LA CERA QUE ARDE
Pues no llovió
Me es indiferente la Magna, pero me alegra que se haya celebrado porque mucha gente buena la ha disfrutado
![El Nazareno de Priego de Córdoba, en la Magna de Córdoba 2019](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2019/09/16/s/opinion-gonzalez-nollovio-kVxG--1248x698@abc.jpg)
Y la Magna se desarrolló con normalidad, esplendor y sobre todo, éxito. Por lo que he leído; porque a mí no me verán en una congregación humana de tales características, y menos un fin de semana con hijos adolescentes. Cada uno tiene ... sus cadaunadas y esa no es de las mías, como tantas otras. Lo cual no quiere decir que me parezca bien o que no me parezca, como una descafeinada manifestación del Primero de Mayo. La gente, el pueblo, tiene derecho a sacar pancartas o santos. A hacer lo que democráticamente le plazca dentro de un orden. Se llama convivencia. Se llama libertad . Y en esta ocasión hay patrimonio artístico además y peña que viene a ver el asunto y a dejarse unos cuartos. O sea, que hay dinero. Y no conozco a nadie que no lo necesite.
Días antes, los tolais del laicismo imploraban a Manitú que la lluvia hiciera acto de aparición y fastidiase el evento. Le rezan a Manitú porque en el fondo les encanta orar. Manitú ha hecho oídos sordos y, en un gesto semiótico, se ha llevado la mano a las partes sagradas y les ha movido la pelvis a los trolls. En italiano, la expresión es «vaffanculo» que suena a lo que suena y a Renato Carosone o tarantela. Y los imagino rumiando su cabreo que en realidad es lo único que saben hacer. Bueno, y publicar libros que nadie compra ni lee, salvo los de su tribu enana. Son jíbaros del odio . Julais del resentimiento. No sé en qué extraña marmita cayeron de pequeños, qué golpe se dieron jugando al fútbol, pero se han quedado ciertamente tarados.
Es curioso que se creen depositarios de causas nobles y justas y transversales. Pero el hígado lo tienen fatal, y el exceso de bilis no suele permitir ni ser solidario, ni pacífico, ni igualitario. Solo un cafre. Un resentido. Un enfermo, en definitiva. Y que conste que entiendo que haya gente que no le guste ni la Magna ni el Magno, o sea, abstemios. Tal es la diversidad. Y podemos ponernos tiquismiquis y mirar que si el gasto público del acontecimiento y demás, pero el gasto público igualmente se emplea para un plan de seguridad que para un taller feminoide de tocamientos bajos. Es lo que tiene lo público, que lo mismo sirve para un roto, un descosido o un tratado económico de Carmen Calvo tamaño tuit.
Hoy dedicarán tiempo a esta modesta columna. Me encanta. Son mis fans más divertidos. Tan cabreados, tan monos. Me dan tráfico, me dan seguidores. Me dan la razón. A un servidor y a este periódico que dicen no leer. A veces se pasan en las formas en un exceso de intelectualidad y les cae una demanda y les entra la jindama, porque otra de las características de los oradores de Manitú es que se jiñan con facilidad. La Historia ha demostrado, además, que no tienen medio meco. Por eso rezan a ídolos extraños.
La Magna ha sido un éxito y yo me alegro aunque no haya ido a verla. En general, me alegra casi todo en esta vida breve, efímera y misteriosa. Me alegra, pues, que no haya llovido. Porque mucha gente buena de verdad lo ha disfrutado.
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