Espadas mantiene el apoyo de Ferraz: no se promueve ningún relevo en respuesta a las elecciones europeas
La dirección regional mantiene su lectura: el 9-J consolida la tendencia de las últimas elecciones con distancias muy alejadas de los 18 puntos de 2022
La comparativa con otras comunidades refleja que el porcentaje de voto sólo ha sido superado por Extremadura y Asturias, donde gobierna el PSOE
Juan Espadas se aferra al cargo por haber superado el 30% del respaldo de los andaluces en las europeas y por la baja participación
![Juan Espadas durante la campaña electoral](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/11/espadas-R86cydQmIJA6zTAqGvBGSVM-1200x840@diario_abc.jpg)
En las elecciones europeas del pasado 9 de junio, el PSOE andaluz perdió claramente pero no obtuvo su peor resultado. Tampoco se amplió su distancia con el PP de Juanma Moreno, que se quedó fijada en seis puntos, ni se constató una brecha sustancial entre ... los resultados andaluces y los de las principales comunidades autónomas de referencia para el PSOE, como Castilla La Mancha, Extremadura, Cataluña o Asturias.
Sin embargo, en el debate interno y en la estrategia de cara a las próximas elecciones autonómicas parecen marcar un punto de inflexión. Han aumentado las voces críticas del entorno de Susana Díaz, que fue derrotado hace dos años y medio en las primarias, distintos ámbitos del partido cruzan sus lecturas e interpretaciones de los datos del ciclo electoral, y hay muchas miradas puestas en cualquier movimiento que se pueda producir (o se esté ya produciendo) desde la dirección de Ferraz (o más bien desde una parte) que pueda querer marcar un nuevo rumbo de cara a la próxima cita electoral clave: las autonómicas de 2026.
La única realidad, a día de hoy, en cualquier caso, es que Juan Espadas quiere ser el candidato y que cuenta, en estos momentos, con el apoyo de Pedro Sánchez. Y que al otro lado no hay ninguna alternativa definida ni corriente que unifique los distintos sectores socialistas en cada una de las provincias.
El lunes en la ejecutiva federal, se expresó la preocupación por la situación andaluza que al igual que otras regiones es clave para el resultado del PSOE a nivel estatal. Pero subrayando que esto no suponía promover ningún relevo como consecuencia de los datos ni abrir ningún debate desde la dirección sobre la continuidad de Juan Espadas en el caso de Andalucía o Juan Lobato en el caso de Madrid. «Son decisiones desde la militancia», subrayan desde la dirección estatal.
La interpretación de las elecciones europeas en Andalucía viene condicionada por el marco definido por el presidente andaluz, Juanma Moreno. Nunca antes el PP había ganado unos comicios europeos y, por tanto, la victoria del PP y, en consecuencia, la derrota del PSOE, obtienen el calificativo de «histórica». Aunque realmente no hay ningún elemento que haga de las europeas un proceso más complicado para el PP en Andalucía que las generales, las municipales o las autonómicas. Simplemente, por los momentos de los ciclos electorales en los que se convocaron las europeas, el PSOE siempre había conseguido quedar por encima. Hasta ahora.
Resultados de procesos anteriores y otras comunidades
Pero la realidad es que el resultado mantiene exactamente la misma tendencia de las elecciones municipales y generales de 2023. Ambos partidos por encima del 33% y el PP por delante con una distancia de entre 3 y 6 puntos en función del proceso electoral que se traduce en una horquilla de entre 130.000 y 165.000 votos de diferencia. Nada parecido a los resultados de las autonómicas de 2022 (que no son comparables en cualquier caso) cuando la distancia fue de 700.000 votos y de 19 puntos. En una campaña marcada por la aprobación de la ley de amnistía, la investigación abierta a la esposa del presidente del Gobierno y los cinco días de reflexión de Pedro Sánchez más de un dirigente socialista andaluz hubiera firmado este resultado hace apenas un mes. La lectura de la dirección es que es una derrota, como la de las generales, pero no una debacle.
Si se mira atrás, tampoco es el peor resultado. En las elecciones europeas de 2014, las más parecidas a la actuales al estar convocadas en solitario (sin coincidir con otros procesos) y en un momento de debilidad del PSOE a nivel nacional (fue entonces cuando dimitió Alfredo Pérez Rubalcaba) el PSOE obtuvo 940.000 votos, prácticamente los mismos que el 9J. Cuatro años después en 2018, con Susana Díaz, el PSOE cerró unos comicios autonómicos con un 27,9% de los votos, cuatro puntos menos que el pasado domingo. Pero, en ambos casos, con una diferencia: entonces el PSOE era la primera fuerza política. Es ahí donde apuntaba la ex presidenta andaluza Susana Díaz: «Antes se ganaban las elecciones, ahora no». Esa es la gran dificultad para defender los datos de este domingo: son cuatro elecciones consecutivas, un ciclo completo, con el PP por delante en Andalucía.
En otras ocasiones, aunque el PSOE perdiera las elecciones en España, las ganaba en Andalucía o al menos resistía por encima de la media. Ese factor diferencial ya se ha diluido. Porque ni Andalucía, ni el PSOE ni el PP son lo mismo ahora que hace diez años. Ha habido cambios sociológicos, demográficos y políticos. Y la realidad ahora es distinta. El 32% de los votos que obtuvo el partido que dirige Juan Espadas en los últimos comicios está en la línea, incluso por encima de los territorios de referencia del PSOE, sólo por debajo de Extremadura (36,5%) y Asturias (35%). En ambos casos, con victoria también del PP. Incluso en las comunidades en las que los socialistas han sido la primera fuerza, han sacado un porcentaje de votos inferior al de Andalucía como es el caso de Cataluña (30%), Canarias (31,5%) y Navarra (28,79%). En Castilla La Mancha, donde el PSOE mantiene el gobierno, la diferencia ha sido de diez puntos a favor del PP.
Por tanto, cabe otro análisis. Si no hay factor diferencial ni a mejor ni a peor en Andalucía en los resultados, el voto vino marcado por el debate nacional. Alberto Núñez Feijóo frente a Pedro Sánchez. En Andalucía, como en casi toda España, ganó Feijóo. Como argumentó el nuevo secretario general del PSOE extremeño o como sostiene de forma reiterada Emiliano García-Page hay medidas que en determinados territorios son más complejas de explicar y de entender. Y una de esas comunidades es Andalucía. Un territorio que sociológicamente se sitúa cada vez más en el centro y donde la línea moderada de Juanma Moreno ha conseguido ampliar la base del PP y ocupar la centralidad política obligando al PSOE a mantener un suelo del 30% asentado en buena medida sobre el desplome de las formaciones a su izquierda con una caída sostenida y continuada en el tiempo.
A la espera de las autonómicas de 2026
Extrapolar los datos de estas elecciones europeas a posibles resultados en las próximas elecciones autonómicas es política ficción. Son procesos muy diferenciados. Ahora bien, eso no quiere decir que internamente no haya mensajes que apunten a la necesidad de una reacción y una movilización en los próximos meses para conseguir que Andalucía recupere el peso que ha tenido en otros momentos para el PSOE. Ese fue el mensaje que trasladó Pedro Sánchez en la última ejecutiva federal, refiriéndose a Andalucía, Valencia y Madrid, y esa es la línea a seguir por las direcciones provinciales que públicamente y en las reuniones internas mantienen su apuesta por Pedro Sánchez, en consecuencia, por Juan Espadas en Andalucía.
Los andaluces sólo han tenido que elegir una vez entre Juanma Moreno y Juan Espadas. Fue en 2022 con una mayoría aplastante a favor del PP frente a un PSOE en pleno proceso de renovación. De ahí que el secretario general del PSOE-A reivindique su derecho a una segunda oportunidad en 2026. Y de ahí que el PP vea casi asegurada su nueva mayoría absoluta dado que el cartel de Juanma Moreno supone un plus respecto a la marca PP en Andalucía.
Realmente, sólo han pasado dos años y medio desde las elecciones primarias que situaron a Juan Espadas como secretario general del PSOE Andaluz. Un plazo reducido aunque con cuatro procesos electorales en el que se han consolidado determinadas tendencias. La primera, la resistencia de los dos grandes partidos . Entre PSOE y PP suman por encima del 70% de los votos en casi todos los procesos. El PP absorbió por completo a Ciudadanos mientras que los socialistas se están de forma progresiva haciendo con buena parte de los votos a su izquierda ante su continua crisis que le ha llevado a tener su peor resultado en estas elecciones. Ambos han aportado a sus direcciones nacionales exactamente el mismo porcentaje de votos que les corresponde por población: en torno a un 18%. En segundo lugar, el liderazgo más que consolidado de la marca del PP, distanciada además en el caso andaluz de otras formaciones con una base electoral más ensanchada. Y, por último, la resistencia de Vox, a la derecha de los populares, pero con un espacio contenido y limitado, ahora algo fragmentado por la irrupción de Alvise.
El PSOE se dirime ahora, una vez finalizado el ciclo electoral entre dos opciones. La primera, la que defiende Juan Espadas, es mantener la actual dinámica hasta las elecciones de 2026 para completar el ciclo político que arrancó en 2022 con la expectativa de que políticas públicas como la sanidad puedan producir un desgaste suficiente para producir un vuelco. La otra opción es fijar ya una alternativa en el próximo congreso para definir un nuevo liderazgo para los comicios autonómicos. Esta posibilidad no tiene en estos momentos un aval oficial de Pedro Sánchez entre otros motivos porque la estructura local, provincial y regional andaluza está tan atomizada que sería abrir una caja de pandora de imprevisibles consecuencias en los próximos años.
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