Juanma Moreno, «el nieto de un jornalero rodeado de gente ilustre»

No fue, claro, la única referencia familiar en un día «muy especial» para Moreno. El presidente andaluz apareció por la puerta principal del Palacio de San Telmo tras bajar las impresionantes escaleras del edificio de la mano de su mujer, Manuela Villena, quien eligió un vestido sin mangas de Antonio García, la marca de los sevillanos Antonio y Fernando García, de color beige. Junto a ella siguieron todo el acto sus tres hijos, Juanma (12 años), Fernando (11) y Alonso (7 años) formalmente sentados y con chaqueta y corbata y a los que les ha hecho un guiño en el acto institucional, «nunca os había visto tan arreglados y tan peinados».

Moreno bromeó sobre las, a veces, «duras críticas de mi mujer» o las «preguntas de mis hijos». Se acordó de sus hermanas, que le «cuidan». Y de su pueblo, Alhaurín el Grande. También del de su familia política, Padul. En ambos lugares, dijo, ha encontrado «todo un círculo de cariño, confianza y amor importante en la vida en general y para afrontar las responsabilidades políticas».

El ambiente del acto de toma de posesión fue ayer festivo, casi de boda, aunque el ágape que se sirvió en el interior del Palacio de San Telmo fue más bien como un desayuno de comunión de los antiguos: café, zumos, refrescos y molletes de Antequera con aceite y jamón de la Sierra de Huelva, además de algunos dulces. La mayoría de los asistentes cumplieron con el código de vestimenta: traje con corbata para los caballeros y vestido de cóctel para las señoras. Será por eso que los encajes han sido una de las estrellas de la jornada.

A los invitados institucionales, el primero el ministro de Agricultura, Luis Planas, se les sumó de la sociedad civil y de instituciones andaluzas, además de personas reconocidas como el torero Curro Romero y Carmen Tello, Laura Sánchez, Joana Jiménez o Manuel Lombo, o el escritor y periodista Antonio Burgos que acudió con su esposa Isabel Herce. También acudió la viuda de Manolo Santana, Claudia Rodríguez.

Entre los asistentes se encontraba también Cayetano Martínez de Irujo, duque de Arjona e hijo de la Duquesa de Alba. «Me he emocionado», reconoció al acabar el acto en declaraciones a Canal Sur. Para Martínez de Irujo el discurso de toma de posesión de Juanma Moreno fue «cercano y sincero». «Esta es la mejor región de Europa», añadió en una intervención.

También se mostró muy cariñosa con Juanma Moreno la expresidenta del Gobierno con Mariano Rajoy, Soraya Saénz de Santamaría. La política, que no se prodiga en actos públicos, señaló de Moreno que «es una persona que ha luchado mucho por estar donde quería estar. Ha sido muy valiente». Santamaría sabe bien cómo es el presidente andaluz. Fue ella quien le ayudó en su carrera para dirigir el PP andaluz.

Susana Díaz fue otra de las invitadas más buscadas. La socialista tampoco suele acudir a actos políticos y su presencia en San Telmo tenía el morbo añadido de que la última vez que acudió a la sede de la Presidencia andaluza, ella estaba al mando de la comunidad. Se vistió para la ocasión de rabioso rojo PSOE -la expresidenta tiende a lanzar mensajes con su ropa- en el mismo día que su partido abordaba la enésima renovación en Madrid.

En el acto estuvo también el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses. Del estamento militar acudió el teniente general jefe de la Fuerza Terrestre, José Rodríguez García.

Con citas que fueron de María Zambrano -«no se pasa de lo posible a lo real sino de lo imposible a lo verdadero»- a Carlos Cano -«Andalucía es un proyecto de vida en el que puedes ser feliz»- y música de Joaquín Turina, el acto fue puro andalucismo con formas de toma de posesión americana. Hasta corbata verde con lunares blancos gastaba el presidente de la Junta. Pero un andalucismo «nuevo y sin complejos» que pregona Moreno. «Andalucía, te quiero. Viva Andalucía», fue el cierre del presidente a su discurso.

Aunque pasasen tantas cosas en el acto, en realidad duró poco más de una hora. Pasadas las diez de la mañana ya estaban los invitados desayunando en el Salón de los Espejos. Como en las comuniones de antes, la celebración se hizo a primera hora y con café. Nada del clásico «copa de vino español» de las convocatorias gubernamentales con canapé.

La razón para que el acto fuera tan temprano es el calor. En Sevilla, donde tuvo lugar el acto, ayer se superaron con creces los 40 grados. Imposible organizar la toma de posesión más allá de las once de la mañana por el riesgo de lipotimia de los seiscientos invitados y el propio presidente. De ahí que se buscase un sitio orientado al norte y se hiciese madrugar al personal.