MILENARIO AMANECER
Recreada la llegada del otoño ante la diosa de la fertilidad
El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA recrea el equinoccio de otoño en el yacimiento íbero de Puente Tablas

El Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén (CAAI) ha vuelto a recrear, este miércoles al amanecer en el yacimiento de Puente Tablas, el rito ibero del equinoccio de otoño que marca el cambio de estación con el fin del verano. Medio centenar de personas se dieron el madrugón para contemplar como el sol iluminaba el lugar exacto, una de las puertas de la antigua ciudad, para marcar la línea divisoria entre una estación y otra , entre el verano y el otoño.
El subdirector del centro, Manuel Molinos, explicó que se trata de un espectáculo extraordinario ya que al «salir el Sol por el horizonte, su luz se funde con la diosa de la fertilidad; representada por una estela antropomorfa» en un ritual que da comienzo a la fiesta del otoño y marca el comienzo de un ciclo agrícola, por lo que se combina el poder del Príncipe de Puente Tablas, con riqueza económica, la diosa y el Sol ». En este sentido, el subdirector del CAAI aseguró que tanto el equinoccio de otoño como el de primavera significan el inicio de un periodo agrícola y por lo tanto «son fiestas de gran importancia en todos los calendarios de las sociedades que viven del campo».
Este ritual tiene lugar en la denominada Puerta del Sol del oppidum, que se construyó en el siglo V a.C. y orientada dirección Este-Oeste, que para los investigadores de la UJA representa más que una puerta. «No solo es una puerta de culto, sino que también es un calendario, regulando la vida del poblado, tanto desde el punto de vista de sus aspectos culturales como económicos»
Las excavaciones realizadas por el CAAI en Puente Tablas se engloban en el Plan de Turismo «Viaje al Tiempo de los Iberos» . El yacimiento se corresponde con un oppidum o asentamiento íbero. Se trata de una ciudad fortificada que se extiende por una meseta de más de cinco hectáreas y debió tener, en su momento álgido, en el siglo IV a.C., en torno a mil habitantes. El oppidum tiene una larga historia que comienza con un poblado de cabañas a fines del siglo IX a.C., sigue con la construcción de la fortificación y la asimilación de la casa de planta cuadrangular en el siglo VII a.C. y continúa con el desarrollo de un urbanismo muy regular de calles paralelas y perpendiculares a partir del siglo VI a.C., caracterizando, por su cultura material, el inicio de la cultura ibera en el territorio de la ciudad de Jaén.
Con posterioridad, a finales del siglo IV a. C., el lugar se abandonó y seguramente la población se traslado al cerro de Santa Catalina iniciando el desarrollo de la ciudad, en el espacio en que actualmente está. No obstante, en la segunda mitad del siglo III a.C. el oppidum fue recuperado, seguramente en el marco de las acciones de guerra entre romanos y cartagineses, durante la Segunda Guerra Púnica . Definitivamente se abandonó a fines del siglo III a.C.
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