Cena a bordo del Orient Express en Granada: el restaurante que te sumerge en la novela de Agatha Christie
El Al Ándalus Expreso, en las afueras de Granada, ofrece un glamouroso viaje al pasado y una oportunidad ideal para una cita romántica o con amigos
El curioso pub de Granada que parece una tienda de alimentación y al que se entra desde una nevera
![El vagón que sirve de restaurante, sobre el andén delicadamente construido](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/23/2023-02-09-RMdh596tXyvtGqJtTn4IuhM-1200x840@diario_abc.jpg)
Que se sepa, en este tren no se ha cometido ningún asesinato pero muchos clientes, sin ser mecidos por ningún traqueteo pero sí por una música suave y una iluminación tenue, sí que han vivido allí una aventura mágica e inolvidable. Está en Granada, donde, como ya se sabe, todo es posible. ¡Todos a bordo del Al Ándalus Express!
Aunque en un restaurante lo más importante es siempre la comida, el entorno en el que se sirve también es fundamental. Es lo que entendieron Isabel y Ángel, «amantes de los trenes antiguos y la restauración» cuando, en el año 2002, compraron un par de vagones del mítico tren Al Ándalus Expreso y se propusieron convertirlos en su restaurante.
Encontraron una ubicación perfecta en Las Gabias, un pueblo próximo a la capital granadina que ofrece vistas tanto a la Alhambra como a Sierra Nevada. A partir de ahí, se dedicaron con ahínco a cumplir su sueño: que los visitantes emprendieran «un viaje al pasado, al estilo del Orient Express, a bordo de un auténtico tren de época».
No fue nada fácil acometer la empresa, como se puede suponer. Además de desmontar los camarotes de los vagones para dejar un espacio diáfano y armarlo por dentro con una estructura de nogal hecha con clase por un reputado ebanista, tuvieron que adquirir muebles, puertas y mesas a medida para ajustarlas al milímetro, porque aquello no era un restaurante convencional.
Pero eso no era todo. Si querían recrear de verdad la época y conseguir que los comensales se viesen casi un siglo atrás, tenían que crear también una estación en la que el tren estuviera estacionado, lo que implicaba un andén con traviesas y hormigón impreso, una pérgola de vigas de hierro, una cubierta de chapa imitando un hangar… Que no faltara ni un perejil, como se suele decir.
Y por supuesto, se mimaron los acabados: la mantelería, la tapicería de las sillas, la cubertería... todo debía evocar el glamour de antaño, con una carta también clásica pero a su vez puesta al día, y no se escatimó tiempo ni dinero para esa tarea.
La obra quedó lista en 2005 y desde entonces, los viernes por la noche, los sábados y los domingos al mediodía, han pasado por allí miles de viajeros. Muchos en pareja para celebrar una noche especial, pero otros también en grupos, para lo que han dispuesto de salones privados. El Al Ándalus Express, con sus menús románticos especiales y sus «experiencias», invitaciones que simulan un pasaje y que sirven para quedar muy bien a la hora de hacer un regalo, ha dejado contentos a todos.
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