Lourdes Moreno: «Pasé el diagnóstico y el trasplante en medio de una pandemia; fue horroroso»
Esta trasplantada hace solo dos años recuerda cómo la persona que era compatible con ella para la operación se echó atrás por unos días
Sevilla y Málaga, a la cabeza de trasplantes en lo que va de año, más de trescientos en toda Andalucía
Lourdes Moreno, tras la operación
Lourdes Moreno llegó a pesar solo 43 kilos. «Sin pelo y muy cansada» salió del hospital cuando, hace dos años, le hicieron su trasplante. Su historia empieza poco antes, con un diagnóstico de leucemia cuya única solución es que alguien le donase médula ósea. « ... Fue un inglés, no sé más», explica. Sí recuerda que, tras decirle que el proceso estaba en marcha, el donante se echó atrás, aunque finalmente accedió. «Estábamos en mitad de la pandemia de Covid. No es que no hubiera vacunas, es que no había ni mascarillas», recuerda. No le guarda rencor a quien le regaló médula por su amago de dejarla en la estacada. «Yo no sé si habría hecho lo mismo. Como estaban las cosas, meterse en un hospital por solidaridad a donar médula... Es muy duro, yo pasé el diagnóstico y el trasplante en medio de la pandemia y fue horroroso».
Para Moreno, hay dos actitudes en la vida cuando llega un golpe como el suyo: «Hay quien se mete en la cama y quien dice 'me han dado la vida con el trasplante, lo tengo que aprovechar'». Ella es, claramente, de las segundas. Se siente afortunada pese a los achaques del proceso. «Cuando me encerraron en la burbuja donde estás antes de intervenirte, me senté en la cama y pensé en cómo se me había ido la vida. Todo el día corriendo y con problemas. Ahora tengo otra alegría, la vida es un regalo», explica.
Esta sevillana es contagiosa en sus ganas de vivir. Cuenta cómo lo que más le ha pesado estos meses es no poder abrazar a sus hijos, a su familia. Tiene cuatro y a ellos les ha querido enseñar que la enfermedad es dura pero se sale. Que hay esperanza. «Quise que me vieran sin pelo, al salir del hospital, no me escondí. Que vieran como estaba y lo que mejoré», señala.
Solo tiene palabras de agradecimiento para los sanitarios que la atendieron. «Cuando estaba en la zona de trasplante era como estar en el Alfonso XIII, en un hotel de lujo», se ríe. Y cambia el tono para volver a hablar de la pandemia: «Eso ha sido lo más duro. Pasé el Covid y tuve una recaída. Yo lloré en casa el día que me llamaron para decirme que ya me podía poner la vacuna», explica. Con toda la vida por delante gracias a la donación, Moreno piensa aprovechar. «Después de superar al monstruo de la leucemia y la pandemia, yo me como la vida», señala antes de reírse de nuevo.