos policías locales de Álora. Es evidente, sin embargo, que la decisión está presumiblemente vinculada con las llamadas telefónicas que se hicieron con insistencia la mañana de martes desde la Diputación a la Comandancia del Cuerpo. La publicación en ABC de lo acontecido con Pendón hizo temblar a más de uno.

¿Cómo puede influir la Diputación sobre la Guardia Civil? Las conversaciones telefónicas no han trascendido, pero la Diputación está sufragando con dinero público los arreglos de varios cuarteles en la provincia. ¿Se hablaría de esto en las llamadas del martes? Queda la duda.

¿Por qué no se ha desmentido la información? La información que no fue desmentida porque no había forma de hacerlo. Dos documentos, uno realizado en el cuartel de Álora y remitido a la Comandancia, y la base de incidencias del cuerpo, dejaban constancia del comportamiento de Pendón. El margen de maniobra, por tanto, era escaso. Cualquier desmentido o censura al mensajero podía quedar en evidencia si se hacían público algunos de estos documentos. ¿La solución? Buscar una excusa, una salida medio decente para ambas partes. Enrocarse, cerrar filas en torno a la idea de que se trató de una broma malentendida y callar. Esa era la consigna.

¿Cómo se ha recibido en el Cuerpo el archivo de la diligencias? Los actos de Pendón en la Feria de Álora han sentado muy mal en la Guardia Civil, al igual que los mandos del cuerpo hayan dado carpetazo al asunto como si no hubiese ocurrido nada. La resolución cuestiona el testimonio de los agentes implicados, a los que se les podría reprochar, cuando menos, su escaso sentido del humor. Los testimonios de los agentes, sin embargo, no recogen comicidad alguna en el comportamiento del «suprapresidente», quien les espetó a gritos y con los puños cerrados que «hace 30 años si hubiera llegado la primera autoridad a un sitio se hubiera cagado todo el pueblo y la Guardia Civil», como ayer publicó este periódico. Algunos agentes lamentan en privado que parece que hay personas a las que se les permite lo que no se tolera a otras.

¿En qué situación quedan los agentes que abrieron las diligencias? Si todo fue un malentendido, ¿es que siete agentes se ponen de acuerdo para considerar violenta la actitud de Pendón?, ¿ninguno de ellos entendió su fino sentido del humor? Unas preguntas a las que no se ha dado respuesta, al igual que porqué el presidente de la Diputación no actuó contra ellos por denunciar unos hechos que según él no existieron y manchar su buen nombre o por qué los mandos de la Guardia Civil no les ha abierto expediente por mentir si es que no pasó nada.