Caso Koldo
El número dos del delegado del Gobierno señalado por Aldama dice que hacía informes de infraestructuras en Andalucía
Antonio Fernández, que fuera mano derecha de Pedro Fernández, ha comparecido en la comisión del Senado sin responder a gran parte de las preguntas sobre su relación con Koldo

Cuando Pedro Fernández llegó a la Delegación de Gobierno, llevó a Antonio 'Toño' Fernández, un viejo conocido de Baza, el municipio del que el delegado fue concejal y alcalde. Lo nombró coordinador de la Delegación y a todos los efectos se convirtió en la mano derecha del principal representante del Gobierno de España en Andalucía. Este jueves ha tenido que declarar en las comisión del Senado sobre el caso Koldo. No ha contestado a casi nada de aquello que está bajo investigación, pero sí definió su papel durante los 18 meses que estuvo trabajando en la Delegación del Gobierno.
A preguntas de los senadores ha asegurado que no era coordinador de la Delegación, que ese puesto no existe y que esas no eran sus funciones. Ante sus señorías, Antonio Fernández ha explicado que fue «coordinador del gabinete técnico para asesorar muy especialmente en el tema de las infraestructuras«. »Mi función se limitaba a ese tema y a algunas cosas más«, ha remarcado.
Antonio Fernández, que no está investigado dentro de la trama, ha explicado que su función era «asesorar con el tema de infraestructuras» y que se remitía a hacer informes. «Era un gabinete técnico. Entré por la preparación técnica» ha señalado, antes de reconocer que fue el delegado del Gobierno quien lo nombró «directamente». «Por capacitación técnica y conocimiento», ha apuntado antes de reconocer que era un puesto de «libre designación». Un puesto político otorgado a dedo.
Los senadores no se explicaban por qué el delegado Pedro Fernández había nombrado a alguien para esas funciones. «Las competencias están en la Junta», se le espetó por parte de los miembros de la comisión, algo a lo que contestó que «la Delegación informa de necesidades y carencias de infraestructuras y que »eso preparaba«. «Una competencia mas de la Junta, ayuntamientos y diferentes organismos», ha llegado a reconocer.
Y fue esa su poca colaboración. No quiso explicar su relación con Koldo García, eje sobre el que supuestamente gira toda la trama. No quiso hablar de los mensajes de su hermano a Koldo y de las respuesta que el exasaesor del ministro Ábalos le dio al propio Toño.
Tampoco sobre algunas concesiones hechas a Obras Públicas y Regadíos, la empresas donde trabaja, ni si los baremos se manipularon para que fuera agraciada. Cuestionó las sospechas sobre la UTE con Áridos Anfersa, pero quiso explicar si estuvo reunido con José Luis Ábalos, que dijo que no conocía, y con Koldo en diferentes momentos. Tampoco sobre la contratación de la esposa de Koldo en Áridos Anfersa ni por qué desde ese momento, presuntamente, la empresa subió su facturación en obra pública un 466%.
Ni siquiera definió su relación con el comandante Rubén Villalba, detenido dentro de la investigación, y al que mandó un mensaje diez días antes de incorporarse a la Delegación del Gobierno para decirle cuál era su nuevo puesto y que ahora les pagaba el mismo jefe. Guardó silencio y se mostró como un mero técnico, pese a que fue enchufado para hacer informes de infraestructuras. Precisamente con lo que la UCO de la Guardia Civil investiga si la trama cobró comisiones, como ya narró Víctor de Aldama. Al que Toño dijo que no conocía, pese a que Aldama lo señaló.
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