La famosa plaza de Granada en la que cortaban orejas a los ladrones
En Bibarrambla o Bib-Rambla, que de las dos formas se llama, abundaban los amigos de lo ajeno, a los que castigaban de esa manera en tiempos de los nazaríes
En ese lugar había una gran puerta, también conocida como Arco de las Orejas, que fue trasladada cerca de la Alhambra en el siglo XIX pese a la oposición popular
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![Antiguo grabado que muestra la puerta en su emplazamiento original](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/18/antigua-R753kOPOtu2TKuY7oDlRTvN-1200x840@diario_abc.jpg)
Granada es una ciudad tan cargada de historia que muchos episodios que han ocurrido en ella les pasan desapercibidos a sus propios habitantes, así que a los viajeros que la visitan, que no son pocos, con más motivo les ocurre eso mismo.
Seguramente muchos de esos visitantes, al llegar a la céntrica y casi siempre concurrida Plaza de Bib-Rambla, han echado un vistazo a la documentación que obra en su poder y han leído que se habla de una puerta, llamada de Bibarrambla, y de un Arco de las Orejas, un nombre sin duda singular. Pero allí no hay nada parecido a una puerta ni a un arco. ¿Qué pasa pues?, se preguntarán.
Pues pasa que las ciudades cambian con los años y los siglos. Y a ocho siglos atrás, a la época de dominación musulmana en concreto, hay que remontarse para empezar a hablar de la Plaza de Bibarrambla, que se traduce como Plaza del Arenal, porque en ese entorno se depositaban los sedimentos del río Darro, que pasaba muy cerca.
Era una zona de paso hacia los dos epicentros comerciales de Granada en aquel entonces: la Alcaicería y el Zacatín. Y había allí una puerta, efectivamente, que llamaban de Bibarrambla. Aunque también recibió el nombre oficioso de Arco de las Orejas.
![El arco está ahora en la Cuesta de Gomérez](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/18/puerta-bibarrambla-U56720006387BYL-760x427@diario_abc.jpg)
El motivo es peculiar, pero es que la historia, muchas veces, también lo es. Al ser un lugar donde abundaban los puestos ambulantes y los mercados, merodeaban los ladrones. Sus fechorías, cuando se descubrían, no quedaban impunes. Pero los gobernantes de entonces les daban, por así decirlo, tres oportunidades: la primera captura les costaba una oreja, la segunda la otra y la tercera ya significaba su ejecución por reincidencia.
No se colgaban las orejas en ese arco, como algún hiperbólico ha insinuado. Igual llevado por la fantasía de trasladar lo que sí sucedía en el Arco de las Pesas, en el Albaicín, donde se colgaba la mercancía de los comerciantes que habían querido engañar con el peso a los clientes.
El arco no tenía ningún apéndice, algo que sí se rememora, como símbolo de la memoria, en la preciosa fuente que preside Bib-Rambla. Que con el tiempo pasaron a llamar así casi todos los granadinos por cierto, aunque su anterior nomenclatura aún es válida.
La puerta, o el arco, ya no está allí. En 1873 se ordenó su traslado, una operación que se prolongó hasta 1884 y que no estuvo exenta de polémica. De hecho, se puede considerar como uno de los primeros casos en los que hubo un movimiento popular en contra del desmantelamiento de un elemento del patrimonio histórico.
Pero la obra se llevó a cabo y ahora la Puerta de Bibarrambla está en la Cuesta de Gomérez, en los jardines que sirven de precioso preámbulo para iniciar una visita a la Alhambra. Todavía hay voces que reclaman su reposición en el centro de la ciudad, pero, para ser francos, no es algo que se haya tomado muy en serio.
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