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Lanzas, el hombre que movía la «manteca» de los ERE, enfermo y desmemoriado ante el tribunal
El conseguidor de ayudas lo niega todo: el cobro de comisiones de Surcolor y hasta la inclusión de intrusos emparentados con cargos del PSOE
La caída a los infiernos de un testaferro de los ERE: de repartir sobres con dinero a dormir en la calle
![Juan Lanzas, a su llegada este lunes a la Audiencia Provincial de Sevilla](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/09/18/surcolor-RYysEMMTf4Y3DKQxMC6P4iN-1200x840@abc.jpg)
Juan Lanzas, el conseguidor de ayudas en la trama de los ERE, vive sus horas más bajas. El hijo de Ángel 'Juamporo' y María 'La Veintiuno' –quien durante un registro policial bromeó ante la Guardia Civil con que su Juan tenía dinero «hasta para ... asar una vaca»– ha regresado a la Audiencia de Sevilla para ser juzgado como intermediario en una ayuda de 2,3 millones de euros que el Gobierno socialista de Andalucía concedió a las empresas Surcolor SA y Surcolor Óptica SA en 2006.
Pero el Lanzas que compareció este lunes delante del tribunal de la Sección Tercera para negarlo todo, no se parece en nada al Lanzas que paseaba desenfadado por los soportales de los Juzgados de Sevilla hace un lustro, durante la instrucción del caso ERE. Ha perdido su perpetua sonrisa de medio lado y el aire de suficiencia que gastaba cuando era el objetivo de las cámaras.
Sus inseparables gafas negras de sol han sido sustituidas por un sombrero de tela y el pitillo que colgaba de sus labios ha desaparecido. Su mala salud no le permite fumar. El que fuera dirigente de la Federación de Alimentación de UGT en Jaén –antes de hacer negocio con los ERE– se ha sometido a una traqueotomía para poder respirar. Padece una grave enfermedad pulmonar y abdominal que le impide hablar con fluidez. Los fallos de memoria, en cambio, no tienen nada de patológicos. Son parte de su estrategia de defensa que, al estar acusado, le permite no decir la verdad.
Ocho años de cárcel
Con 64 años y la salud mermada, se enfrenta a ocho años de prisión por supuestos delitos de falsedad documental, prevaricación y malversación.
Durante el interrogatorio a cargo del fiscal Anticorrupción Manuel Fernández Guerra, Lanzas tuvo que dar continuos sorbos a una botella de agua para poder hilar una frase. El exsindicalista que se ganaba la confianza de empresarios y trabajadores con su verborrea y desparpajo se quedó, por momentos, sin voz.
Durante quince minutos, fue disparando fuera todos los balones que le lanzaba el Ministerio Público con sus preguntas. La palabra más repetida en sus respuestas fue «no». No conocía al gerente de Surcolor, Manuel Rafael Castilla Bustamante, sociedad que pagó unos 100.000 euros al despacho Estudios Jurídicos Villasís, donde Lanzas trabajaba como «comercial», en concepto de honorarios. Sí reconoció que éste le había llamado porque «quería hacer una serie de cosas en su empresa». «¿Qué cosas?», repreguntó el fiscal. «Innovar y cambiar la empresa más que reducir el personal», replicó.
Lanzas aseguró que «no pidió» la ayuda a la Junta ni intervino en su concesión. «Lo único que hice fue asesorar», puntualizó este buscavidas, cuyos estudios en Formación Profesional han dado para mucho. Ha trabajado en el campo, la hostelería, la construcción, el sindicato y como «asesor en negociación colectiva» para el bufete.
«¿Intrusos? No los conozco»
El acusado tampoco conocía a los dos intrusos, al concuñado del exdelegado de Empleo en Sevilla Antonio Rivas y al esposo de una concejal socialista en Camas. Ambos se colaron, sin que nadie se haga responsable de ello, en el listado de beneficiarios de ayudas para extrabajadores del laboratorio fotográfico sevillano. «Desconozco que esos señores existieran. Ni sé quienes son», acertó a decir. «No vi ni el expediente», agregó.
Parapetado en el «no», rechazó que utilizara a Juan Francisco Algarín –un presunto testaferro que terminó viviendo en la calle– para canalizar los beneficios millonarios que obtenía con las mordidas que le pagaban que, por supuesto, tampoco Lanzas reconoció que percibiera. «Yo sólo cobraba mi salario de Estudios Jurídicos Villasís».
Entre trago y trago a la botella de agua, el conseguidor fue enhebrando un recital de evasivas. Sólo contestó a las cuestiones que le planteó el fiscal y tampoco desveló nada que no estuviera ya descubierto. Negó sistemáticamente todo lo que pudiera implicarle en las actividades irregulares que describe la Guardia Civil.
Sin «manteca» en los ERE
No queda ni un atisbo del Lanzas que, hace justo once años, comentó con cierto desahogo a los periodistas que «no ha habido manteca de por medio» en la negociación de las prejubilaciones de Mercasevilla, después de declarar ante la juez Mercedes Alaya por el ERE de la lonja sevillana que destapó las prejubilaciones trucadas. Y tanto que la había.
La Guardia Civil cifró en unos 13 millones de euros los ingresos que recibió Lanzas a través de un entramado societario creado para blanquear supuestamente el dinero público obtenido con las comisiones que le abonaban las empresas a cambio de adelgazar sus plantillas con subvenciones. La llave de la 'hucha' la tenía su amigo director general de Trabajo de la Junta, el fallecido Francisco Javier Guerrero.
Su madre comentó medio en broma a la Guardia Civil que «aquí sí hay dinero, pero ese no lo vais a encontrar». Y nunca dieron con él. Este lunes costaba encontrar también al Lanzas que hace dos décadas se paseaba por los despachos oficiales de la Consejería de Empleo como Pedro [o Juan] por su casa.
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