Julián Muñoz, una vida en el banquillo de los acusados

Julián Muñoz fue condenado por la macrocausa de corrupción destapa con la operación 'Malaya'. Fue detenido en julio de 2006. Ya durante el tiempo de prisión preventiva, Muñoz fue condenado en varios casos por cohecho, malversación de fondos públicos y por prevaricación urbanística. Como alcalde era el máximo responsable de la concesión de licencias ilegales Grupo Independiente Liberal (GIL).

Por estas penas cumplió y salió libertad bajo fianza por 'Malaya'. Ya había pasado dos años y medio en la cárcel, pero tenía que seguir acudiendo al banquillo de los acusados. En 2013 fue condenado a siete años y medio de cárcel y 10 años de inhabilitación. Además, la Audiencia Provincial de Málaga le impuso dos años de cárcel y 16 de inhabilitación por delitos de fraude y prevaricación por 'Malaya'.

La corrupción de Marbella era tan prolija que la juez que recibió la causa en instrucción comenzó a hacer piezas separadas. Separó convenios y comenzó a abrir decenas de procesos contra los principales encausados. Tras cumplir el máximo tiempo que podían pasar en prisión, la causas han seguido durante años hasta este mismo 2024.

El 6 de mayo de 2016 Julián Muñoz abandonó definitivamente la prisión para cumplir su tercer grado en el Centro de Inserción Social de Algeciras. Y después de eso no se olvidó del juzgado ni de los abogados. Aquella separación de causas por los convenios urbanísticos fueron un pegamento al banquillo de los acusados. Durante años estuvo yendo a juicio inocuos.

Pasó las dos últimas décadas de su vida sentado en el banquillo de los acusado sin la posibilidad de entrar en prisión. Muchas veces iba y salía absuelto, otras se conformaba con un tiempo de prisión que no iba a cumplir y otras con una inhabilitación estando ya jubilado. Las peores veces la causa era aplazada, lo que alargaba esta agonía judicial.

Muñoz no podía volver a entrar en prisión por estas causas, ya que había cumplido su condena por toda la corrupción de Marbella, ciudad que dejó de gobernar por una moción de censura. No fue el último alcalde antes de ser intervenido el Ayuntamiento y disuelto el pleno por una guerra interna en el propio GIL que dejó a Marisol Yagüe de alcaldesa.

Ya como jubilado la inhabilitaciones no le afectaba y el patrimonio estaba a buen recaudo. Sin embargo, hasta que la enfermedad lo permitió, tuvo que ponerse la chaqueta, agarrar a la carpeta de papeles y ajustar bien el cinturón para plantarse en la Ciudad de la Justicia, donde cada vez se le veía mas demacrado, para cumplir esa otra condena, la del banquillo, que para Muñoz lo acompañó hasta la muerte.