Gómez de Celis, el único andaluz «pata negra» que resiste en Ferraz

El histórico alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, Francisco Salazar y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis se quedaron completamente solos sujetando al líder frente a aquella «traición» del Comité Federal del 1 de ocubre de 2016, aunque luego se le unieron algunos otros como Carmen Calvo. Con su rehabilitación política —que logró en buena parte gracias al trabajo que desarrollaron estos tres fontaneros—, Pedro Sánchez los compensó y les dio cargos en el partido y en el Gobierno. Salazar, la mano derecha de Toscano quien eligió quedarse en su atalaya de Dos Hermanas desde donde manejaba muchos hilos —y los sigue manejando aunque ya no sea alcalde—, tenía despacho en la Moncloa justo al lado del todopoderoso Iván Redondo.

Salazar mandaba, y mucho... hasta que Pedro Sánchez decidió cesarlo. Decían entonces que tenía problemas con todo el personal de Ferraz, de La Moncloa y del Gobierno, que sólo se relacionaba con Iván Redondo... el caso es que Francisco Salazar ha estado fuera de los órganos de poder durante todo un año, etapa en la que ha sido el director del Hipódromo de la Zarzuela. Un estupendo trabajo que, además, tiene su sede físicamente muy cerca del Palacio de La Moncloa. Hay quien asegura que en todo este tiempo ha mantenido un contacto habitual con Pedro Sánchez.

Junto a Adriana Lastra (la última defenestrada por el momento), Salazar fue el encargado de recorrer Andalucía para hacer campaña por Pedro Sánchez en 2017. Los dos trabajaron codo a codo y agrupación por agrupación para sumar votos a favor del ahora presidente del Gobierno en aquellas primarias que eran particularmente delicadas en la comunidad andaluza. Ella está fuera del poder y Salazar acaba de ser rehabilitado. Pidió volver... y Sánchez se lo ha concedido como responsable de la Secretaría General de Planificación Política de su nueva estructura en La Moncloa. Ya mira a las elecciones municipales.

La historia de Carmen Calvo es conocida. De todopoderosa vicepresidenta del Gobierno... a estar fuera del puente de mando tras protagonizar tensiones en el seno del PSOE y del Gobierno por la Ley Trans... aunque hay quien dice que dicha ley sólo haya sido la excusa. Su opinión ya no cuenta y se le considera una voz «histórica», de los «mayores del partido».

De manera que el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis es el único que se mantiene impertérrito en los órganos de dirección de Ferraz. Es el último de Filipinas. El único que empezó con Pedro cuando sólo se le denominaba por su nombre de pila y que sigue a su lado a pesar de los muchos cambios que propicia en líder socialista y presidente del Gobierno. Desde el año 2018 ocupa un cargo con poder político ya que ha sido Secretario de Política Institucional y ahora lo es de Política Municipal en la Ejecutiva Federal del PSOE. Por cierto, un puesto clave de cara a las municipales del último domingo del mes de mayo de 2023 que es donde de verdad el PSOE se juega su poder en toda España.

Vicepresidente primero del Congreso, Gomez de Celis sigue trabajando en la trastienda del partido mucho más de lo que pudiera parecer. Su ayuda ha sido, además, clave para la transición tranquila que se ha llevado a cabo con la elección de Juan Espadas como secretario general del PSOE andaluz y la salida de Susana Díaz. Tampoco tiene roces con la nueva mujer fuerte del PSOE federal, la también sevillana María Jesús Montero. Todo lo contrario. Se conocen desde hace años... y no compiten por los mismos espacios. Son más bien aliados que rivales, lo que conviene no sólo a ambos sino también al PSOE andaluz que tiene a dos representantes en la cúpula del partido. Como en los viejos tiempos en los que el PSOE-A era respetado en todos los estamentos del partido.

¿Cuál es el secreto de Gómez de Celis? ¿Por qué Sánchez lo mantiene a pesar de los contínuos cambios en sus círculos de poder? Hay varias claves. Pero la más importante es que Gómez de Celis no ha ocupado nunca un cargo de primera fila. Todo lo más ha sido delegado del Gobierno en Andalucía y lo fue porque así le interesaba a Pedro Sánchez para tener controlada a Susana Díaz en los años 2018 y 2019, justo después de las primarias y de la pérdida del poder en la Junta. Lo dejó, además, para ser diputado raso en el Congreso... aunque luego fue nombrado Vicepresidente segundo de la Cámara.

Su trabajo es interno, «conspirando» en el argot socialista, trabajando para el partido si se expresa en la fórmula más elegante. Se arriesga lo justo y le sale bien. Hasta ahora, ha ganado.