La 'Shopping Night' del no me pises que llevo bolsas

Rafael Aguilar

Córdoba

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09/06/2023
Actualizado a las 22:43h.

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LA 'Shopping Night' comienza de día. Estas cosas de las fiestas del consumo se pueden permitir ciertas contradicciones. Nadie repara en ellas y si lo hace las disimula. Son poco más de las ocho de la tarde y a la calle Cruz Conde le falta piso para que la gente ande. O para que se detenga. Porque comprar es eso: ir, pararse, fijarse en algo, entrar al probador, decidirse, soltar la pasta o sacar la tarjeta y marcharse a otro mostrador o a casa con la sonrisa puesta. «Lo que a mí me gusta de esto es que ya se huele el verano, las vacaciones. O no tanto», dice con un pizca de mala baba Asunción Bernáldez, una recién jubilada que sale de la sucursal de Springfield con tres bolsas, una por cada hijo.

«Tienen las cosas tiradas, no hay quien se resista. Los he equipado de bañadores y de bermudas para la playa... si es que nos dejan irnos tranquilos...». Sí, las elecciones generales. Sí, Pedro Sánchez. Muy cerca está la oficina central de Correos, a la que se acerca de vez en cuando algún ciudadano interesado en el voto por correo, el quebradero de cabeza de media España desde el día siguiente a las municipales.

Pero no es el momento de las preocupaciones sino dejarse querer por la caricia de una prenda nueva, por el capricho al alcance de la mano y del bolsillo. La calle Manuel de Sandoval es toda una tentación en sí misma. Desser Spagnolo anuncia en sus cristaleras, y a gran tamaño, las ventajas de lo que denomina el 'Late Shopping': «Por cada veinte euros de compra te hacemos un regalo». Donde la vía secundaria que va a morir, o a nacer, en Ronda de los Tejares, está A mi aire de Marta Domínguez, que se lanza a la caza del cliente con una rebaja del diez por ciento en sus artículos. Y Geox, a dos pasos, tiene los zapatos, los de él y los de ella, con un pellizco de la quinta parte de lo que marcan las etiquetas.

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¿Hay entusiasmo por la décima edición de la 'Shopping Night', que se desarrolla con buen tiempo y sin la amenaza de lluvia que temían sus organizadores cuando la presentaron junto al alcalde en funciones, José María Bellido, hace un par de semanas en el Mercado Victoria? Pues mire usted, depende a quien se le pregunte. La cosa va por barrios. Y es posible encontrar dos barrios con dos opiniones opuestas casi en la misma calle. ¿Que no? Que no que va. En la calle Góngora.

Atención a lo que dice Rafa Fernández, el dependiente que está al frente de la tienda de ropa clásica de caballeros Belia, poco antes de que den las nueve. «Tenemos un veinte por ciento general en los artículos: es como suelen arrancar las rebajas normales, que luego van con los descuentos a más», señala el joven. «Los grandes, las franquicias, no abren esta noche y no esperamos mucha afluencia, y menos en estos tiempos en los que hay bastantes periodos de rebajas durante todo el año. Hoy es un día más, pero aguantaremos abiertos lo que nos dejen», se extiende cuando el establecimiento está vacío.

Es poner un pie en el exterior de Belia y que el que está ya fuera y el que queda dentro se vayan solos a la llamada de un disc-jockey que le pega fuerte a los altavoces en El Espejo te dice guapa, que está al lado, en Morería. El tipo de la melodía por las nubes sigue a lo suyo y al lado hay una chica con otro expositor que maquilla a quien tenga el gusto.

El invento, o el reclamo, ha salido de la mente de Aurora y María José López, las dos hermanas propietarias de la tienda de ropa de moda femenina, que sí que conoce ajetreo al comienzo de la cita de rebajas organizada por el Consistorio, el Centro Comercial Abierto Centro Córdoba y la Federación Provincial de Comercio. «Claro que funciona: éste es uno de los mejores días de venta del año, y le hablo por la experiencia de otras veces: esto te arregla el mes, te lo sube; aguantaremos abiertas hasta las once y media o las doce de la noche», asegura Aurora.

Suena la música. Y no sólo en el exterior de algunos de los ciento cincuenta establecimientos de los trescientos inscritos en la noche de compras que tienen autorización para sacar los expositores a la calle. En el escenario montado en Las Tendillas abre el fuego el grupo Los Olivetti, que versionan clásicos de los años ochenta y noventa que hacen las delicias de los consumidores carrozas, que son los que ahora pueden pasearse entre las tiendas con cierto desahogo.

El rock es el hilo conductor de la cita, así que a los temas de hace diez o quince años le sigue la principal atracción de la velada: el pasacalles inspirado en un clásico de los clásicos. Sí, en 'Grease'. Así que allá van, por Gondomar, por Cruz Conde, por el Bulevar Danny Zuko y la dulce e inocente Sandy animando al personal a que no se quede con las ganas y pase al probador y luego a la máquina registradora o como las llamen ahora.

Más viejas glorias. Pepe Begines, el vocalista de No me pises que llevo chanclas, que comparece ante el público también en Las Tendillas. «Y tú de quién eres», le pregunta a los presentes. «De Marujita», le responden emocionados quienes se han congregado para presenciar la actuación, que sacan la letra del baúl de los recuerdos felices y rejuvenecidos.

Hay locales que, con todo, prefieren las melodías propias. Es el caso de Silbon en Cruz Conde, que ha sacado unos altavoces a la calle y no se corta con el volumen. La estridencia tiene dos grupos de receptores: los de la tienda de las dos raquetas y los de su bar de tapeo, que está hasta arriba cuando la noche se echa encima. «Niña, no pierdas de vista las bolsas que voy a por dos cañas, que al final nos hemos gastado una pasta», se escucha.