Ola de calor
Turistas valientes en el verano de Córdoba: «En Barcelona es peor por la humedad»
Los visitantes que conocen Córdoba en días a mucho más de 40 grados cuentan cómo lo combaten
El tiempo en Córdoba | Máxima de 44,6 grados en Montoro en la previa al pico de la ola de calor
Córdoba alcanzará el jueves 46 grados en la segunda ola de calor con vientos africanos
![Dos turistas se refrescan en la Fuente del Olivo del Patio de los Naranjos](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2022/07/13/reportaje-turismo-calor-RSo7jnxnpMABRSDYku4jnNN-1240x768@abc.jpeg)
El día comienza con los malos augurios llamando desde las pantallas de los teléfonos móviles. Las aplicaciones dicen que se llegará a los 44 grados de temperatura y que ni siquiera la noche será un alivio para poder respirar un poco en las terrazas.
Con todo, la Judería de Córdoba no amanece con el aspecto de un puente de otoño o de un día de Patios, pero hay animación y por la plaza de Judá Leví no dejan de venir los grupos de turistas, todos en torno al paraguas y a la megafonía discreta de su guía.
En el estrecho camino entre Albucasis y Manríquez hay al menos cuatro excursiones en idiomas distintos. El sol llega desde la Ajerquía y al no estar demasiado alto las casas todavía dan bastante sombra.
En las gradas de la Mezquita-Catedral por la calle Torrijos hay grupos que esperan, casi siempre de gente de fuera de España, y disfrutan de un fresco que será engañoso. Sí, un 13 de julio, con la ola de calor que trae aire sahariano, hay turistas disfrutando de Córdoba. Y cada uno tiene un motivo distinto.
Abunda el turismo nacional, pero también hay grupos italianos, árabes y británicos
Marc López acaba de comprar la entrada para conocer la Mezquita-Catedral y camina por el Patio de los Naranjos hacia la puerta. Es de Barcelona y comienza contando que no nota demasiado el calor, porque aunque la temperatura sea mayor el verano es más llevadero que en su ciudad. «Allí hay mucha más humedad por la cercanía del mar, así que aunque aquí haya diez grados más, es mucho más soportable porque el calor es más seco», dice, mientras espera disfrutar del día con una pareja de amigos.
Apenas lleva unas horas en Córdoba y aunque la temperatura condiciona, parece afrontarlo con tranquilidad. ¿Qué le lleva a viajar en julio, cuando se sabe que son los días tórridos? Es el momento del año en que no tiene trabajo y eso le permite viajar.
«El calor la verdad es que es lo que yo esperaba», cuenta, mientras relata que en un bar les han dado algo de agua fresca después de desayunar para poder llevar el día. «Sé a lo que me expongo, pero es la segunda vez que vengo a Andalucía», dice el turista, que tiene otra reflexión: esperaba más gente.
Está acostumbrado a Barcelona, una de las ciudades con más presencia de turistas y le sorprende que no hay tantos visitantes en el Patio de los Naranjos. Al menos en esta época del año, con el mercurio en sus máximos históricos de todos los años.
En otros rincones del patio hay grupos de visitantes extranjeros. Anglófonos, italianos y árabes, sobre todo, y sólo estos últimos parecen estar acostumbrados a los rigores del clima. Marco y Ginebra llegan desde Milán, en la Italia continental, y por lo tanto la menos cálida, y confiesan en su idioma que les sorprende tanto calor, aunque lo compensan con agua y con ropa bastante ligera.
Como los demás, es la época en que tienen más días libres para poder viajar, y saben a lo que vienen y a lo que se exponen, pero aún así están disfrutando de la belleza de Córdoba. La tarde la tienen que pasar en el hotel por pura prudencia hasta cierto momento en que se puede salir.
Tampoco conocen un calor extremo en Aranda de Duero, al sur de la provincia de Burgos. Carlos y Julia han llegado en la misma mañana del miércoles a Córdoba y no se sienten asustados, a pesar de que el termómetro empieza a acercarse a los 30 grados y pasará bastante de los 40 a lo largo del día. Es la época que tienen vacaciones a lo largo del año y no están dispuestos a desperdiciarlas dejando de ir a los lugares que quieren conocer.
En su tierra no se conocen temperaturas tan altas, pero el mismo miércoles, con todo el mapa de España en rojo, se llegó hasta los 41, que no sería precisamente llevadero en una tierra donde tampoco hay demasiada costumbre.
En todo el perímetro de la Mezquita-Catedral hay ahora sombra y muchos disfrutan de un descanso antes de entrar a conocer el monumento. Al mediodía el paisaje está más claro de turistas. Los valientes ya saben que no hay que ser temerario.
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