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costa del sol

Un crimen con tintes mafiosos

La Policía investiga si la sucesión de ajustes de cuentas en la Costa del Sol obedece a una guerra entre bandas

Un crimen con tintes mafiosos efe

pablo d.a.lmoguera

El cuerpo de Gerard Kavanagh presentaba tantos impactos de bala que los forenses y los investigadores tenían serias dudas de cuáles eran orificios de salida o entrada. Delincuente irlandés con un amplio historial y vinculado al clan de Christopher Kinahan, «El Padrino», la tarde del sábado era acribillado a tiros en un pub de la urbanización Elviria de Marbella . Un asesinato cometido por profesionales que se producía a poca distancia de otra muerte violenta ocurrida días atrás y en la que otro individuo moría cosido a balazos en un bar de un centro comercial de Benahavís. Crímenes que se unen a las heridas por arma de fuego que sufrió poco antes Jamie Moore , un conocido boxeador británico relacionado con el «clan Kinahan», y que lleva a la Policía a barajar la hipótesis de que estamos asistiendo a una encarnizada lucha de bandas de crimen organizado que han elegido la Costa del Sol como «tablero» de su sangrienta partida.

Los agentes responsables de la investigación de la muerte de Kavanagh no quieren descartar de antemano ninguna hipótesis, pero trabajan con la certeza «absoluta» de que es un crimen con tintes mafiosos . Los dos individuos que acabaron con su vida vaciaron los cargadores de sus pistolas y huyeron en un coche que después fue encontrado ardiendo.

Las esperanzas policiales se centran en tratar de localizar alguna grabación de seguridad que hubiese captado el rostro de los asesinos, ya que durante su huida se quitaron los pasamontañas con los que irrumpieron en el local donde se produjo el crimen.

Se sabe que la hermana de Kavanagh se encontraba en la Costa del Sol, aunque no con certeza si ella es el motivo que lo trajo de regreso a la provincia malagueña; ya que en esta zona del litoral andaluz está asentado el «clan Kinahan» , el principal grupo mafioso irlandés y al que ha estado estrechamente vinculado.

El nombre del fallecido, de unos 45 años de edad, salía con cierta asiduidad en las escuchas telefónicas de la «operación Shovel» que llevó a la cárcel a Christopher Kinahan y sus hijos, que administraban su particular ley de forma contundente. Un caso que en los últimos tiempos se ha «desinflado» después de que la titular del juzgado de Estepona, que instruye la causa, haya retirado los cargos de tráfico de armas y drogas que pesaban contra el «El Padrino», que sigue procesado por blanqueo de capitales.

Y es que el amplio historial delictivo de Gerard Kavanagh se traduce en una amplia lista de enemigos en distintos ámbitos delictivos. «Se podría formar un equipo de fútbol con las personas que querían matarlo» , explican fuentes consultadas por este periódico, que añadieron que hace dos semanas, durante una visita a su madre en Dublín, ya intentaron acabar con su vida. «Se dice que se la jugó a unos rusos», aseguraron.

Fuentes de las autoridades irlandesas profundizaron en esta circunstancia y agregaron que la banda de este capo estaba en guerra con un grupo local de raíces terroristas que se dedica a extorsionar a delincuentes y al que se negaron a pagar. También se analiza en este contexto la muerte en este país –hace algo más de dos semanas– de un individuo de etnia gitana.

Una de las hipótesis que se investiga es si Kavanagh era el objetivo de un tiroteo que se produjo a principios de agosto en Estepona y en el que resultó herido el excampeón de boxeo británico Jamie Moore. Ya entonces se dijo que los dos disparos que recibió el deportista en la ingle y una pierna eran un mensaje para los mafiosos irlandeses asentados en la Costa.

Moore, curiosamente, entrenaba en un gimnasio que los Kinahan poseen en Marbella a un protegido del clan al que tumbó contra pronóstico en un combate. El púgil se situó en el punto de mira de «El Padrino» y sus hijos, aunque finalmente ha acabado «colaborando» con ellos.

A pesar de que «todavía es pronto», los investigadores no se abstraen de la sucesión de muertes por ajustes de cuentas ocurridos en la Costa del Sol y sopesan que distintos grupos delictivos relacionados con el narcotráfico están dirimiendo sus disputas a golpe de gatillo. Circunstancia en la que entra en juego las similitudes con el asesinato registrado el 28 de agosto en un centro comercial de Benahavís, donde dos encapuchados irrumpieron en un bar de madrugada y acribillaron a un hombre que estaba acompañado por un grupo.

La Guardia Civil, que lleva este caso, trata de identificar localizar a las otras seis personas que acompañaban al muerto en la reunión, mientras profundiza en la vida del fallecido. A pesar de que se dijo que era de origen magrebí, las fuentes consultadas apuntaron que podría tratarse de un individuo holandés al que conocían como «Scarface» –«cara cortada»– como el personaje de Tony Montana que Al Pacino interpreta en «El precio del poder».

Esta persona, a la que al perecer también se conocía como «Gordo», recibió al menos una decena de disparos en distintas partes de su cuerpo. Las pesquisas siguen su curso, aunque los responsables de ambas muertes saben que se mueven en terrenos pantanosos donde el miedo dispara el silencio.

Un crimen con tintes mafiosos

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