Ahora puedes adoptar un cerdo... para comértelo
Una explotación ganadera de Jabugo, en Huelva, permite 'adoptar' un guarro criado en la dehesa y verlo crecer para, tras la matanza, quedarse con la carne y embutidos
Cinco enclaves indispensables en Huelva para saborear la ruta del Jabugo

Judit García y su marido, David de Castro, ofrecen cerdos en 'adopción'. El padrino del guarro puede seguir el crecimiento del animal, visitarlo en el campo, aprender cómo pasea por la dehesa en Jabugo o Aroche, dos de las 'mecas' del ... ibérico en España. La idea no es que le coja cariño. De hecho, no está permitido ponerle nombre. El objetivo es que, además de aprender sobre cómo funciona una explotación ganadera, se coma al cerdo. Que acompañe con picos y un buen vino sus jamones y chorizos.
La historia de esta empresa que busca padrinos para sus cerdos arranca cuando Judit García y su marido, David de Castro, decidieron dejar su vida en Sierra Nevada, donde trabajaban como monitores de tiempo libre para niños y en el alquiler de material de esquí. ¿El destino? La explotación porcina y bovina del padre de Judit, que se acababa de jubilar.
«Mi padre siempre se había dedicado al campo en Huelva. Yo conocía ese mundo y me encantaba. Mi marido no, pero es verdad que los dos estábamos hartos de trabajar para otros y decidimos probar a llevar la granja», explica Judit. A Huelva se marcharon. Con su hijo casi recién nacido atravesaron Andalucía para instalarse en el campo.
Allí se encontraron con una explotación ganadera preciosa. Campo, verde, animales... Pero un modelo de negocio que no les convencía. Primero porque, explica Judit, la gente había perdido por completo el contacto con cómo se produce el jamón, el chorizo o el lomo. «El consumidor va a una gran superficie o la tienda, compra el jamón pero no sabe lo que hay detrás. Yo me he criado en esa cultura y queríamos que el resto del mundo la conociese», señala la copropietaria de la granja.
Con esa idea rondando la cabeza llegó la pandemia. Y, entonces, los precios se desplomaron. El mundo se paró y eso afectó al campo. «Nos ofrecían un precio por el producto que nos hacía ir a pérdidas. Incluso podía suponer el cierre de la explotación». Ahí Judit y su marido recuperaron su idea de acercar la granja a la gente. Abrir su negocio, que siempre fue familiar, a cualquiera que se interese por el mundo rural.
«Nos planteamos la idea de buscar padrinos o bien, quedarnos los guarros tras la matanza y vender el producto, invertir», recuerda Judit. Al final, mitad y mitad. El 50 por ciento de los animales fueron a los secaderos y el resto, a los padrinos.
La idea caló. Tanto que, cuatro años después, justo cuando los jamones que pusieron a secar van a salir al mercado, tienen la lista de padrinos completa. Hay, incluso, 30 personas en lista de espera. Porque esta empresa —Fuentezao Ibéricos Felices— ofrece un negocio que clientes como el sevillano Daniel del Castillo cree imbatible: «Garantizas que el cerdo viva feliz y muera bien, ayudas a mantener un negocio ecológico y, además, es una manera barata de comer un cerdo buenísimo», señala.
Carne, embutidos y jamón
Él, que apadrinó el año pasado por primera vez ya ha recibido las carnes del animal. En breve le llegarán los embutidos, que se están secando. En un año, las paletillas; en dos, los jamones. Tanto le ha gustado que este año vuelve a 'adoptar' a un cerdo. «Pagas 700 euros en cuatro pagos más una señal. No es mucho para todo lo que te dan», señala. Lo hace a medias con un amigo de modo que son «compadres de cerdo», bromea.
Juan Alonso, otro padrino de guarros onubenses, coincide: «Conocimos a Judit por amigos comunes, nos contaron la idea y nos gustó». También les atrajo que la empresas les ofrece la opción de ir a visitar a los cerdos en el campo. Un día conociendo cómo se crían en plena naturaleza, un plan que padres como Alonso, con tres hijos, valoran.
El negocio, cuenta Judit, ha tenido tanto éxito que están pensando en ampliarlo. Porque, además de cerdos, tienen también vacas. Y quizás, en poco tiempo, las ofrezcan también para padrinos dispuestos a adoptar. «Queremos hacer una prueba piloto», señala.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete