Manos andaluzas para recomponer los estragos del huracán Milton

Lo conforman cinco voluntarios —dos sevillanos, un cordobés, un malagueño y un gaditano con vínculos con Italia—, entre técnicos en Emergencias Sanitarias y técnicos en Emergencias y Protección Civil. Algunos de ellos, alumnos de la Escuela SAMU, están a punto de enfrentarse a su primera misión. Internacional, para colmo.

El peso de la responsabilidad no se siente aún con toda su carga porque los chavales han estado inmersos en los últimos preparativos antes de dirigirse a la zona cero. Mientras unos repostaban —hasta 400 litros—, otros cargaban alimentos, enseres personales y materiales de trabajo y donaciones en su puesto de mando, donde hay desde estaciones de trabajo en torno a un monitor hasta un generador de energía, pasando por un microondas y una nevera.

«Estaremos varios días sin capacidad de abastecimiento de combustible o comida, y no podemos llegar siendo una carga para la población local», explicaba ayer desde Brunswick (Georgia) Juan González de la Escalada, vicepresidente de SAMU y profesional al frente del operativo, que incluye también a tres técnicos latinoamericanos del SAMU First Response —la extensión de la Corporación en EE.UU.— y a personal de la organización Project Hope.

El equipo permanecerá allí como mínimo hasta el día 17 o 18, aunque esperan que sea el primero de varios. «Nuestra esperanza es conseguir fondos para poder mandar un relevo», recalcaba de la Escalada, consciente de todo el trabajo que queda por hacer.

«Esperamos encontrar un montón de árboles caídos y zonas con el acceso inhabilitado, al igual que nos pasó con Filomena en Madrid o con la ciclogénesis de hace un año en Sevilla, cuando tuvimos que estar talando árboles durante varios días», recordaba. Van equipados con tres sierras de corte eléctricas y todo tipo de material de poda.

El huracán ha pasado, pero el peligro siempre está ahí. En un árbol que han de talar o en el rescate de una persona. Bien porque se encuentra indefensa en el agua o porque está encima de un tejado y es incapaz de bajar de él.

«Tenemos un gabinete en España que va monitorizando la situación y nos indica cómo se encuentran las zonas a las que nos dirijimos, pues se están generando otros pequeños tornados», aclaraba el coordinador, poniendo sobre la mesa informaciones de ciudades anegadas a más de un metro, «incluso dos y medio». Para ello, cuentan con una zodiac de salvamento.

«Además, nuestro equipo de Washington está especializado en la atención social, por lo que podemos ofrecer un ramillete muy multidisciplinar», concluía orgulloso.

Respecto a la vertiginosa capacidad de reacción, ésta ha sido una confluencia de varios factores. El primero, un vuelo programado a Estados Unidos antes de que Milton fuese una realidad. El segundo, que el equipo americano de SAMU acababa de ser formado en catástrofes al ser ésta era época de tornados. El tercero, la diferencia horaria, que ha jugado a favor. Sólo faltaba reunir a los voluntarios andaluces que, a la vista de los hechos, no postergaron mucho la decisión de ayudar a los demás.