Huelga de transportes
Camioneros, tras el fin del paro en Córdoba: «Temo por mi empleo, las medidas son insuficientes»
ABC se sube al camión de un transportista que secundó el paro durante sus tres semanas para conocer sus cuentas y razones. La última semana que trabajó sacó 250 euros
La economía de Córdoba se juega 37 millones cada día con el paro del transporte
![Miguel Ángel Redondo, en su camión en Córdoba](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2022/04/03/s/redondo-camionero-cordoba-U22081306833uZL-1248x698@abc.jpg)
ABC se cita en Las Quemadas con Miguel Ángel Redondo , transportista autónomo de 45 años con dos décadas de experiencia en el sector, para conocer qué motivos llevaron a su cabeza a ordenar que desde el día 14 de marzo se detuviera allí su otra 'cabeza', la tractora de su vehículo (un imponente Renault T520 con el que hace portes sobre todo por Europa y que lleva en la visera el nombre de sus tres hijas).
Él secundó el paro indefinido nacional convocado por la Plataforma en Defensa del Sector del Transporte durante las casi tres semanas que ha durado -este colectivo decidió el sábado suspenderlo temporalmente-.
Sentado en la cabina que le es tan familiar -en su cama, suele dormir durante sus viajes-, la conversación arranca por los motivos que le llevaron a sumarse a esta protesta .
Asegura que el fortísimo aumento del gasoil durante la primera quincena de marzo -la guerra en Ucrania acentuó los aumentos que venían dándose meses antes: «Desde septiembre, ha sido una subida, una subida, una subida...»- la vivió con « muchísima agonía , porque haces cálculos y te queda nada».
«Hasta enero, llenar mi depósito suponía unos 950 euros. La segunda semana de marzo, eran 1.800»
Confiesa que una semana antes de arrancar esta protesta nacional él ya había pensado «parar, porque no veía la luz por ningún lado». Y el diálogo empieza a rodar por la senda de los números que expone: «Hasta enero llenar mi depósito suponía unos 950 euros . La s egunda semana de marzo eran 1.800 ».
Con la precisión de quien está acostumbrado a seguir una ruta, va transitando por sus gastos la semana anterior a detener su Renault T520. «Fueron 2.600 euros de gasoil; luego también 250 de autopistas, que en Francia son muy caras [en ese país, estuvo haciendo portes antes de parar] y otros 100 de comidas», comenta. En total, 2.950 euros de desembolso frente a unos ingresos, prosigue, de 3.200. El saldo es de 250 euros .
Si hubiera trabajado durante el paro, ese gasto de carburante se hubiera elevado a unos «2.850 euros o 2.900», con lo que no habría beneficio. «Es trabajar a pérdidas . Es así», dice, recordando una de las grandes reivindicaciones de la Plataforma: que no se permita en la práctica el trabajo bajo coste. Y estas matemáticas aún no reflejan todos sus gastos. Para ello, hay que hacer escala en un mes completo .
Con la calculadora en marcha y la mente puesta en sus tres hijas -es padre separado y les pasa su manutención-, Miguel Ángel se dirige al balance de lo que fue febrero. A los desembolsos de gasóleo o autopistas suma los «del seguro de autónomos , mantenimiento del vehículo o la letra del camión, que es de 1.150 euros».
![Miguel Ángel Redondo, en su camión](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2022/04/03/s/redondo-camionero-cordoba2-U24757621141yKd-510x349@abc.jpg)
Le quedan «un año y algunos meses» para terminar de pagar su vehículo, que es caro. «Cuestan sobre 100.000 euros más IVA», pero es el camión que necesita para hacer sus transportes por Europa, con « cabina grande o alta capacidad de carga». Echa marcha atrás y comenta que en febrero le quedaron limpios unos 2.700 euros.
A quien le parezca mucho le recuerda las condiciones de su trabajo. «Tenemos que tener una disponibilidad diaria de 15 horas . De ellas, nueve o diez son para conducir. El resto son para los tiempos de carga y descarga del vehículo o para las esperas hasta que el semirremolque se vacía o se llena», explica, para luego añadir que «hay fines de semana que terminas tu trabajo y acabas en un área de descanso , donde igual no hay casi servicios; en mitad de Europa, a 1.500 kilómetros de casa».
«La media ahora de fines de semana que paso fuera es de dos al mes. Actualmente lo tengo más controlado, pero en el confinamiento llegué a estar diez fines de semana seguidos fuera», rememora. «Si echas cuentas de las horas que metemos, ganas menos que un sueldo normal y corriente. Echando números, no te salen por ningún lado ya», sentencia.
Decidió unirse a la Plataforma, porque «hay que luchar por esto [por los transportistas], intentar mejorar el sector y me impliqué muchísimo en ello». «Alguien tenía que hacer algo y ha sido la Plataforma», afirma.
Y recuerda que es «habitual» que los conductores trabajen « bajo coste o al límite . Se hace así para intentar no perder el cliente y para compensar los viajes malos con los buenos y poder sacar el mes».
Encaraba la asamblea de la Plataforma del sábado, en la que se decidió suspender el paro temporalmente, admitiendo que la situación para él era ya « muy complicada » tras tres semanas sin ingresos -«Ves que la cuenta va bajando y las letras siguen viniendo- y pensando que era «un poco inútil» seguir con las protestas, porque «todo el mundo estaba trabajando». Alude a que muchos transportistas se fueron poniendo al volante tras el acuerdo el 25 de marzo con el Gobierno .
Las medidas que salieron de ese pacto a él le parecen «insuficientes». «Al precio que está el gasóleo, no llegas», asegura. No le convencen, además, porque «no me las creo». «Ahí, están los 450 millones para ayudas directas , que creo que no llegarán, porque tiene que dar el visto bueno Bruselas. Y el resto se lo han dejado a las gasolineras, que ahora tienen la patata caliente», dice.
«Trabajar bajo coste es habitual. Se hace para no perder clientes y para compensar viajes malos con buenos y sacar el mes»
«Vamos a intentar trabajar, pero esto es un apaño muy temporal . Cuando se pase la bonificación el 30 de junio, volveremos a las andadas si no se ha acabado la guerra. A nuestro sector cualquier cosa le afecta», insiste.
Pese a no haber logrado todas sus reivindicaciones y a haberse desinflado sus protestas en la recta final, Miguel Ángel destaca que con este paro «ahora saben que tenemos cobrar para hacer el transporte». «Se han dado cuenta de que, si no hay equilibrio entre el trabajo y lo que se cobra, no puede haber transporte. Y también el sector ha mostrado una unidad que no se había visto desde hace muchos años», defiende. En la citada unión, y «no en los piquetes », estuvo, a su juicio, el «éxito» de esta protesta.
La ruta por las reflexiones de Miguel Ángel llega a su fin -sale ya hacia Francia- con una carga extra de inquietud: «Temo por mi trabajo, porque no hay ya condiciones para continuar».
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