PUERTA GIRATORIA
Una vida normal
El pabellón Vista Alegre es un refugio extraño pero seguro para inmigrantes de paso en Córdoba hacia un destino incierto
![Inmigrantes en el pabellón Vista Alegre de Córdoba](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2018/07/27/s/opinion-gavira-vida-kBkD--620x349@abc.jpg)
Mientras los cordobeses aspiramos a unos merecidos días de descanso y el sol en todo lo alto señala un destino de pueblo o playa, doscientas personas inmigrantes encuentran en el Polideportivo Vista Alegre un refugio extraño pero seguro. Esa seguridad que nosotros ... cada día administramos a cuanto hacemos y que en parte es regalada solo por haber nacido en esta porción del tiempo y del espacio. Ellos estarán de paso, merced a una política migratoria que aspira a convertirse en referente europeo y que por lo pronto cuenta con guarismos abultados, como signo de un macabro reparto de pobrezas y necesidades. Cuando los gobiernos desperezan sus alas y se proponen orillar sus cálculos, siempre afloran los rostros tras las cifras. Todos los estados accederán a la división de estas personas en grupos menores en un ejercicio de solidaridad fundada en la acogida sin hacer demasiadas cuentas.
Los inmigrantes que han llegado a Córdoba, para después ser desplazados a otros destinos, no conocen nuestra identidad, nuestra manera de contar los días ni de celebrar la vida, sienten que están en tierra firme y que cualquier destino es mejor al suyo. Eso es todo. Seguir viviendo es toda frontera de su existencia. Esta es una relación puntual y posiblemente efímera con Córdoba. En contraste con nuestras seguridades inamovibles , resultamos pequeños e indolentes. Nuestra vida se sostiene en luchas fútiles e inacabadas, terminan en logros imposibles de equiparar a la que enfrentó cada uno de estos inmigrantes que han llegado a la ciudad. En contraste, exponemos una existencia lineal y previsible que desdeña cada día como una posesión sin riesgos, alimentada de comodidad y ambiciones materiales.
De ellos extraemos frases terribles que explican cómo seguir vivos tras cruzar el infierno . Nos hablarán de vidas de esclavitud y de huida y sus palabras nos resultarán usadas por otros y expresadas por otras manos, en un relato que guarda similitud al que hemos prestado atención de media intensidad tantas veces. Ahora ellos están bajo nuestro cielo y respiran el mismo aire que nosotros, sienten nuestro calor, beben nuestra agua. Conexiones que nos dan cuenta de lo cerca que estamos y lo vulnerables que podemos llegar a ser si la vida te dice: huye.
En medio del estío, con la cadencia de días de desocupación y ambición moderada por volar lejos y compartir culturas, llegan al lado de nuestra casa los que atesoran en su vida todo el coraje para defenderla. Salvar la vida como único oficio es el noble impulso que los sostiene. Entretanto, mientras llegaron y otra vez se marchen atendiendo a una suerte de reubicación administrativa , su presencia entre nosotros debiera intervenir en nuestra vida normal, para abrir el corazón y la cabeza a todas las vidas posibles.
Nuestra dudosa vida normal está plagada de insatisfacciones porque el presente, demasiadas veces, deja de ser el fin y se convierte en medio de pretensiones que no se detienen en el inabarcable regalo de la vida.
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