Granada y sus medidas en la Zona de Bajas Emisiones: entre las buenas intenciones y las dudas sobre su eficacia

La aplicación de las nuevas normas no es inmediata. Hasta el 1 de abril no se impondrán sanciones ni se impedirá el acceso a los vehículos contaminantes, que según ha llegado a la conclusión el consistorio, son fundamentalmente los que llegan desde fuera. Los coches que pagan el impuesto de circulación en Granada, ya sean turismos, vehículos de transporte escolar o discrecional, carga y descarga y taxis podrán seguir entrando y saliendo sin problemas.

Las primeras estimaciones han servido para constatar que hay tema, que queda camino por recorrer. El 11 de noviembre, cuando se hizo el primer cómputo, las cámaras instaladas desde el 1 de octubre por el Ayuntamiento de Granada en su Zona de Bajas Emisiones ya habían detectado 34.500 incumplimientos, de los cuales 10.000 corresponden a vehículos que han circulado por lugares restringidos de manera habitual.

El portavoz del equipo de gobierno, Jorge Saavedra, dijo entonces que los propietarios de esos coches que han circulado por la Zona de Bajas Emisiones sin cumplir con los parámetros exigidos serán avisados por escrito para que conozcan la infracción y ser informados de que tienen cinco meses para adaptarse a la normativa.

Según los estudios realizados por el ayuntamiento, el principal problema del tráfico en Granada es que el 70% de los coches que circulan por el centro llegan desde fuera, sobre todo desde las más de cuarenta poblaciones del Área Metropolitana, cuyos habitantes, en un alto porcentaje, viven en esos municipios pero trabajan en Granada.

De ese 70% del total, las estimaciones apuntan a que un 15% son vehículos antiguos altamente contaminantes y son esos los que tendrán vedado el acceso «sin excepciones», según ha anunciado el gobierno que preside Marifrán Carazo. Se considera «altamente contaminantes» a los turismos matriculados antes de 2006, si utilizan gasolina, y a los anteriores a 2009, si usan diésel. Los posteriores podrán entrar.

Aunque sería algo arriesgado hacer generalizaciones, es bastante probable que en ese grupo de vehículos que tendrán vedado el acceso cuando realmente se aplique la norma abundarán las furgonetas de reparto que funcionan en Granada y en los municipios de su Cinturón. El parque móvil de este tipo de coches, según se ha constatado, está anticuado. El problema, para sus propietarios, es el precio que costará sustituirlos por otros que sí se ajusten a la norma.

Hasta abril de 2025 se realizará una labor informativa y divulgativa, que correrá a cargo, sobre todo, de la Policía Local. Setenta cámaras, ayudadas por Inteligencia Artificial, ya están operativas y su misión será captar a los vehículos que no se ajustan a los cánones, cuyos propietarios serán avisados por escrito mes a mes de que deben adaptarse a las nuevas circunstancias.

Lo que no se ha llegado a aclarar es qué pasará con los coches altamente contaminantes que lleguen desde fuera pero no para trabajar, sino cargados de turistas. Cabe suponer que serán pocos, pero si, por poner un caso práctico, ya tienen hecha una reserva en un hotel del centro y gestionado un aparcamiento, ¿también se les impedirá el paso?

Otra reflexión igualmente válida es esta otra: ¿serán suficientes las medidas que ahora se ponen en marcha? Según coinciden varios estudios –entre ellos uno abordado por la Junta de Andalucía-, Granada es una de las capitales españolas más contaminadas, sólo por detrás de Madrid y Barcelona. En algunas zonas de la capital, especialmente en el distrito Centro, se cuadruplican los niveles de NO2 recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Pese a eso, las restricciones que ahora se ponen en marcha no van a sacar de las calles céntricas a un porcentaje muy significativo de coches.

La apuesta por la movilidad del consistorio granadino, en ese sentido, presenta luces y sombras. El gobierno local ha insistido una y otra vez en que fomenta y fomentará el uso del transporte urbano, y en estas Navidades, sin ir más lejos, ha tomado medidas tan interesantes como hacer gratuitos los viajes en dos de las líneas de autobús que pasan por el centro, precisamente para disuadir a los ciudadanos de utilizar el coche.

Sin embargo, esto contrasta con el fiasco de otra medida que levantó muchas expectativas quedó muy pronto en agua de borrajas. En septiembre, el ayuntamiento anunció que, hasta las Navidades, la Avenida Reyes Católicos y parte de la Gran Vía de Colón, dos de las arterias principales de la ciudad, estarían limitadas al tránsito de personas durante los fines de semana. No habría coches allí los sábados entre las doce de la mañana y las diez de la noche ni los domingos, entre las doce y las seis de la tarde.

Aquello duró muy poco. Entre el 22 de septiembre y el 4 de octubre, más concretamente. Alegando que los comerciantes del centro se habían quejado, y sin añadir si se había consultado a más colectivos que sí estaban a favor de que continuara el experimento, se decidió que el sábado sí podrían circular coches y que la restricción quedaba limitada a los domingos.