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«Vince» sigue soplando un año después

POR B. LÓPEZCÓRDOBA. Un año después de que los restos del huracán «Vince» sacudieran a Córdoba, éste sigue castigando a la ciudad. El día que llegó, 11 de octubre de 2005, descargó 84 litros por metro

V. MERINO Rodrigo Jiménez, en el ascensor en el que estuvo a punto de morir atrapado por la inundación causada por el «Vince» en su aparcamiento de Conde de Vallellano R. ALCAIDE / ARCHIVO La Fuensanta fue uno de los barrios donde más se dejó sentir el «Vince», como se observa en la imagen superior. Las lluvias también afectaron a comercios como la librería El Pocito. Su dueña, Maika Llorente (foto inferior izquierda), recuerda, con su negocio ya reparado, la pesadilla que vivió hace un año (foto inferior derecha)

POR B. LÓPEZ

CÓRDOBA. Un año después de que los restos del huracán «Vince» sacudieran a Córdoba, éste sigue castigando a la ciudad. El día que llegó, 11 de octubre de 2005, descargó 84 litros por metro cuadrado en cuatro horas y provocó vientos de hasta 70 kilómetros. Suficiente como para inundar calles en la Fuensanta, San Lorenzo o Cruz de Juárez; anegar parking en la avenida del Aeropuerto, Conde de Vallellano...; o mandar decenas de coches al desguace. Los cordobeses presentaron cerca de 900 reclamaciones ante el Consorcio de Compensación de Seguros por daños por valor de 9 millones.

Eso fue el 11 de octubre de 2005. Luego, «Vince» devino en una lluvia fina de problemas que aún cala por estos lares. Es el caso del número 8 de Conde de Vallellano. Su aparcamiento se anegó tras reventar su suelo -las canalizaciones no aguantaron-, lo que supuso que 27 coches quedaran para chatarra. Los vecinos recuerdan que el Consorcio no abona el valor real de venta que tendría el vehículo. En total, cerca de 600.000 euros en daños, incluidos los desperfectos, menores, del número 6 de esa avenida. Estos dos bloques ya habían sufrido en 1999 una situación similar tras unas lluvias torrenciales.

Por ello, el presidente de la comunidad del número 8 de Conde de Vallellano, Ángel Muñoz, anuncia que este portal está «en el trámite de presentar una denuncia contra el Ayuntamiento», porque «estamos asustados». Creen que pueden volver a ver anegado su aparcamiento y su «miedo» es que otra inundación «afecte a la estructura del edificio».

Achacan la situación a que el colector de Arroyo del Moro (responsabilidad de Emacsa), que pasa ante su bloque, es «insuficiente», pues ante lluvias torrenciales se puede colapsar. Por ello, Muñoz asegura que «iremos a los tribunales a pedir que esto no pase de nuevo. Que hagan con el colector lo que tengan que hacer. Que lo desvíen, lo cieguen...». Lamenta que «el Consistorio se quita de en medio por un problema que no generamos nosotros, pero que él plantea como nuestro. Esto lo debe solucionar el Ayuntamiento».

«Psicosis» en Conde de Vallellano

Muñoz retrata la «psicosis» que vive su portal: «La gente saca los coches del aparcamiento cuando caen cuatro gotas», confiesa. El 11 de octubre de 2005 lo recuerda como un día «inolvidable», en el que se pasó «mucho miedo» y dos de sus vecinos «corrieron el riesgo de perder la vida» atrapados en los ascensores que llegan al parking.

Uno de esos dos atrapados es Rodrigo Jiménez. Aún hoy le asaltan «recuerdos que quiero borrar» de ese traumático episodio, pero es «imposible». «Estuve a punto de morir ahogado», explica. Su odisea empezó cuando ese fatídico día por la tarde tomó el ascensor para ir al parking a por una caja de herramientas. Al llegar abajo, el elevador no respondía y empezó a entrar agua. «Rápidamente me llegó a la rodilla y, luego, al pecho. Pensé «hasta aquí hemos llegado»», reconoce.

Su mujer, que «me echó de menos», los vecinos, porque «los bomberos pasaron de largo, aunque les dijeron que había dos personas ahogándose», y un técnico de ascensores le rescataron. «Poco a poco» lo ha ido superando.

Otro lugar donde «Vince» sigue soplando es la Fuensanta. Allí, provocó inundaciones en decenas de locales comerciales en los alrededores de la plaza del Pocito y en cocheras. Además, 350 vecinos vieron dañados sus vehículos. La asociación vecinal La Barca del Arcángel estimó los desperfectos en 400.000 euros. Una vez que el Consorcio ha ido dando compensaciones, lo que preocupa en el barrio, según el presidente de la citada AVV, Joaquín González, es que «estamos en la misma disposición de que vuelva a ocurrir lo que pasó hace un año y que fue un caos».

Quejas en la Fuensanta

Avisa de que el Consistorio reconoció que en la Fuensanta hay un «punto negro» de la red de agua y alcantarillado, que está pendiente de que se mejore con un colector entre Pedroches y la avenida de Libia. Se hará mediante el desarrollo de un convenio que Ayuntamiento y Gobierno tienen firmado desde hace tres años. «Hasta ahora, no se ha hecho nada», denuncia.

Además, recuerda que las inundaciones, aunque no en la proporción de las de 2005, no son ninguna novedad en la Fuensanta. Por ello, advierte al Consistorio de que debe «empezar ya» con la limpieza del alcantarillado, porque «a mediados de noviembre es época de lluvias». «No se pueden poner a limpiar cuando esté lloviendo», sentencia. Igualmente, reivindica para el alcantarillado de este barrio una «atención especial» como punto negro, ya que hasta ahora ha habido «la limpieza de otros espacios de la ciudad y nosotros necesitábamos más».

La dueña de la librería El Pocito, Maika Llorente, es otra de las personas del barrio que saben que la Fuensanta requiere un mejor cuidado de su alcantarillado. Asegura que no olvidará el resto de su vida el 11 de octubre de 2005, cuando su tienda quedó hecha un «desastre» por el agua. Tuvo que cambiar el mobiliario entero, perdió una fotocopiadora de dos que tenía, se le estropeó material escolar...

Y señala que lo que le dio el Consorcio sólo le llegó para pintar. Un remozado que no impide que «aún huela a humedad» en este negocio.

Maika confiesa tener «miedo» a que se repita. No en vano, los cuatro años que lleva con este comercio el agua se le ha metido en la tienda y la ha inundado. Ella lo achaca al alcantarillado: «Hay muchas alcantarillas, pero sólo funcionan dos o tres. La gente del Ayuntamiento viene a limpiar cuando miran para el cielo y lo ven negro».

Acaba explicando que aún «no he logrado recuperarme de las pérdidas» que le causó este huracán. El «Vince», que hace un año llegó, vio y venció a una urbe poco preparada para lluvias torrenciales, se quedó, vistos los testimonios de los que lo padecieron.

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