8 de Marzo - Día de la Mujer
Un 'ángel' que rompe barreras entre bomberos
María García es bombera del Consorcio Provincial de Málaga desde 2006, ha pasado por dos parques y ha estado desde terremotos a la guerra de Ucrania en misión internacional
![María García con el petate hecho para salir de misión](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/07/maria-garcia-bombera-RCqvrv9aQjEr2r59P8nm3oN-1200x840@diario_abc.jpg)
Cuando María García llegó al avión tras varios días de rescates en Turquía, en el aeropuerto la llamaban 'melek'. Ella insistía en que su nombre era María, pero asumió que aquella gente lo decía así. Sin embargo, la realidad se la descubrió un señor ... ya dentro del avión. Lo que realmente le decían era «ángel». Su rostro había sido televisado en el último intento de rescate de varias personas con vida en un edificio, cuando casi no había esperanza. La gente la reconoció y le puso ese apodo. Lo narra mientras se sonroja. «Me da mucha vergüenza esta historia. Te toca el corazón que te traten así», reconoce esta mujer, miembro del Consorcio de Bomberos de Málaga desde 2006, cuando con 27 años tuvo su primer destino en el Parque de Ronda.
Desde entonces rompe barreras en una profesión donde los hombres son mayoría, pero cada vez más las mujeres se abren paso. «En mi parque ya somos cuatro», afirma María, quien explica que en su turno de Coín son una familia y que siente el respeto de sus compañeros de su profesión. «Ahora me valoran por mis cualidades, pero no siempre fue así», asevera esta bombera de Málaga.
María recuerda cuando era más joven y comenzó a vestir el uniforme de bombero. «Ese paternalismo, el tutelar lo que haces, el explicar todo solo por ser mujer, aunque hayas estudiado lo mismo. Eso costó quitarlo. Hasta que te ven como un igual», recuerda esta bombera experta en montaña, que es la que entra por ser menos corpulenta entre los hierros de los coches para sacar los cuerpos atrapados, al igual que es una de las primeras en participar en los rescates en altura por su preparación como montañera, escaladora o espeleóloga.
«Ya voy a hacer 13 años en Coín, ya nadie me mira diferente por ser mujer. Sin embargo, cuando empecé a trabajar de bombera ni siquiera nos dejaban ir dos mujeres en el mismo camión a un servicio», añade esta experimentada bombera, que recuerda como hace años se sentía «cascarilla» cuando tocaba hacer una intervención. Los hombres siembre eran los dominantes en el grupo.
En aquel tiempo eran los primeros años en los que las mujeres tuvieron baremos diferentes para poder ser bomberos y, en muchos compañeros, había la duda de si podían hacer el mismo trabajo. «La oposición es una criba. Un bombero no son solo las pruebas físicas, sino lo resolutiva que sea la persona para desenvolverse en situaciones complicadas. Eso no te lo da ser hombre o mujer», explica María García, que reconoce que hacen falta muchos pasos para que haya una igualdad real. «En otros lugares hay cupos, no sé. Cada vez hay más mujeres, pero cuando llegas a un destino es verdad que te miran a ver qué haces», añade.
«Al final, los que haces es exigirte más. En esas situaciones sabes que no puedes tener un resbalón, que cualquier fallo lo van a achacar a que eres mujer. El mismo error lo tiene un hombre y no pasa nada, pero tu eres mujer. Pasas un tiempo que tienes que demostrar más que nadie, hasta que ven que eres una mas. Para mí el turno B de Coín es una familia», asevera esta bombera experimentada con 17 de años de uniforme.
Ella se ha ganado el respeto de todos a pulso. No sólo por su participación en rescates como el Julen en la sierra de Totalán o por estar al pie del cañón en los grandes incendios de Sierra Bermeja. A todo lo que hace desde su parque de bomberos en Coín suma su amplia experiencia internacional como asociada de Bomberos sin Fronteras en varias misiones.
![Imagen principal - María está asociada a Bomberos sin Fronteras, organización con la que ha estado en Nepal (foto 1 con el grupo), Líbano, Turquía, el volcán de La Palma (fotos 2 y 3) o el terremoto de Marruecos.](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/07/maria-centro-rescates-U35413803800pNo-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - María está asociada a Bomberos sin Fronteras, organización con la que ha estado en Nepal (foto 1 con el grupo), Líbano, Turquía, el volcán de La Palma (fotos 2 y 3) o el terremoto de Marruecos.](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/07/maria-lava-volcan-U15025736884UdB-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - María está asociada a Bomberos sin Fronteras, organización con la que ha estado en Nepal (foto 1 con el grupo), Líbano, Turquía, el volcán de La Palma (fotos 2 y 3) o el terremoto de Marruecos.](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/07/maria-volcan-palma-U45625053014ntr-278x329@diario_abc.jpg)
Su primera misión internacional fue Nepal en 2015, se dedicaron a rescatar personas de un terrible terremoto, pero se dieron cuenta de una realidad atroz, como era el comercio de niños. «La frontera era permeable con India y las mafias aprovechaban eso para llevarse a los niños huérfanos para venderlos en prostitución, comercio de órganos y demás», recuerda María García.
Al poco tiempo de volver se enroló en un proyecto de Bomberos sin Fronteras para combatir esa realidad. «Regresamos para hacer escuelas, orfanatos... Lugares donde esos niños tuvieran comida y un censo o un responsable que impidiera ese comercio impune», añade.
De ahí saltó a varias misiones más, como cuando estuvo en Líbano dando formaciones a cuerpos de bomberos recién creados o cuando se marchó a La Palma para ayudar a los desplazados por la erupción del volcán. No hay fronteras para esta bombera que fue a Ucrania cuando estalló la guerra para ayudar a los refugiados que salían del país sin nada huyendo de los bombardeos rusos.
En Turquía estuvo de subjefa del grupo de rescate, donde salvaron la vida de dos niñas, la madre éstas, otra mujer y un pequeño de once años. Todavía le recuerdan con sus ojeras, exhausta por el esfuerzo, entrando y saliendo de los túneles entre los escombros para buscar vida donde la naturaleza sembró muerte. «Como madre lo peor es los niños. En esa intervenciones es donde peor lo pasas. Llegas a casa y solo quieres abrazarlos y besarlos», recuerda María, mientras narra que su última intervención fue en Marruecos, donde no había posibilidad de vida entre los escombros.
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