VERSO SUELTO
Todo está en las madres
Al cogobierno le ha faltado una madre escéptica que corte las pamplinas de un zapatillazo
![Amparo Pernichi (IU) habla con ediles del PSOE en el Ayuntamiento](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2019/03/14/s/pleno-cordoba-pernichi-kAPF--1200x630@abc.jpg)
Cuando Marty McFly empieza a hacerse a la idea de que ha retrocedido en el tiempo 30 años y está en 1955, escucha una discusión para la que tiene información privilegiada. El dueño de la cafetería recrimina a uno de sus empleados y él, ... un joven de raza negra, le pide que le trate con respeto, lo que todavía no era frecuente en Estados Unidos. El guion de « Regreso al futuro » no tiene cinco minutos sin una idea brillante, y allí el bueno de Goldie Wilson, que así se llama, dice que va a la escuela nocturna y que aspira a ser alguien en la vida. Marty lo escucha y como ha llegado de 1985 sabe que es verdad: «Claro que sí, será el alcalde». Y este lo ve una buena idea. « Voy a limpiar este pueblo », dice, pero su jefe, escéptico como todo el que tenga un poco de sentido práctico, le entrega una escoba y zanja la discusión: «Bien, pues empieza por barrer el suelo ».
Era una contestación de madre, una bofetada de sentido práctico. Cuando no era ni adolescente y dije que alguna vez me quería meter debajo de un paso, y en Fernán Núñez entonces eran casi todos a hombro, mi madre me dijo que me comiera las habichuelas que tenía delante para crecer un poco y ya veríamos luego. No hace tanto vi una viñeta genial de José María Nieto (valga la redundancia) en que un hombre llega a casa vestido de nazareno e inundado de espiritualidad. «Vuelvo emocionado por el silencio y el recogimiento», le dice a la parienta, que espera con gesto irónico en el sofá y con los pies encima de la mesa. «Muy bien: cállate y recoge la cocina », dice ella mientras señala a un paisaje terrorífico de suciedad.
Al cogobierno municipal de Córdoba le ha faltado una madre escéptica que le corte las pamplinas con un zapatillazo , un jefe con retranca que lo ponga a trabajar y alguien que le pinche el globo de la mística. Hace cuatro años, en vísperas de las elecciones municipales, una parte de la izquierda que había tocado poco poder soñaba en asambleas de iluminados con cambiar el mundo. En el Ayuntamiento se podía frenar el cambio climático, solucionar el paro haciendo público el servicio a domicilio, terminar con la malnutrición infantil, pedir que se borrase la deuda municipal como se elimina un archivo informático y disuadir a los conductores con un impuesto municipal para combustibles fósiles. Luego sacaron cuatro concejales que todavía andan preguntando dónde está el Salón de Plenos y aunque no gobernaron contagiaron al PSOE e Izquierda Unida de su empeño de crear utopía a golpe de ordenanza y comisión .
Mientras ellos debatían cómo tenía que anunciarse la epifanía del hombre nuevo, la mujer nueva y la criatura no binaria nueva, a los que han gobernado el Ayuntamiento en estos cuatro años en parte por delegación suya les echaban en cara que las calles estaban a oscuras. Algún día habrá que llegar a las causas de la pobreza y a erradicar la violencia de género , pero el Ayuntamiento puede empezar por conseguir que Cruz Conde y Torrijos no parezcan cuevas. El sueño de una Córdoba perfecta es imposible, pero en la mano de un concejal está podar los magnolios y naranjos para que no se coman la luz de las farolas y mandar reparar las bombillas que no funcionan. Les hace falta bajar a la tierra : «¿Ecologista y soñador tú? Muy bien, pues empieza por quitar las naranjas de los árboles de la calle y así creas puestos de trabajo y das de comer a la gente». Todo está en las madres.
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