GENTE
La vida de Sergio Scariolo en Marbella: Familia, deporte y lucha contra el cáncer
El seleccionador de baloncesto, que acaba de ganar el oro europeo, es un marbellí enamorado del mar y del casco antiguo

La vida de Sergio Scariolo en Marbella no es la de una estrella internacional del baloncesto, sino la de un padre de familia que compagina sus deberes domésticos con su trabajo y sus aficiones. «Es una vida bastante normal» , explica el seleccionador, quien acaba de relatar como en apenas 70 metros la gente se ha volcado para darle muestras de cariño y la enhorabuena por el nuevo oro europeo que la selección de baloncesto, bajo su batuta, ha traído a España desde tierras francesas. Un recibimiento que tuvo como colofón el jueves pasado el homenaje que le rindió el Ayuntamiento de Marbella. En ese acto, expresó su felicidad «por volver a casa» y reconoció que no había salido mucho desde la vuelta del Eurobasket, ya que quería habituarse a la normalidad y a la tranquilidad del hogar.
Una vida tranquila es la tónica habitual y sólo se rompe cuando sale a cenar con los amigos o practicar deporte . «Cuando salen los niños a actividades deportivas nosotros también», explicó el seleccionador, que suele ir al gimnasio, jugar al pádel o disputar partidos de golf en algunos de los campos que ofrece la Costa del Sol. Unas aficiones que desarrolla cuando no está atendiendo los actos o diversos asuntos que requieren su imagen. «También me dedico a ver partidos de distinta naturaleza y competiciones», señala Scariolo, que no usa Marbella como un refugio, algo que sí hacen otros famosos deportistas, sino como la base permanente en la que ver crecer, junto a Blanca Ares, a sus hijos Alessandro y Carlota .
Empezó a vivir en la ciudad durante sus últimos años en Unicaja y se quedó para siempre, aunque el pasado fue el primer año que ha estado entero en Marbella . «Ha sido la primera vez que he pasado el año entero y lo he aprovechado». En otra época fijó su residencia en la localidad, pero sus compromisos con el Khimki en Moscú y el Olimpia de Milán le impidieron residir. «Siempre he mantenido mi base aquí. Tocaba irse y volver», remarcó.
Lo han definido como obseso del trabajo, pero lo cierto es que es el entrenador más laureado de la historia de la selección española de baloncesto . Pero como padre le toca quitarse todas las experiencias y esquemas del juego de la cabeza. Dice que sufre cuando va a ver a su hijo jugar con Unicaja . «Si el niño juega intento verlo, aunque me dé más sufrimiento que cualquier otro partido. El resto de encuentros es disfrute o trabajo, pero sus partidos tienen ese punto de sufrimiento», señala Scariolo, quien explica que no es un «padre-entrenador», sino que se mantiene al margen.
«Sólo intervengo si me lo pide, si me pregunta algún consejo». Pese a querer mantener la distancia «para no meter más presión al niño» de la que le pueda dar su apellido no se resiste a jugarse unos tiros con él . «Si hay algún día libre que lo veo practicar sólo le pregunto si quiere que hagamos media horita y siempre dice que sí», relata orgulloso.
Fuera de su labor de padre y de entrenador, le gusta salir a cenar con los amigos. «Pero no somos de salir después de cenar. Somos de pasear por el centro y disfrutar del casco histórico », señala antes de confesarse enamorado del mar. «Vamos al puerto cuando no hay mucha gente, porque me gusta el mar y el contacto visual me da mucho» , explica.
Entre las diversas ocupaciones de Sergio Scariolo en su vida está la lucha contra el cáncer. Bajo el paraguas de la Fundación Cesare Scariolo —nombre del padre del entrenador, al que se llevó la leucemia— ayuda a niños con enfermedades oncológicas . «Damos ayuda económica o psicológica, se organizan momentos de diversión dentro y fuera del hospital o tenemos pisos cerca del Hospital Materno Infantil, para que en los ciclos de quimioterapia los niños sólo tengan que hacer un mínimo desplazamiento y la familia pueda acudir rápidamente a su lado cuando están ingresados » , señaló Scariolo, quien asegura que los más esperado por los niños son los viajes que organizan, «cuando la caja lo permite», a lugares como Euro Disney o Port Aventura. Dice que le gusta el «estar directamente» en la fundación justo después de anunciar que está en negociaciones con el Ayuntamiento para que sufrague dos proyectos en Marbella.
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