Reclusos en medio abierto
Testimonios de presos al borde de la libertad en Córdoba: «Tiroteos, puñaladas... He visto la muerte de cerca; ahora tengo un futuro»
Tres reclusos en tercer grado relatan a ABC su experiencia antes de entrar en prisión y cómo viven en el Carlos García Valdés
CIS de Córdoba, de la sombra de una celda a la luz de la reinserción
![Uno de los internos en el Centro de Inserción Social Carlos Carcía Valdés de Córdoba](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/19/cis-cordoba-reportaje(13)-kBY-U502498098558VXF-1200x840@abc.jpg)
El camino hacia la reinserción social de quien delinque comienza cuando pone un pie en la cárcel. Entre rejas se inicia un trabajo por parte de los equipos de los centros penitenciarios que buscan encauzar hacia la senda de la convivencia social normalizada a los ... que han violado las normas. Pero esa reincoporación no puede ser nunca efectiva si los propios reos no aceptan cambiar su rumbo vital.
ABC ha hablado con tres reclusos que han decidido atrás los senderos de la 'mala vida' para buscar un destino lícito y próspero. Tras los primeros pasos que ya dieron en prisión, ahora se preparan en el Centro de Inserción Social Carlos García Valdés de Córdoba para salir al mundo de nuevo.
Manuel P.G.: «He visto la muerte de cerca; ahora, tengo un futuro»
Manuel P.G. apenas había cumplido la mayoría de edad cuando entró en prisión. Los delitos probados, robo con violencia y atentado a la autoridad, por los que ha pasado seis años y cuatro meses en el complejo penitenciario de Alcolea. Tras lograr el tercer grado, este joven, que ahora tiene 26 años, lleva uno y 8 meses en el CIS de Las Quemadillas, con una imponente historia de superación y un futuro cargado de sueños.
«Cuando entré en la cárcel tenía la cabeza muy loca, era muy agresivo;me había rodeado de gente tóxica, no confiaba en nadie después de tanta traición...», recuerda el joven, que habla de soslayo de tiroteos y de esquivar puñaladas. «He visto la muerte de cerca y vivido situaciones muy difíciles».
Poco a poco, Manuel fue dándose cuenta de que no podía seguir así y su paso por prisión le ayudó a ver la vida de otra manera, «a ver el vaso medio lleno y tratar de ser mejor persona, eso es lo que quiero; y crecer hasta donde pueda», confía.
![Testimonios de presos al borde de la libertad en Córdoba: «Tiroteos, puñaladas... He visto la muerte de cerca; ahora tengo un futuro»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/19/cis-cordoba-reportaje(8)-kBY--624x350@abc.jpg)
En este proceso de reinserción, este chico, que se ha criado en Las Palmeras, ha podido comenzar su formación con varios cursos, «de Comercio, Ayuda a Domicilio y pinche de cocina; y estoy esperando plaza para el de carretillero», explica.
Para Manuel, la ayuda recibida en el CIS por parte de la técnico del programa Epyco, Pilar García, «ha sido muy importante. Nunca había sentido tanto apoyo como aquí», comenta, emocionado, lo que le ha empujado a esquivar su pasado y a su entorno: «A veces, me siento solo, pero lo prefiero a tener otra vez el alma negra. Es verdad que el riesgo de volver a lo de antes es grande, pero eso ya es algo que decides tú», reflexiona.
«A veces me siento un poco solo por haber cambiado de entorno; pero lo prefiero a tener un alma negra»
Este interno comienza a trabajar en un restaurante en breve: «Para mí es alto standing, después de venir de lo más bajo. Y lo he conseguido echando para adelante. Mi sueño sería montar un restaurante o algo así. Primero, quiero ser autómono para comprobar hasta donde puedo llegar y cuánto puedo construir», concluye, orgulloso, el joven.
Gonzalo: «Ya estoy desintoxicado y quiero llegar a ser electricista»
Después de dos años y tres meses en prisión por un delito de robo con fuerza, Gonzalo (nombre tras el que prefiere ocultar su identidad) tiene claro el giro que quiere darle a su vida. «Tenía un problema con las drogas, estaba siempre enganchado y por eso lo único que hacía era robar, porque no tenía trabajo y necesitaba el dinero».
Este joven entró en prisión y allí, «gracias a la ayuda del equipo y el apoyo de mis padres, he cambiado», explica. En el centro penitenciario cursó Bachillerato y estuvo en un programa para abandonar sus adicciones.
Desde que está en el CIS (lleva dos meses) está inmerso en el programa Epyco. «Ya estoy desintoxicado, no tengo miedo a ninguna recaída y me gustaría llegar a ser electricista, como mi padre», confía.
Francisco T.: «Peleas, robos... Estaba en un pozo sin agua del que he logrado salir»
«El tiempo que me he tirado encerrado, sin estar con mi familia, sin sentirme querido... Eso me hizo darte cuenta de que tenía que cambiar». Así se pronuncia Francisco T., otro de los 183 reclusos en tercer grado del CIS de Córdoba. Su paso por la cárcel se debió a una condena por «una pelea y robos». Tras cuatro años y tres meses en una celda, este cordobésde Moreras cumple, desde mayo de 2022, su pena en régimen abierto: le queda uno para la condicional y tres para la libertad total.
«He tenido un cambio radical gracias al apoyo tan grande de todo el equipo de la carcel y del CIS; me han ayudado a salir del bache en el que estaba, en ese pozo sin agua en el que estaba metido», explica.
Aunque no «agradece» su paso por la cárcel «me ha venido muy bien para darle un giro a todo y empezar de nuevo». Ahora ya no piensa en volver a su vida anterior. «Cuando salgo los fines de semana estoy con mi novia, y me voy a mi parcela donde hago mil cosas. No puedo estar parado; así también tengo la cabeza ocupada».
![Testimonios de presos al borde de la libertad en Córdoba: «Tiroteos, puñaladas... He visto la muerte de cerca; ahora tengo un futuro»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/19/cis-cordoba-reportaje(12)-kBY--624x350@abc.jpg)
En el CIS está realizando el programa Epyco, «a ver si me hacen entrevistas y puedo encontrar trabajo. Tengo una ya mismo y estoy muy nervioso. Además, si me sale, como es en una empresa de aquí, del polígono, me han dicho que no me preocupe por el coche», relata, ilusionado.
Francisco estuvo empleado, antes de entrar en el centro penitenciario, en una empresa multiservicios. «Pero he hecho de todo: portes con mi padre, he estado en ferias con mi tío... Como digo, no me puedo estar quieto. Pero esos trabajos son cosas puntuales y lo que necesito es algo a lo que dedicarme de lleno», explica.
El tiempo que pase en el CIS quiere aprovecharlo para profesionalizarse como fontanero. «Siempre me ha gustado. Cuando era pequeño, tenía un vecino que se dedicaba a eso y me llevaba con él algunas veces para que lo ayudase. Es algo que me llama mucho la atención», cuenta Francisco, que incluso ha colocado ya la placa ducha en su casa del campo.
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