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Televisión

La María Teresa Campos más malagueña: política, cofrade y veraneante

La presentadora dejó de recalar en Málaga cuando el deterioro de su salud se lo impidió

María Teresa Campos viendo la Semana Santa de Málaga Archivo

J.J. Madueño

Málaga

María Teresa Campos siempre fue una malagueña ilustre. La periodista nunca ocultó el amor por la ciudad que la vio nacer. Siempre estuvo cerca del Señor Cautivo de la Trinidad, defendió los veranos en las playas de una Málaga que hasta la vio como política en una elecciones por la libertad tras el franquismo. Eso fue antes de ser la conocida presentadora de televisión. Ella es parte de una Málaga en la que hizo las maletas para ser historia de la pequeña pantalla. En Madrid se apagó su luz. Su familia viajó desde la Costa del Sol, pese a la inclemencias del tiempo, dejando en la Estación María Zambrano una parte imborrable de 'La Campos'.

A un malagueño se le reconoce bien en Lunes Santo. Los ojos se iluminan cuando la túnica blanca del Cautivo pasa con su balanceo sinuoso. María Teresa Campos, desde su balcón en calle Larios, no se perdía ese momento. Nunca dejaba de ver a Cristo sobre su trono de claveles rojos. Caminando por Málaga entre la devoción de una ciudad que sale a recibirlo con pasión. La Semana Santa era una de sus citas obligadas. La periodista nunca falló al paso de la cofradías mientras su salud se lo permitió.

El primer aviso de su deterioro en la salud lo dio su ausencia en la pasada Semana Santa. A María Teresa no se le vio en el balcón, asomada viendo los desfiles de las cofradías, aplaudiendo a las bandas o la declamación del soneto del Nazareno del Paso, antes de la Esperanza. Ese fue el aviso de que las cosas no iban bien. Los medios publicaron que su deterioro cognitivo hizo que se quedara en la capital de España.

La mala salud la confirmó otra ausencia. El verano no fue andaluz, no fue malagueño. No lució bañador. No se le vio en barco, ni en la playa. María Teresa Campos volvió a romper la costumbre. Esa misma que le hizo llegar a orillas del Mediterráneo cada vez que cogía vacaciones de sus programas televisivos en Madrid. Tiempo en los que paseo amores, como el de Edmundo 'Bigote' Arrocet con los 'looks' más veraniegos.

Ella era de Málaga, a la que defendió y representó incluso antes de ser la famosa presentadora por la que será recordada. En 1977, una joven Campos se enroló en política. Fue la tercera de las listas por Málaga de Reforma Social Española (RSE) en las primeras elecciones de la democracia tras la muerte de Franco. Fue un pasaje fugaz apoyando al abogado y periodista Manuel Cantarero del Castillo.

Ya por aquel entonces, Mary Tere Campos era conocida en Málaga. Ella fue un reclamo por su popularidad en la principal emisora de Málaga. Al paso por la política ayudó su amistad con José Antonio Bustos, que acabó siendo concejal de Hacienda en el Ayuntamiento de la capital.

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