El sur de Córdoba, a vista de pájaro

ABC Córdoba ha realizado un vuelo en avioneta para descubrir desde el aire la grandiosidad del paisaje de la Subbética, Campiña y Valle del Guadalquivir

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Almodóvar del Río, con su imponente castillo, desde el aire Fotos: Jesús Prieto

Jesús Prieto

Córdoba

Disfrutar de unas vistas únicas a unos dos kilómetros de altitud en un viaje mágico entre Granada y Córdoba no es algo que pueda hacerse de manera habitual. ABC ha podido realizarlo en un aparato modelo Cessna 150 pilotado por el aguilarense Francisco Estrada. La avioneta biplaza, propiedad de la empresa Skyduo, despegó sobre las 8.35 de la mañana desde la pista 7/2 del aeropuerto Federico García Lorca de Granada. Por delante, una auténtica aventura para los sentidos que nos permitió contemplar a vista de pájaro la variedad de paisajes que componen las comarcas de Subbética con su parque natural, Campiña Sur y Valle del Guadalquivir.

El aparato alcanzó una altitud de entre 3.500 y 7.500 pies que equivalen a entre uno y dos kilómetros. Y surcó el sur cordobés a una velocidad que osciló entre 85 y 120 nudos que, con su equivalencia en kilómetros, rondan los 160 y 240 kilómetros por hora.

Como un ave Arriba, Iznájar y su pantano; sobre estas líneas, Aguilar con su peculiar plaza octogonal y a la derecha, Priego de Córdoba J.P.

La buena meteorología y una magnífica densidad del aire permitió que ningún tipo de sobresalto alterara una experiencia única. En apenas unos minutos, el escarpado terreno de la Subbética se mostró por debajo como un mar de montañas y sierras que separan la provincia de cordobesa y la granadina. En la lejanía se podía contemplar Almedinilla. Pero mucho más cerca, apareció Priego de Córdoba. Su balcón del Adarve, las siluetas de sus iglesias o la plaza de toros identificaban claramente a la 'Ciudad del Barroco'.

A partir de aquí, el vuelo realizo algún zigzag que evitó la línea recta para acercarse al pantano de Iznájar. Sin duda desde el aire se observó de manera más patente el mermado estado de su nivel de agua embalsada. Justo al lado el casco urbano de Iznájar y, poco más allá, Rute reclamó a la justa atención de nuestra mirada.

No se escaparon durante el trayecto por esta zona otros caseríos blancos como la granadina Algarinejo o la malagueña Cuevas de San Marcos. El santuario de la Virgen de Araceli, con Lucena al fondo y a sus pies es un espectáculo que impresiona. Ver desde arriba las sierras de Lucena y Cabra hace descubrir que los términos arriba y abajo en estas circunstancias son muy relativos.

El municipio de Lucena J.P:

En la línea imaginaria que iba marcando el vuelo quedaron Monturque a la derecha y Moriles a la izquierda. Y al fondo surgía otra de las reservas naturales de nuestra tierra, la Laguna de Zóñar. Está resistiendo de manera estoica la pertinaz sequía.

El casco urbano de Aguilar, muy cerca de la laguna, podía verse a menos altitud. En torno a unos 300 metros, que es lo mínimo que permite la ley para volar. Sin duda, la plaza octogonal aparece como un auténtico regalo en el centro del casco urbano.

El trayecto continuó divisando el santuario de la Virgen de los Remedios y, a cierta distancia, Montilla, Montalbán, La Rambla o Santaella. Las ondulaciones de la campiña sur fueron dando paso a la hendidura en la capa terrestre que conforma el valle del Guadalquivir. Y es que San Sebastián de los Ballesteros, La Guijarrosa o La Carlota ya preludian la cercanía del río grande.

Parcelas cerca del aeropuerto de Córdoba J.P:

Fuente Palmera fue la antesala del colosal castillo de Almodóvar, que, como si de un paisaje de ensueño se tratara, recordó historias y leyendas de épocas grandiosas para nuestra historia en Córdoba.

Poco antes de llegar a nuestro destino final del viaje aéreo, las centenares de parcelas que bordean Córdoba por el este surgieron como auténticas cuadrículas del placer y el asueto familiar. En torno a las 10.04 de la mañana, la aeronave aterrizó en una pista de tierra junto a las naves de aeronáutica Delgado. Allí iba a pasar su habitual revisión técnica después de regalarnos un paseo sin igual por tierras de aceite, vino, castillos y señoríos.

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