nueva ordenanza
Los vecinos del Casco y el Sur aplauden la prohibición de más pisos turísticos: «Esto es cada vez más un parque temático»
Los habitantes de la zona histórica, Campo de la Verdad y Miraflores califican de «estupenda» la medida
El Ayuntamiento de Córdoba no dará nuevas licencias a pisos turísticos en el Centro, Casco y distrito Sur
Los vecinos del Casco, Campo de la Verdad y Miraflores aplauden la medida anunciada por el gobierno municipal de prohibir en seis meses, cuando esté aprobada la ordenanza sobre esta cuestión, la implantación de nuevos pisos turísticos -no confundir con los apartamentos para viajeros; tienen otra regulación- en estas zonas tras conocer los datos de un estudio que encargó. Eso se desprendía ayer de recorrer estos enclaves. Distinto fue preguntarle a los negocios.
El día arrancaba en Miraflores y Ángeles Castro sacaba a las 9.30 horas a pasear a su perra por el parque. Veía «bien» que el Ayuntamiento limite los pisos turísticos en su barrio -en puridad, es en todo el Sur, pero en ese distrito se concentran allí y en el Campo de la Verdad-. «Tiene que haber un momento en que se corte. Aquí, hay muchísimos y ha sido en poquito tiempo», advertía. Sostenía que este tipo de medidas también son beneficiosas para «los hoteles». Sí apostillaba que esta fórmula de alojamiento «ha dado mucha vida a Córdoba».
En esa zona verde, estaba otra vecina, Magdalena Pérez. Calificaba la decisión del Consistorio de «perfecta». «Este barrio está masificado de pisos turísticos. Cada vivienda que se vacía es para eso», denunció. Luego, añadía las molestias que a veces generan los viajeros nacionales con algunas despedidas de soltero que son «un escándalo». Al adentrarse en las calles, varía el paisaje; no las opiniones.
A la puerta de su cochera, Valentín Fernández, otro residente, apoyaba la decisión de Capitulares. «Me parece estupenda. Es que la gente no tiene acceso a la vivienda», decía, exponiendo uno de los efectos perniciosos de su proliferación. «Hay muchos pisos turísticos», indicó y luego introdujo un giro de guion. «Entiendo que a la hostelería no le vendrá bien. Pero, vamos que turismo hay de sobra», finalizó.
Antonio Piernagorda no es hostelero pero sí comerciante. Es dueño de 'Alimentación Estrella', cerca de La Calahorra. «A mí me vienen bien los pisos turísticos por mi negocio. Al haber más gente por aquí, hay más venta», dijo. Raudo, añadió: «Entiendo que los vecinos se están teniendo que ir de aquí por esto. Conozco varios casos», expuso. Y sintetizó sus impresiones: «A mí me vendría mal la medida. Podrían regular las licencias y no ser tan taxativos. Pero entiendo a mis vecinos».
A las once, la ruta del plumilla progresaba. Junto a la Mezquita-Catedral, Mercedes Moreno opinaba como directora del hostal La Piquera y vecina del área del Arqueológico. «Esta medida me parece bien, pero llega tarde. Una vez que ya están autorizados los pisos que están concedidos...», reflexionó. Como vecina que ha residido siempre en el Casco, defendía también la medida por el impacto de esta fórmula de alojamiento en «el acceso a la vivienda. Tanto alquiler turístico la ha encarecido y dificulta acceder a ellas porque no quedan apenas».
«Hay que limitar ya»
«Y está el tema de los ruidos. Esto [por los pisos turísticos] potencia las despedidas de soltero y aquí está la zona de ocio nocturno [por la Ribera]», siguió. Mercedes señalaba que, como alojamiento, también les beneficia la medida, pero puntualizó que a su hostal «no nos afecta tanto» esta competencia dado su atractivo reforzado al estar «al lado de la Mezquita-Catedral». «Los pisos turísticos deberían regularse más y tener más control. No sé si todos tienen permiso», concluía.
«Es estupendo lo que ha decidido el Ayuntamiento. Es que aquí tenemos pisos turísticos por todos los lados»
Antonio Navarro y Ana Medeiro
Vecinos de la plaza del Potro
Desde La Piquera, se ve la Ribera. Allí, se encontraba Cristóbal Romero (residente en la zona de Regina). «Está perfecto», decía sobre la decisión de no dar más permisos en el Casco para este tipo de actividad. «Hay que limitar ya. Hay un riesgo de perder la esencia de esta zona de Córdoba», exponía.
El día avanzaba, la principal zona turística de la ciudad hacía honor a su denominación y se poblaba de viajeros que se inmortalizaban con sus móviles. No es lo único que proliferaba: se podía ver cómo a las rejas o a los porterillos les van brotando candados o teclados para las fórmulas de acceso a los pisos turísticos.
«No me agrada esta medida. Y no creo que sea el único en la hostelería. Ahora bien, yo también entiendo a los vecinos»
Antonio López
Taberna El Pimentón (la Ribera)
De esto último saben mucho Antonio Navarro y Ana Medeiro, un matrimonio que vive por la plaza del Potro. «Es estupendo lo que ha decidido el Ayuntamiento», resaltaron, para lamentar que «aquí tenemos pisos turísticos por todos los lados. Hay muchos. Esto es cada vez más un parque temático más que un barrio». «Es un coñazo», comentaban coloquialmente.
«Si los turistas hacen ruido, al tener aquí todos los bares [por la Ribera], tampoco nos enteramos mucho», indicaban con retranca. Acumulación de viajeros y ocio nocturno es una suma muy negativa para ellos: «Luego, les dices algo y te contestan que te vayas a vivir a otro sitio».
Otra impresión la despachó en Exclusivas Manu (tienda de ropa y bisutería cercana a la Mezquita-Catedral), su dueño Salvador García: «Me parece bien lo que hará el Consistorio». Asumía que «nunca llueve a gusto de todos» y que habrá negocios a los que no les guste esta medida, porque teman que se puede reducir su público potencial. «Es que muchas veces los hoteles, que no pueden competir con los pisos, están vacíos. Sitio hay, para quedarse en Córdoba. Lo que pasa que la gente va a lo más barato», reflexionó.
«Tiene que haber un momento en que se corte. Aquí hay muchísimos pisos turísticos y ha sido en poco tiempo»
Ángeles Castro
Vecina de Campo de la Verdad y Miraflores
Una opinión discrepante con la postura del gobierno local la servía Antonio López, dueño de la taberna El Pimentón (la Ribera). Aseguraba que «entiendo que los vecinos no vean bien lo de los pisos turísticos. Con el ajetreo de entrar, salir, las maletas..., comprendo que les pueda molestar en cierto modo». Pero añadía que «a los negocios nos vienen bien, porque mueven la economía para los dueños de estas viviendas y para los negocios». «Hay que comprendernos también a nosotros»; señalaba. «A mí no me agrada esta medida. Y no creo que sea el único en hostelería al que le suceda lo mismo. No obstante, yo también entiendo a los residentes aquí», insistía.
A eso de las doce, la calle de la Feria era una afluente de turistas; algunos goteaban hacia el Compás de San Francisco. Allí, uno de sus vecinos, José Enrique Lozano, sumaba otro apoyo a la prohibición de nuevos permisos en el Casco: «Me parece bien esta medida. Ya hay muchísimos pisos turísticos». «Córdoba necesita también una restricción de número de viajeros, porque al final podemos morir de éxito. Ahí, vemos a Málaga, donde es imposible ya vivir en la capital», alertó.
Rechazo en Ciudad Jardín
Extender el recorrido a Ciudad Jardín, barrio de referencia de Poniente Sur -tercer distrito con más peso de los pisos turísticos sobre el total de viviendas, pero que no entra en el paquete de prohibiciones de permisos-, era recoger impresiones negativas de vecinos sobre el impacto que este fenómeno está teniendo en este lugar.
Francisco Agredano, que indicaba que llevaba más de 60 años viviendo en este barrio, advertía, sentado en una terraza, de que los pisos turísticos «me parecen mal aquí, en Sevilla, Barcelona o Madrid, porque la juventud, con el sueldo que tienen, no pueden ni alquilar». «Para alojarse, están los hoteles», aseguraba y añadía que «aquí hay mucho piso turístico». Añadía que a él le hubiera gustado que se aplicara ya en Poniente Sur, porque «ya es demasiado».
Por detrás de la terraza donde está Francisco, pasa Justo Pastor, otro residente en Ciudad Jardín. «Aquí, hay muchos últimamente nuevos; pero sobre todo en locales. A mí, en los locales me parece bien porque eran espacios que llevaban muchísimo tiempo cerrados y ahora se les da un uso», advertía, en alusión a una fórmula que pueden ser apartamentos o pisos turísticos. «Se suponen que dan menos molestias a los vecinos que si fueran en pisos de bloques», argumentaba. «Si son en pisos, yo sí hubiera puesto la prohibición de nuevos aquí. Los pisos siempre mejor para vivienda que para negocio. Ahora, si es para locales, lo veo bien», indicaba.
Manuel León, vecino también de este barrio, es categórico: «No me gustan los pisos turísticos. Sí, que hay bastantes aquí. Para eso, están los hoteles, leches». «No estoy de acuerdo con lo que hay», aseguraba y añadía que él hubiera preferido que Ciudad Jardín se incluyera ya entre los enclaves donde no se autorizaran más alojamientos de este tipo.
La ruta concluye en la panaderia-cafetería Amalia Maestre y vecina del barrio, con la opinión de Rafi Fil. Asegura que los alojamientos turísticos se «están cargando el barrio con tanta vivienda de este tipo». «También se están cargando a los hoteles y a sus trabajadores», criticaba. «Aquí, en Ciudad Jardín, hay muchos pisos para viajeros. Cada local que dejan vacío hacen una vivienda turística», indicaba. «Hubiera preferido que el Ayuntamiento hubiera metido ya a nuestro barrio con los que ya no tendrán más pisos turísticos».
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