La DANA deja Málaga y se extiende por Sevilla, Huelva y Cádiz
A su paso deja 4.210 desalojados, un millar de incidencias, inundaciones, y la paralización del transporte público
La Junta suspende las clases hoy en todos los municipios en alerta naranja por fuertes lluvias
DANA en Sevilla, Cádiz y Huelva en directo: última hora de la alerta naranja y amarilla por lluvia
![Operarios abren las alcantarillas para descargar el agua que se concentraba en las calles del centro de Málaga](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/11/14/principal-dana-andalucia-RzvHtb0rdobA7EJnTjsCMvM-1200x840@diario_abc.jpg)
La DANA dio ayer una nuevo zarpazo a Andalucía, sembró el caos en la provincia de Málaga a la que puso en vilo y amenaza con hacer lo mismo hoy en su paseo final por Andalucía occidental. La memoria reciente recordó en todo momento ... los sucesos de Valencia. Afortunadamente no dejó en esta ocasión su reguero de muertes. Málaga estaba prevenida pero nada pudo evitar que los más de 141 litros que descargó hasta las seis de la tarde inundara pueblos, y muchas zonas de la capital, suspendiera los vuelos del aeropuerto, la conexión ferroviaria, cortara carreteras provinciales, cerrara los colegios y los centros de salud y anegara aulas universitarias y grandes centros comerciales. Y con ello desalojara a 4.210 personas que ayer se repartían entre casas de familiares, hoteles y polideportivos acondicionados para tal fin desde el mando operativo que por la noche visitaba el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, para pedir la mayor cautela a los andaluces ante el daño que puede todavía generar este fenómeno meteorológico.
Apenas una hora antes el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, desde el mismo puesto de mando anunciaba la suspensión de las clases en colegios, institutos y en universidades de las cinco provincias que estarán hoy mirando al cielo y al color de las alertas meteorológicas. Además de Málaga y Granada, Huelva, y prácticamente todas las comarcas de Sevilla y Cádiz estarán en alerta naranja, según la última previsión de Aemet, pero podría tornar a roja a los largo de la jornada. El alcalde Málaga, Francisco de la Torre, lo resumió en una frase: «La tragedia de Valencia ha cambiado nuestra cultura sobre las emergencias».
Málaga sabe lo que es estar pendiente del cielo. Lo ha estado durante toda esta madrugada porque su alerta roja acabará previsiblemente hoy a las ocho de la mañana. Ayer temió lo peor cuando comenzaron a desbordarse los ríos que van a dar al Guadalhorce, cuando el Guadalmedina venía buscado el borde de las defensa por Málaga capital y la previsión anunciaba lo peor para las 4 de la tarde, que no, afortunadamente tanto como se temió.
Una mañana difícil, una tarde de miedo
En la ventana de una casa de tres plantas en Campanillas, David Muñoz, observaba atento a la calle que bajaba convertida en un pequeño arroyo desatara el caos. «Estoy mirando que las alcantarilla van tragando», reconocía a ABC desde el interior del salón de su casa. La misma estancia que hace cuatro años se llenó de lodo en otra inundación. «Aquel día entró el agua y perdí hasta el coche. Ahora estamos preparados. Nos subimos a las plantas de arriba si entra en el agua. Allí tenemos de todo para vivir», afirmó en un día que sumó casi un millar de incidencias a los servicios del 112, de las que 757 se hicieron desde la provincia de Málaga.
Minutos antes, la Policía había pasado diciendo con la megafonía a los vecinos que procedieran al desalojo de sus domicilios por el alto riesgo de inundaciones. Muchos se marcharon, pero otros como Esther Espinosa decidieron que no se iban. «No creo que llegue a la segunda planta. Tengo comida y de todo en la planta de arriba. No tengo que irme. Estoy segura, pero ver a la Policía me ha asustado», recordaba esta vecina con el agua por la espinilla en medio de la calle, donde la maquinaria pesada quería hacerle una pequeña barricada al río Campanillas para evitar que se desbordara en la zona de las huertas. «Este área siempre se anega. El río se sale en un recodo a un kilómetro y aquí siempre se hace una gran balsa que lo inunda todo», añadía Juan José Prieto.
Campanillas fue la última zona desalojada, después de que la noche anterior 3.000 vecinos de toda la ribera del río Guadalhorce tuvieran que abandonar sus casas. Se marcharon a la segunda residencia, con familiares o a hoteles. Solo 28 de Santa Águeda en Málaga y de Las Castañetas fueron al pabellón de Tiropichón de la capital y dos pasaron la noche en El Limón de Alhaurín de la Torre. En el polideportivo de la capital se alojaron también los desplazados de Campanillas, donde el matadero echó a todos los trabajadores a su casa. Por la tarde, el Consistorio reubicó a los desplazados en hoteles. Ya son más de 4.200 desalojados en toda la provincia.
La DANA desató el caos en Málaga. «Casi todos mis pacientes cancelaron las consultas y la clínica no ha abierto. Aunque vivo en un quinto, me he empezado a asustar cuando a medio día ha empezado a llover muy fuerte y estaba viendo por las redes sociales todo lo que estaba pasando», apuntaba Alba Jiménez, una psicóloga que, como miles de malagueños, ayer no acudió a trabajar. Unos 400 juicios suspendidos, colegios cerrados, universidad sin clases, centros de salud clausurados y hospitales, como el Clínico que, tras verse anegado en algunas de sus zonas, pasó a atender solo urgencias en sus instalaciones.
El Guadalmedina, que cruza por el corazón de Málaga, rozaba los puentes, desde donde los más atrevidos sacaban el móvil para grabar el momento. Los callejones del Perchel, el Corte Inglés y el centro eran un enorme pantano. Y todo ese caudal tuvo consecuencias con la movilidad y en todos los servicios.
Uber a 110 euros
La alerta roja aconsejaba no viajar y los primeros en comprobarlo fueron los usuarios de las redes de trenes. La estación María Zambrano tuvo que ser evacuada, como el centro comercial Vialia. Se suspendieron todas las conexiones por AVE, así como las que de Media Distancia, Cercanías y cerró el Metro. No hubo servicio ferroviario.
En el aeropuerto cientos de viajeros se quedaron atrapados. El metro y el tren de Cercanías no operaban, así como tampoco los autobuses de la EMT. La mayoría de los taxis dejaron de prestar servicio y los pocos que lo hacían sufrían las consecuencias de un día inhóspito. «En una rotonda he entrado y perdido la matrícula. Esto es un infierno», decía el conductor antes de cargar y salir para Marbella, avisando que iba por la autopista por las balsas de agua que había en la A-7 en Mijas y Marbella.
Por seguridad todo quedó suspendido. «Hemos llegado y no podemos ir al hotel. Está a solo seis kilómetros, pero no hay opción. No hay taxis y el autobús nos deja en el centro de la ciudad, que está muy lejos. Estamos viendo qué hacer. No esperábamos una emergencia así», apuntaba Britt Harboe tras bajarse de un avión procedente de Dinamarca con su familia.
En la terminal de Llegadas había sensación de abandono. «Un 'uber' a Marbella cuesta 110 euros. Es una pasada. ¿Alguien quiere que lo cojamos entre cuatro?», preguntaba una joven, mientras otra gritaba: «¿Quién va a Fuengirola?». «Hemos venido para una cita médica en Marbella desde Melilla. El vuelo se movía muchísimo y al llegar no tenemos como salir del aeropuerto. Estamos atrapados», añadía José García, junto a dos autobuses que recogían a viajeros con destino a Granada, cerca de los que cinco de la EMT del Ayuntamiento de Málaga dispuso para llevar a más de 400 personas al centro gratis y sacarlos de allí. Las inclemencias de la DANA cancelaron un vuelo y obligaron a desviar cinco más a Sevilla por seguridad. Hasta la Copa Davis, cuyo prólogo de la Billie Jean King Cup tenía que comenzar ayer en el Palacio de los Deportes Martín Carpena, se aplazó al viernes. Era inviable desplazarse.
La tarde dio una tregua al espera de un nuevo diluvio de madrugada. Una calma tensa para reorganizar y hacer recuentos, como los rescates de caballos del club hípico, antes de que volviera llover, sabiendo que Aemet había ampliado el aviso rojo.
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