El Tivoli World, en su primer verano cerrado: el fin de la alegría en la Costa del Sol
ABC reúne a trabajadores del primer parque de atracciones que abrió en Andalucía pero el conflicto por la propiedad y las deudas mantienen sin abrir
Era verano, hacía calor y el Tivoli World de Benalmádena se vio desbordado como nunca. «Aquella noche de 1982 unas 25.000 personas esperaban a Miguel Ríos», rememora Francisco Sánchez , electricista desde 1979 en el primer parque de atracciones de Andalucía, ... abierto en 1972.
«La gente saltaba los muros en masa para meterse en el teatro», recuerda Juan Ramón Delgado, dedicado al mantenimiento desde 1977. «Nos quedamos sin pan en todo el parque. Hubo que salir a buscar una panadería para poder reponer antes del concierto», señala Félix Recio, propietario de varios restaurantes desde 1979.
«Ni pan ni nada. Nos quedamos todos sin género», apostilla Ana María Gámez, también hostelera desde ese mismo año. «Tenía el tiovivo junto al muro del teatro. La gente se me subía en los barrotes. Yo sólo tenía 14 años y no sabía cómo bajarlos de allí. Querían ver a Miguel Ríos », recuerda Julio Cuervas, que comenzaba a trabajar en las atracciones con su padre.
Era la época dorada del Tivoli , aquella en las que cerraba sus noches con fuegos artificiales. Sus calles se llenaban de miles de niños cargados de ilusión. Una alegría perdida por su clausura. Este es el primer verano desde su inauguración en que sus las atracciones están completamente paradas.
El último informe presentado por el administrador concursal en el Juzgado de lo Mercantil 1 de Málaga revelaba que Tivoli World sacó el pasado verano lo necesario para pagar el gasto corriente. «Es rentable», es rentable, señala Lola Villalba, de Comisiones Obreras.
Sin embargo, la última decisión del juzgado y el administrador concursal ha sido dejarlo cerrado este año . Lo pone todo en manos de Tremón , que es la propietaria según las últimas sentencias judiciales. Ahí está el problema. La compañía debería asumir la deuda de 11,5 millones para ponerlo en marcha si recibe las llaves del parque.
Eso se antoja complicado. El Grupo Inmobiliario Tremón solicitó en 2008 al Juzgado Mercantil 2 de Madrid la declaración de insolvencia con un pasivo exigible de 935 millones de euros. En 2012 logró firmar un convenio de acreedores.
En marzo se filtró que ese acuerdo incluye una quita del 99%. La situación financiera no es la más óptima como para afrontar la apertura de un parque de atracciones con una deuda de 11,5 millones, nueve de ellos con Hacienda y la Seguridad Social . Cifra a la que habría que añadir los gastos de explotación. Y así, el parque se muere con casi un centenar de trabajadores en ERTE (37 de ellos fijos).
Este es el primer verano desde 1972 que los niños no se suben a sus atracciones. Con la sombra de los buitres acechando, el Ayuntamiento de Benalmádena, la Diputación de Málaga y la Junta de Andalucía se reunieron el viernes 9 de julio en el juzgado con la magistrada, el administrador concursal, la empresa propietaria, los sindicatos y un emisario de Rafael Gómez 'Sandokán' , el gestor en los últimos 15 años y al que los trabajadores culpan de esta mala situación.
«Hay que abrir el parque, aunque sea en agosto o hasta Navidad», señala Francisco Sánchez . Al que contesta Juan Ramón Delgado, que es también presidente del comité de empresa , que los trabajadores han comunicado al juzgado que en 20 días preparan el Tivoli y se puede hacer una apertura en agosto. «Quizás no con todas las atracciones ni todos los restaurantes, pero podemos estar abiertos», afirma Delgado.
La decisión la debe tomar Tremón que, según los sindicatos, se comprometió a negociar con la Seguridad Social y Hacienda la deuda antes de recibir las llaves y tener que asumirla.
«Cuando compró 'Sandokán' el Tivoli hubo que aceptar sus condiciones»
Julio Cuervas
Propietario de atracciones
Es un último intento por no morir. El parque ha pasado de tener 12.000 personas en sus calles a ser un fantasma que trata de no olvidar el esfuerzo de familias como la de Lina de los Ríos. Sus padres trabajaron en el Tivoli, al igual que ella y sus hijos .
Lina es taquillera y lleva como empleada desde 1983 . «Cuando mis hijos trabajaron en el Tivoli me recordaban cuando los traía siendo niños y ellos le daban al botón de las atracciones para ponerlas en marcha», recuerda esta mujer con orgullo. El parque es una parte importante de su vida, pero ahora agoniza.
Al igual que Lina, Julio Cuervas también ha crecido en el parque . «Iba a comer siempre a nuestro restaurante», dice Ana María Gámez. Lina y Julio tenían el pase de temporada, pero saltaban el muro con sus amigos del colegio para colarse.
«Era por solidaridad», recuerda Julio Cuervas, que tiene 51 años y ha estado en el Tivoli desde los cinco. Su padre, Bernabé Cuervas, fue el que instaló las atracciones por primera vez . Fue el propietario de todos los 'cacharritos' hasta la llegada de 'Sandokán'. «Nos compró por cojones. O aceptábamos vender o nos cerraba el espacio y no podíamos trabajar», asevera Julio Cuervas.
«Hay que abrir el parque: sea sólo en el mes de agosto o hasta la Navidad»
Francisco Sánchez
Electricista
Félix y Ana María también entraron como propietarios de restaurantes con sólo 22 años, pero acabaron dentro de la plantilla. «Llegamos con una mano delante y otra detrás. Todo lo que tenemos ha salido de aquí», señala la hostelera, quien se recuerda embarazada de su segunda hija friendo patatas en la plaza de Andalucía.
«Una de mis hijas sigue trabajando en el parque», lamenta ante la situación. «Mi marido se jubiló cuando empezó todo esto. Yo me jubilo en agosto y me hubiera gustado hacerlo con el parque abierto», señala Gámez.
Deudas y sin inversiones
Las deudas, el frenazo en las inversiones y los métodos de gestión han ido medrando durante los último 15 años en este mundo de los sueños diseñado por Ben Olsen. «Ya no hay alegría», lamenta Juan Ramón Delgado. «Con el teatro había 12.00 personas en el parque. Sin esas actuaciones no se sostiene», añade Félix Recio.
El reclamo eran las primeras figuras como Boney M, Montserrat Caballé, Julio Iglesias, El Fary, Lola Flores, Miguel Bosé, Alaska o Rocío Jurado , que una noche de actuación no quedó contenta con el sonido de su banda. «No paró de repetir una canción hasta que amaneció», asegura Francisco Sánchez, que tuvo que estar hasta que la cantante dio su visto bueno a la música.
«Toda la noche esperando para apagar la luz. Esto era así. No había horarios. Otra vez estaba cenando con mi familia y me tuve que venir porque a Isabel Pantoja le daba calambre el micrófono y no podía cantar», señala el técnico.
«Mis hijos también han trabajado en Tivoli; aquí los traía desde pequeños»
Lina de los Ríos
Taquillera
Todos se sorprendieron por el poder de convocatoria de 'La Orquesta Mondragón'. «En el Tivoli no los conocía nadie y llenaron el parque con la gente saltando el muro para verlos», recuerda Juan Ramón Delgado. La Vuelta a España de 1985 llegó cinco años antes que J osé Luis Guzmán, encargado de relaciones públicas y de la gestión del teatro.
Hasta la llegada de ´Sandokán' siguieron pasando artistas como Sergio Dalma o Alejandro Sanz , al que cuenta que dos hermanos fueron a verlo al teatro y le pidieron hablar con el artista porque su hermana estaba ingresada en el Hospital Marítimo de Torremolinos con anorexia.
«Buscando al 'road manager', me encontré a Alejandro Sanz y se lo conté. Me pidió un coche entre las dos funciones de ese día para ir a ver a la chica. Fue al hospital y le dijo que él ya había ido a verla y ahora le tenía que devolver la visita », relata Guzmán, quien recuerda a la chica sentada en primera fila cuando el artista volvió al Tivoli. «Pesaba diez kilos más», rememora el relaciones públicas.
«Me gusta creer que el Tivoli y su magia han servido hasta para salvar vidas»
José Luis Guzmán
Relaciones públicas
Algo parecido pasó con Sergio Dalma , cuando un hombre se presentó vestido de esmoquin en una de sus funciones. El cantante lo recibió. Le dijo que su novia era fan y que estaba en coma después de un accidente . El hombre quería hacerse una foto para ver si reaccionaba. Se sacaron la imagen y se la llevó al hospital. «Llamó al tiempo para decir que había reaccionado», señala Guzmán, quien dice que le gusta creer que en el Tivoli «se han salvado esas dos vidas». Es la magia de un lugar que no quiere morir abandonado.
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