Cinco tabernas que llevan un siglo dando la tapa en Granada
Casa Enrique, abierta en 1870, es la más antigua de todas, pero El Sota, Cisco y Terra, Granados y El 22 también superan los cien años de historia
Hemingway, Saramago, Bunbury, Carlos Herrera, Morante de la Puebla, Enrique Morente y un largo etcétera están y estuvieron entre sus ilustres visitantes
No es nada fácil encontrar establecimientos comerciales que hayan superado el siglo de existencia. Lo normal es que, si están asociados a una familia, sobrevivan una generación o dos pero luego se pierdan porque, para qué negarlo, estar de cara al público a diario, o casi, es muy sufrido.
En Granada hay cientos de bares y tabernas, como por lo demás ocurre en las principales ciudades andaluzas. Podría decirse que los bares son consustanciales a nosotros, es allí donde desarrollamos buena parte de nuestra vida social. Son parte de la cultura popular y sentimental de todos. Así que, antes de añorar los que cerraron sus puertas, ¿qué tal un repaso por los que siguen manteniéndolas abiertas?
Casa Enrique, la más antigua
Para empezar, la taberna más antigua. Se trata de Casa Enrique, que subsiste desde el año 1870 en la Carrera del Darro. Comenzó siendo un despacho de vino, para tomarlo allí o llevarlo a casa, y por no tener no tenía ni barra. Con el tiempo empezó a servir chacinas y queso para acompañar la bebida y de ahí se pasó a los bocadillos y a las latas de melva, anchoas y otros productos del mar.
Desde 1911 estuvo a cargo de la misma familia, de apellido Martínez, y todos los dueños se llamaban Enrique. Al bar le han apodado desde hace un montón de años 'El Elefante' y hasta hay un paquidermo metálico colgado en la fachada. Las malas lenguas aseguran que el mote lo pusieron porque el propietario pillaba unas cogorzas (o trompas) monumentales, pero lo cierto es que se le quedó porque el hombre tenía los pies planos y los arrastraba visiblemente al andar.
Ilustres visitantes como Hemingway, Saramago, Tierno Galván o los más contemporáneos Enrique Bunbury y Carlos Herrera han cruzado las puertas de un local donde, para contradecir la tradición granadina, la tapa no es gratis. Cerró cuando estalló la pandemia y no reabrió cuando se fue el temporal, lo que hizo saltar las alarmas. Pero, en 2023, Casa Enrique ha vuelto a la vida.
El 22, puerta de entrada al Albaicín
El 22, en la Cuesta de San Gregorio, corona una cuesta que de un tiempo a esta parte se ha hecho muy popular por albergar bastantes teterías. Desde allí, siempre subiendo, se llega a lo más alto del Albaicín, el barrio emblemático de Granada por antonomasia.
Debe su nombre a que se fundó en 1922. También es un local familiar, que ha pasado de padres a hijos, y allí han bebido y comino personajes como Fernando de los Ríos, Federico García Lorca y por supuesto Enrique Morente, cuya casa natal, por cierto, está a unos cuantos metros.
Ofrece un tapeo tradicional y es un excelente punto de partida para iniciar una ruta albaicinera con las pilas cargadas, o en su defecto para restaurar los tejidos después de bajar las empinadas pendientes. Justo al lado está la iglesia de San Gregorio, donde unas monjas, vestidas de blanco y siempre de espaldas al público, se pasan el día y la noche rezando. Entrar allí, respetando por supuesto su silencio, es un espectáculo.
El Sota, en un barrio ilustre
En la Plaza del Realejo, otro barrio señero de la ciudad, está desde 1905 El Sota, que en realidad tiene como nombre oficial Bar Restaurante Ocaña pero al que todo el mundo llama como al personaje de la baraja precisamente porque su propietario en los años cincuenta, Antonio Ocaña, era muy aficionado a las cartas.
Ha sido lugar de tertulias inacabables, sobre todo de toros –por allí han pasado Morente de la Puebla, Enrique Ponce, Joselito o el local El Fandi-, de Semana Santa, que en el barrio es sagrada, nunca mejor dicho, y de fútbol. Venía a ser, de hecho, la sede del club Numancia, que comparte nombre con otro equipo más famoso radicado en Soria.
Famoso por sus desayunos y por sus menús del día, con siete primeros platos y siete segundos donde elegir, ha sido también lugar de celebraciones multitudinarias porque, además del espacio central, cuenta con un comedor anexo al aire libre.
Cisco y Terra, eterna superviviente
Cisco y Terra, en la calle Lepanto, lo que quiere decir detrás de la Plaza del Carmen, donde se ubica el ayuntamiento, empezó también despachando vinos y un carbón vegetal llamado cisco. Dicen que ahí se bautizó una tapa con el nombre de requeté. Es un trozo de melva canutera o de caballa con un pimiento morrón, lo que le daba un cierto parecido al uniforme que usaban los soldados carlistas que apoyaron a Franco en la Guerra Civil.
A diferencia de los anteriores, Cisco y Terra han tenido varios dueños. Y también ha estado a punto de cerrar en más de una ocasión. En 2021, lo que quiere decir 101 años después de su puesta en marcha, su propietario de entonces, José Luis García, falleció de manera repentina. Parecía que nadie iba a tomar el relevo pero en 2023 ha regresado.
Granados y su misterioso vino mejorana
Podría cerrarse el recorrido con La Trastienda, que de hecho es mucho más antigua que todas las nombradas porque nació en 1836, pero hasta bien entrado el siglo XX fue una tienda de ultramarinos que luego se transformó en bar. Más justo es darle su carné a la taberna Granados, en la Carrera de la Virgen, a un paso, literalmente, de la Iglesia de las Angustias.
Al principio era una tienda de alpargatas donde también se vendía vino para la calle. Aprovechó su buena situación junto a una parada del antiguo tranvía para servir cafés desde primerísima hora de la mañana y, tras varios cambios de titularidad, se consolidó como un bar con solera, con tapas tradicionales y donde sirven un vino, el mejorana, que es una mezcla de varios. Sólo unos cuantos elegidos conocen las proporciones exactas.
Se fundó en 1922 y justo un siglo más tarde recibió un homenaje muy merecido: fue el lugar que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, eligió para felicitar a los andaluces ante la llegada del nuevo año. Que es del nuevo siglo para la taberna.
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