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Naturaleza

Los flamencos se sacan el pasaporte en Fuente de Piedra para alzar el vuelo en septiembre

Más de 400 voluntarios han colaborado este sábado en el anillamiento de crías en el humedal malagueño tras dos años de parón por la pandemia y la sequía

En imágenes, el anillamiento de flamencos en la Laguna de Fuente de Piedra de Málaga

Voluntarios pesan a un ejemplar de flamenco rosa este sábado en la Laguna de Fuente de Piedra Francis Silva

Pablo Marinetto

Fuente de Piedra (Málaga)

Primero la pandemia y después, la sequía. Han tenido que pasar dos años y contar con el favor de la naturaleza para que la Laguna de Fuente de Piedra vuelva a vivir la madrugada más especial del año: el anillamiento de las crías de flamenco rosa que en poco más de un mes alzarán el vuelo por primera vez para iniciar sus travesías migratorias. Un viaje que les llevará a miles de kilómetros de distancia, pero con Málaga como lugar de nacimiento en sus «pasaportes».

No se atisbaban aún la primeras luces de la mañana sobre la vega antequerana cuando los más de 400 voluntarios que han participado arrancaban una jornada tan frenética, como especial. Por el entorno de esta Reserva Natural, la laguna más extensa de toda Andalucía (más de 1.400 hectáreas), y por el privilegio de ver, tocar y hasta sentir el latido del corazón de estas aves que conforme crezcan tornarán en rosa su plumaje para protagonizar una de las estampas más bucólicas que se pueden ver en los cielos andaluces.

El contacto con estos pollos nacidos a comienzos del verano ha sido lo más gratificante de la experiencia para Yaiza Romero, de 23 años. Esta joven del municipio malagueño de El Burgo ha participado por primera vez junto a una amiga en este marcaje de las crías, que permite realizar el seguimiento individual de las aves sin tener que capturarlas y estudiar diferentes aspectos de la biología de la especie. Entre ellos, la dispersión de la población, su presencia en las distintas zonas húmedas del Mediterráneo y África noroccidental, su comportamiento a la hora de reproducirse o su supervivencia.

Los pollos reunidos en el corral F. Silva

Romero explica a ABC que se siente afortunada por haber logrado en su debut conseguir un puesto en el grupo de portadores, los encargados de trasladar a los pollos desde el corral hasta los puestos para el anillamiento y el marcaje de los animales. Una tarea que es el remate a varias horas recorriendo a oscuras el humedal para conseguir cercar a los pollos. De norte a sur y de este a oeste, separándolos de los ejemplares adultos, que se lanzan al vuelo ante el avance de los voluntarios.

«Si puedo, repetiré; ha sido muy bonito colaborar y vivirlo», asegura esta joven recién graduada en Biología sin poder contener una sonrisa de oreja a oreja por la oportunidad que supone también a nivel profesional.

No pasaban aún las siete de la mañana cuando arrancaba la tarea principal de la jornada: identificar con dos anillas, una de metal en la tibia derecha y otra de plástico en la izquierda, a más de 600 pollos del total de 3.764 que han nacido esta temporada en el humedal. Todo un éxito si se tiene en cuenta que en el mes de febrero, la lámina de agua apenas superaba los seis centímetros en algunas zonas a consecuencia de la sequía. Situación que dio un vuelco gracias a las lluvias del mes de marzo, permitiendo a la Reserva registrar más de 8.700 parejas y multiplicar por siete su volumen de agua, fundamental para que las aves se sientan protegidas de los depredadores y formen colonia.

Los voluntarios devuelven a las aves a la laguna con mimo para evitar que sufran daños F. Silva

A pesar del madrugón y el cansancio nadie ha estado de brazos cruzados. A los portadores se sumaban otros cientos de voluntarios -médicos, biólogos, investigadores, personal de la administración o simples amantes de la naturaleza- encargados de medir las alas, el pico y el tarso de los ejemplares, pesarlos, tomar muestras de sangre y del plumaje y volverlos a poner en libertad. Probablemente el momento que más miradas ha acaparado en una mañana en la que el cielo encapotado y una brisa que embriagaba con el olor a sal de la laguna, han mantenido a raya al calor.

El ajetreo ha contrastado con la templanza y delicadeza de quienes soltaban a los animales para que regresaran al humedal. «Para soltarlos es fundamental cogerlos sujetando tanto las alas como las patas y posarlos en el suelo mirando hacia ti», explica a este periódico José Salas, «así evitas que tengan el impulso de echar a correr y se puedan tropezar y hacerse daño».

Los ejemplares que no se marcan han sido devueltos al final de la jornada F. Silva

Este trabajador de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía (Amaya) es un veterano en esta cita, que se lleva celebrando desde 1986. Salas acudió por primera vez en 1991 y este sábado, tres décadas después, ha compartido la mañana con buena parte de su familia, como su sobrina Belén, que echaba una mano en un pequeño puesto improvisado que hacía las veces de hospital para atender a las pocas crías que presentaban alguna herida o estaban más débiles por la caminata hasta el corral, tal y como explica Isabel Molina, de la Red de Centros de Recuperación.

Con este son 27 los anillamientos que se han llevado a cabo en la Reserva Natural, marcándose cerca de 20.000 pollos, avanza el director general de Medio Natural, Biodiversidad y Espacios Protegidos, Giuseppe Aloisio. El 80% de los flamencos que han nidificado este año nacieron en esta misma laguna malagueña, mientras que el 16% corresponde a la colonia francesa de la Camarga y el resto procede de otras colonias del Mediterráneo.

Más allá del interés y su relevancia en términos científicos, el acontecimiento se ha consolidado como una de las citas más destacadas en el calendario de Fuente de Piedra, ubicado a orillas del humedal. Hasta un centenar de vecinos han participado en la actividad, según indica su alcalde, Siro Pachón, para el que el evento es toda una fiesta en el municipio, que organiza una verbena la noche anterior y cede parte de sus instalaciones para colaborar en la organización. «Entrar en la laguna, pisarla y estar tan cerca de los flamencos es algo único».

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