La mujer mutilada y decapitada de Marbella por su expareja encuentra justicia: 19 años y medio de prisión a su asesino

Ambos subieron en la furgoneta de alquiler Peugeot Boxer y, sobre las 12.30 horas Leonel vio a Natalia cuando esta estaba llegando al centro de culto en una rotonda junto al Hospital Quirón. Allí entablaron una «conversación amistosa» y ella accedió a acompañarle a la playa. No sabía el final que le esperaba: asesinada, decapitada, mutilada, abierta en canal y arrojada al mar desnuda.

El amigo de Leonel los dejo en el aparcamiento de la Urbanización Lunamar, dirigiéndose Leonel y Natalia hasta la playa de los Reales de Zaragoza. En las dunas mantuvieron relaciones sexuales consentidas, tras las cuales Leonel, con ánimo de acabar con la vida de Natalia, de forma sorpresiva y encontrándose ésta de espaldas, la agarró por el cuello y sin posibilidad de que se defendiera logró asfixiarla provocándole la muerte.

A continuación la decapitó con un cúter de obra y le cortó las manos, arrojando éstas y la cabeza al mar. Después hizo lo mismo con el resto del cuerpo al que previamente hizo una incisión en el abdomen para conseguir que se hundiera en el agua.

No fue así. El temporal de ese día hizo que el cuerpo navegara entre las olas unos kilómetros y fuera a varar en las rocas junto al Club 200 de Marbella. Allí unos amigos que tomaban una cerveza lo vieron y avisaron a la Policía. Las manos fueron halladas días después unos kilómetros más hacia Levante en una playa de Mijas, mientras que la cabeza no ha sido recuperada.

El acusado sabía que el día 8 de enero de 2023 estaba aún vigente una pena de prohibición de comunicarse con Natalia y aproximarse a ella, su domicilio o lugar de trabajo, impuesta en sentencia de 21 de diciembre de 2022 por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 de Marbella. Había sido condenado por romper la nariz a Natalia.

La sentencia condenatoria explica que Leonel actuó con «expreso desprecio al sexo femenino de la víctima», pues el mismo no solo le ocultó que estaba casado sino que además le agredió en otras ocasiones motivando denuncias y procedimientos penales. El condenado no toleró que la mujer lo denunciara y la controlaba mediante múltiples de llamadas telefónicas (unas 20 llamadas días antes de los hechos).

Leonel era posesivo y quería hacer ver «su creída superioridad» sobre Natalia, hasta el punto de que se creyó con poder para disponer de su cuerpo con las relaciones sexuales consentidas y a continuación de su vida. «Acabó poniendo de manifiesto ese sentido de la dominación y desprecio hacia la mujer, incluso después de la muerte de Natalia al quitarle la ropa y cortarle la cabeza y las manos, incluso rajándole el abdomen como si de una cosa se tratara«, añade la sentencia de la Audiencia de Málaga.

El acusado, estando detenido en la comisaria por el quebrantamiento del alejamiento, de forma espontánea reconoció haber tenido intervención en la desaparición de Natalia, además accedió a una reconstrucción de los hechos, relatando lo sucedido. La confesión también la hizo en el juicio.

Por todo esto, se condena a Leonel como autor responsable de un delito de asesinato consumado, concurriendo la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante analógica de confesión a la pena de 19 años de prisión. Además, por un delito de quebrantamiento de condena se le imponen seis meses más.

Del mismo modo, Leonel tendrá que pagar a los hijos de Natalia 100.000 euros a cada uno de ellos de indemnización. Sumará también 15.662,25 euros a un hermano y otros 20.883 euros al otro.