Coronavirus en Córdoba
Coronavirus | Primero de confinamiento: así viven el aislamiento los estudiantes de Córdoba
No perder el ritmo de clase y el curso es el reto estos días de padres, docentes y alumnos
![La pequeña de la casa reaiza las tareas en su habitación](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2020/03/23/s/coronavirus-alicia-cordoba-kb5--1248x698@abc.jpg)
Carlos es espigado e inquieto. Tiene 15 años, está en cuarto curso de la ESO y sobrelleva de la mejor manera posible el encierro en casa desde que el viernes 13 de marzo dejó la mochila en su habitación tras el último día de clase. «Una edad mala», dice Esther , su madre, por teléfono a ABC. Ella trabaja desde casa y su marido sigue haciéndolo fuera . «Lo que quieren con 15 años es salir, relacionarse, estar con sus amigos todo el tiempo que puedan». Su hermana pequeña tiene 9 años, cursa tercero de Primaria , y a pesar de su corta edad, esta primera semana de confinamiento la ha manejado con una serenidad «impropia», apostilla su progenitora, «mucha disciplina, preguntas y salir al balcón a aplaudir a las ocho de la tarde».
Esta es una historia común a miles y miles de hogares cordobeses que durante siete días han puesto patas arriba su rutina, especialmente, con la de los más pequeños, necesitados de una calle que no tienen, de un espacio que está reducido y de un tiempo para ellos que se mezcla con las prioridades de una casa en «estado de alarma». Todos los centros docentes han trasladado la enseñanza en las aulas a las nuevas tecnologías para que la clase se instale en el domicilio, las tareas sigan y la dinámica del curso se vea lo menos alterada posible.
La prórroga de la alarma en España otros quince días podría suponer una nueva complicación. Como ya indicó la Junta de Andalucía, los centros tendrán que elegir entre evaluar a su tiempo o ir aplazando las notas intermedias. Fuentes de Educación señalan a ABC que «el esfuerzo ha sido brutal por parte de docentes y padres» en esta coyuntura, «algo de lo que podemos estar muy satisfechos», y señalan que se seguirá supervisando los posibles inconvenientes añadidos.
Plataformas digitales
Nuestro alumno de cuarto de la ESO estudia en el colegio Jesús Nazareno , un centro concertado que pertenece a la Fundación Santos Mártires . Carlos recibió al inicio de la semana las tareas previstas por parte de su tutora, quien a la par informó a sus padres de las mismas. Este centro, como todos los de la fundación, cuentan con una plataforma educativa ( Qualitas Educativa ) por la que se realiza toda la interacción en todos los niveles educativos. En estos días, su uso se ha ampliado a las familias que no disponían de ella en sus móviles. «Carlos cada día intercambia deberes con sus profesores en el aula virtual FSM Educa o el correo, y recibe las correcciones por este canal», explica su madre.
La jornada se hace larga y no toda puede cubrirse con el ritmo educativo, aunque « se intentan mantener los horarios y las costumbres como si fuera un día normal», apostilla Esther. El trabajo en grupo presencial se suple, por ejemplo, con videollamadas entre algunos compañeros que ponen en común lo que en condiciones normales hubiese sido compartir en una casa estas tareas . «Un momento más distendido en el que se cuentan cómo llevan el confinamiento».
![El alumno de cuarto curso de la ESO, en su habitación](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2020/03/23/s/coronavirus-javier-cordoba-klpC--510x349@abc.jpg)
Los espacios muertos son los más complejos. Televisión, juegos de mesa compartidos, un libro, colaborar en las tareas domésticas y «tiempo para videojuegos y móvil, aunque en esto intentamos, con dificultad, seguir las limitaciones que de forma ordinaria suele tener», comenta la madre de Carlos, quien, con un suspiro al otro lado del hilo telefónico aclara que « sacar la basura o comprar algún olvido a una tienda cercana son sus únicos contactos hasta ahora con la realidad».
El caso de la pequeña de la casa es muy parecido. Sara cursa tercero de Primaria en el colegio Europa y desde el primer día su maestra distribuye las tareas por Whatsapp a través de las madres delegadas del curso, quienes las hacen llegar al resto de familias. «Sólo si manda un trabajo, hemos de enviárselo por correo electrónico. Las tareas de momento se van haciendo y acumulando».
«Para esta semana ya tenemos que preparar una exposición de un tema de Historia a través de un vídeo que remitiremos a su maestra», agrega su progenitora. La más pequeña tira de imaginación, juguetes, dibujos y la lectura antes de dormir. «Incluso le ha escrito una carta a los sanitarios de Madrid, tras escuchar cómo una enfermera de un hospital las pedía para los enfermos». En ambos casos, sus centros todavía no han comunicado cómo será la evaluación, a falta de coordinar este nuevo aplazamiento de las restricciones de circulación. « Estamos contentos con cómo están respondiendo los colegios de Carlos y Sara. En el caso del mayor, la disposición de los profesores está siendo total por teléfono y correo», concluye su madre.
Consumida una semana, puede decirse que ambos niños y todos han superado, obligados por el coronavirus , el primer curso de confinamiento. Los próximos días son un auténtico test para unos críos en una rutina inédita.
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