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Una exposición de joyas repasa los diez siglos de relación entre Granada y los bereberes

La muestra, visible en la sede de la Fundación El Legado Andalusí, está compuesta por más de 200 piezas recopiladas por el diplomático Jorge Dezcallar

La exposición muestra joyas de gran valor simbólico antonio l. juárez

Guillermo Ortega

Granada

Los bereberes, que a lo largo de la historia se han llamado de muy diversas formas y que tienen una denominación que es la que más les gusta, amaziges, porque en su lengua significa hombres libres, guardan relación con Granada desde el siglo XI, cuando fue la capital del reino de los ziríes, una dinastía amazig procedente de la actual Argelia. Diez siglos, o mil años, justifican que Granada sea la sede de la exposición 'Joyería Amazig, identidad de los pueblos bereberes', que puede verse desde este 12 de junio y hasta enero de 2025 en el Corral del Carbón, sede de la Fundación El Legado Andalusí.

La exposición la componen en torno a doscientas piezas que ha coleccionado durante veinte años Jorge Dezcallar, un hombre sobradamente conocido en el mundo de la diplomacia puesto que, entre otras cosas, ha sido durante cuatro años embajador de España en Marruecos, director general en el Ministerio de Asuntos Exteriores y director del Centro Nacional de Inteligencia.

«He hecho esta colección sin prisas pero con mucho entusiasmo, porque me encantó el carácter primitivo de estas joyas, que no son de oro o piedras preciosas como las que hay en Fez o Marrakech, sino que son las que llevan las mujeres en el campo, mientras están cuidando de las cabras«, comenta Dezcallar, que ha inaugurado la muestra junto a la directora del Legado Andalusí, Concha de Santa Ana, y el delegado provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Fernando Egea, entre otras autoridades.

El diplomático Jorge Dezcallar, dueño de la colección, delante de una de las vitrinas antonio l. juárez

Tienen, dice, un valor mágico, puesto que se utilizan para tener buenas cosechas, para que el marido sea fiel, para evitar el mar de ojo... Dezcallar las ha ido adquiriendo en puestos de antigüedades pero también en mercados, y ha podido comprobar que ese apego a la tradición subsiste.

Además, destaca que la búsqueda de esos tesoros le ha permitido conocer «el Marruecos real», alejado del oficial, «el de los gobernadores y los ministros», y trabar relación con jefes tribales y líderes religiosos. «Hablando con ellos vi que a veces era más fácil solucionar problelmas, cuando trabajaba allí, que lidiando con la burocracia», recuerda.

Las que se exponen en Granada no son demasiado antiguas, proceden del siglo XIX y sobre todo del XX. Es así porque los bereberes «no le dan valor a la antigüedad de las cosas» y por tanto no están muy interesados en conservarlas. Eso es aplicable a los que viven en Marruecos, que son la mayoría, y también a los que están repartidos por otros territorios de Libia, Argelia, Mauritania, Túnez o Egipto. En total puede haber más de 40 millones de bereberes en la actualidad, que tienen una lengua propia y, si no joyas, sí que conservan aún tradiciones ancestrales.

La exposición podrá ser vista hasta enero de 2025 en la sede de la Fundación El Legado Andalusí antonio l. juárez

Son alhajas que en su inmensa mayoría llevan las mujeres, puesto que los hombres bereberes apenas si llevan alguna sortija. En algunos casos son amuletos y están cargados de simbolismo, como una sucesión de triángulos que evocan la fertilidad una en forma de cuadrado que significa que el padre tuareg (otra tribu bereber) le indica a su hija, cuando se hace mujer, que puede ir a los cuatro puntos cardinales. «Que el desierto es suyo, dicho de otra manera».

Para el también escritor, no hay «ningún sitio mejor que Granada» para hacer esta exposición. «Si hay una ciudad en España donde el mundo musulmán pese con fuerza es ésta. La mayor parte de la gente que llegó con la invasión musulmana no fueron árabes de La Meca, sino convertidos que venían de África del Norte. Los almohades también son bereberes, como los ziríes. Aquí fue donde la combinación entre el mundo romano, íbero y las influencias de Oriente alcanzan su máximo esplendor. Yo no he visto nada parecido a la Alhambra, es un lujo«, concluye.

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