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Córdoba entre líneas

Vega: «Pero qué bonito si pudiéramos disparar canciones en vez de balas»

Escribe para sus versos largos con toda la riqueza del idioma y en su flamante nuevo disco la cantante y compositora cordobesa cuenta cómo vence al Leviatán de fuera y dentro

La cantante Vega pide que quemen su nuevo disco: «Si no te convence, préndele fuego»

Vega posa para ABC junto a una cafetería del Centro de Córdoba Rafael Carmona
Luis Miranda

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¿Un 'phoner'? Para una cantante las entrevistas telefónicas son habituales, pero Mercedes Mígel (Córdoba, 1979), Vega en la música desde hace veinte años, pasa ahora mucho tiempo en su ciudad natal, así que insiste en responder en persona a las preguntas y atiende con rigor profesional la sesión de fotografías. De pronto la artista cordobesa que vive fuera pasa a ser la cantante que recorre sus calles con la naturalidad de quien creció en ellas y habla de 'Ignis', un flamante disco que hay que tener en formato físico.

-En tiempo de música en el móvil y de streaming, usted apuesta en 'Ignis' por el disco como objeto.

-Las formas de consumo de la música han variado y han aparecido las plataformas de streaming para ofrecer una facilidad como todas las comodidades que hay en cualquier sector. Querer ir contra eso es querer ir contra futuro, y no es mi tema. Pero sí que es verdad que en mi caso particular como amante de la obra completa, pensé en lanzar mi obra como tal, como una obra completa, y eso pasa por el objeto, pasa por el álbum cuidado en los formatos. Intento hacer los formatos que cumplan con las expectativas que yo tendría como público y con lo que me gustaría encontrar. No son cosas caducas: para el que realmente le guste la música, en concreto la mía, tiene la oportunidad de tener ese disco tal como fue concebido: para que sea una obra única. Me preocupa que los formatos estén cuidados a ese nivel y que sobre todo cumplan y, si puede ser, incluso superen las expectativas.

-¿Qué cuentan los álbumes físicos que no tengan los virtuales?

-Debajo de la canción hay como si fuera un iceberg. Arriba tienes la canción, pero abajo está todo ese núcleo que hace posible que esa canción esté arriba. En el streaming te estás perdiendo mucha información, y sin embargo en un formato físico encuentras los creadores y toda la gente que ha trabajado. Por ejemplo en 'Ignis' los formatos se han hecho de forma manual, con comercio local, en España. Hay más de 100 personas trabajando, y el streaming no llega a remunerar el trabajo de estas personas, y sobre todo no te da espacio para darles el crédito de lo que han hecho. Yo sí soy autora y compositora de la canción y hay muchos artistas que lo somos, pero no somos los únicos. A mí el formato físico me permite darle valor a esa gente y todo ese trabajo que hay detrás.

-De su disco llaman la atención varias canciones. 'Leviatán', por ejemplo. ¿Ha vencido a algún monstruo, como cuenta en ella?

-La canción de 'Leviatán' fue de las primeras que escribí de este disco, y hay una parte muy importante en la letra de la canción. Siempre lo digo: se habla mucho de mí como letrista, y menos como músico. Quizás porque soy mujer y parece que esto no nos atañe tanto, pero efectivamente soy compositora también de la música. Hay una parte que para mí es muy importante, que es la parte de la canción donde dice «siempre hay un rayo encendido prendido en el pecho esperando brillar. Es la esperanza de aquellos que eligen amar». Y luego, «siempre tendremos amigos que pueden con todo si no puedes más. Fulgentes mostrando los dientes a la tempestad». Es decir, el Leviatán al final para mí representa muchas cosas. Puede ser desde los monstruos personales que tenemos cada uno, contra los que hay que luchar, a gente tóxica de fuera. Quise representar todos esos demonios y una determinación absoluta de vencerlos con el matiz de que no lo hacemos solos. Siempre lo hacemos reunidos de familia, amigos y gente que nos apoya.

-Se ha dicho mucho que el español no encaja bien el pop y rock por sus palabras más largas y sintaxis más compleja. Usted hace versos largos.

-Siempre. Y, de hecho, yo creo que es una de las cosas que como letrista sí que me distingue. La música, en mi caso, está mucho más cerca del mundo anglosajón que de la música latina, aunque también tenga raíz y tenga reminiscencias en muchas cosas, e intento intentar dignificar un poco las letras en castellano, el poder dar una letra que tenga mucho contenido. Efectivamente, el castellano tiene la dificultad añadida de que, para contar cosas, la gente cree a priori que necesitas mucha letra. Es verdad que yo meto mucha letra porque me gusta, porque me gusta hacer ese encaje de bolillos donde, sin darte cuenta, te está entrando un verso muy largo y te está entrando bien, sin dificultad. En el castellano hay un lenguaje muy rico donde cada palabra tiene un matiz la distinción que tengo como letrista es darme el gusto de poder utilizarlas más allá de si son más populares o menos populares. Intento que la calidad y que la escritura del verso esté bien siempre, pero es verdad que lo que hago para otros lo dejo en un nivel de complejidad y lo mío, como es un ejercicio libre, ya lo tiro un poco más a lo que me gusta más a mí personalmente.

-¿Cómo es que pide en el último tema del disco que se dispare una canción?

-Pero qué bonito si pudiéramos disparar canciones en vez de balas. Y yo creo que al final, lo que vengo a expresar es que las canciones, muchas veces sin darnos cuenta, están marcando un momento determinado en nuestra historia como personas. Muchas veces recordamos momentos siempre asociados a una banda sonora. Lo que pides es que no me dispares otra cosa que no sea una canción, que me haga el agujero en el pecho. Es como una metáfora de que si vas a hacer algo conmigo, hazlo como una canción. Este corazón lo que necesita son canciones, no otro tipo de balas.

«El castellano es muy rico; cada palabra tiene un matiz y me doy el gusto de usarlas en los versos más allá de si son populares»

-'Ignis' parece un disco reposado, de tempos calmados.

-Creo que es un disco que responde a no tener la urgencia tampoco de satisfacer el hecho de que todo tiene que ser en 'up tempo'. Es verdad que a mí personalmente se me dan mejor los medios tiempos que los 'up tempo'. El medio tiempo es una canción que en el tiempo perdura mejor. Obviamente hay canciones de 'up tempo' que son grandes hits, y lo han sido y lo serán. Hay grupos como Metallica, en que su hit más conocido es 'Nothing else matters', que es un medio tiempo y casi balada. Soy, por ejemplo, una fanática de Guns N' Roses y la primera canción que me impactó fue 'Patience', que es un medio tiempo-balada.

-Bueno, 'Nothing else matters' lo he llegado a escuchar hasta en misa.

-Esto es una cosa simpática. Mientras estudiaba la carrera estaba en una residencia religiosa. Las monjas eran muy simpáticas y me decían que yo tenía un talento que se lo tenía que devolver a Dios de alguna manera. Me pedían que tocara la guitarra en las misas, y en la consagración tocaba el 'Nothing else matters'. Era la música que me gustaba a mí, y yo pensaba que más allá de que no fuera una canción religiosa, pues sí que se correspondía con esa parte de solemnidad .

-¿Cómo es la relación de una compositora de letra y música con el productor? ¿Aprieta mucho? ¿Cambia? ¿Propone?

-La experiencia con Ricky Falkner en este disco ha sido maravillosa. Me he encontrado a un productor que no solamente es productor, sino que es uno de los grandes bajistas que tenemos en este país, con un respeto absoluto a la autora. Ha reunido a un elenco de músicos que también son productores, para ver la melodía y letra de cada canción y cómo arroparla para sumar a la canción. No para deconstruirla y crear otra cosa. Creo que ha llevado las canciones a una sonoridad donde yo me siento mucho más cómoda que antes, y creo que lo que ha hecho es engrandecer las canciones. Ha sabido perfectamente entender a una autora como yo.

«No soy capaz de venderme a costa de cualquier cosa. Aunque sepa que hay otras estrategias de publicidad, no las aplico»

-Usted es licenciada en Publicidad. ¿En qué medida tiene que aprender a 'vender' su producto o a ser, como dijo Risto Mejide de los cantantes jóvenes, un producto en sí misma?

-Bueno, yo no estoy de acuerdo con eso. Pero no deja de ser una realidad que en el momento en que tú comercializas tu arte, el arte pasa a ser un producto. Otra cosa es que yo como artista me considere un producto, y yo no soy un producto, lo diga Risto Mejide o quien lo diga, y muchos artistas no son un producto. A pesar de ser publicista, estoy en esa parte que intenta, ya que tengo un sello propio, que la forma de hacerlo llegar al público esté dentro de ese código ético, donde sí que hay una preocupación por no solamente comercializar el producto y sacar el lucro pertinente y merecido, sino por las maneras y las formas, que a mí me importan mucho. No soy capaz de venderme a costa de cualquier cosa, esto sí que lo tengo claro. Tengo valores y principios que, por mucho que sepa como publicista que hay otras estrategias, no las quiero aplicar a mis proyectos y a mi obra.

-Más de una vez se ha quejado de no actuar demasiado en Córdoba, donde tiene muchos seguidores. ¿Cómo es ahora su relación con su ciudad?

-Yo creo que buena. Después de 22 años de carrera, me han dado la oportunidad de hablar con la parte más institucional de cultura y ya les he dicho que esto ya no es una pataleta. Soy cordobesa, y una cosa es que no seas profeta en tu tierra y otra cosa es que no existas. Decir que esos 22 años no existen para mí es doloroso. Sí que hay mucho respeto en esas conversaciones y realmente un poco de decir «oye, vamos a arreglar esto». No aspiro a ser la profeta de mi tierra, porque hay muchos estilos, pero sí que puedo de alguna manera inspirar también a nuevas generaciones para ver que hay otros géneros musicales, y que sientan que hay una representación propia, patria, que ha conseguido cosas dentro de ese mundo. Eso será tener mi propio espacio también dentro de las programaciones de lo que se hace en Córdoba culturalmente. En 22 años no lo he tenido y creo que por tenerlo una vez no haría mal a nadie.

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