La cera que arde
Nuestros muchachos
Lo tienen todo, lo tienen gratis, lo tienen ya. En consecuencia, queman contenedores
![Un contenedor quemado en Córdoba en una imagen de archivo](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2019/09/09/s/opinion-rafa-gonzalez-kCcC--1248x698@abc.jpg)
Más de 30 años de educación en valores laicos , de enseñanza transversal, de formación del espíritu patriótico en identidades autonómicas, de fiestas de la democracia, de concienciación sobre el cambio climático, la igualdad de las gallinas , la movilidad sostenible y los ... derechos sexuales de los bonobos de la selva, y van y se entretienen en quemar contenedores . Uno de los últimos en la barriada del Guadalquivir, anteriormente conocida como «polígono» hasta que a sus vecinos les entró el tiquismiquismo nominal. Hasta la fecha van ya varios los contenedores de Sadeco que han sido calcinados, como claro ejemplo de que A) las campañas escolares de la empresa municipal de limpieza han sido un fracaso y B) nuestros muchachos se aburren y les asaltan aviesas intenciones pirómanas.
Hablo de la muchachada porque, por lo general, la gente más mayor está en otras cosas de diferente enjundia tales como llegar a fin de mes, abonarse al Córdoba CF o darse un paseo en piragua por el río con motivo de la festividad de la Fuensanta. Pero nuestros jóvenes cuando ya no saben si hacerse un selfie del culo o de las témporas para Instagram, como tengan un mechero cerca, les sale el pirómano que, en mayor o menor medida, todo llevamos dentro. Lo que viene siendo el aburrimiento, ya digo. Y es que lo tienen todo estos chicos , y lo tienen ya y lo tienen fácil y lo tienen gratis y lo tienen avalado por el sistema de derechos sagrados de gallinas ponedoras en democracia. Lo han mamado incluso antes de que la Logse los transformara en titulados iletrados. Y sus padres los metieran en la burbuja del consumo desaforado, de los caprichos siempre dados, de sus niños primero y ante todo y ante todos. Los niños dioses, los adolescentes perdidos, los muchachos pirómanos.
Cada contenedor quemado en una calle de Córdoba supone unos cuantos euros para los padres de esos muchachos , que de manera indirecta, abonan mediante tributación. Un daño colectivo que no ven estos chicos educados y adoctrinados en el colectivismo, en el estatismo, en el discurso único y no cuestionable salvo por los que ya han asumido su condición de fachas cavernarios, que nos son sino ciudadanos que discrepan, y dudan y cuestionan. Como se cuestiona lo que le pasa a nuestros muchachos, para que cojan un mechero y se conviertan en falleros de enseres y mobiliario urbano. Algunas voces piden que vuelva la mili , no por el carácter netamente militar del asunto sino como vacuna ante la vida fácil y regalada de la juventud actual. Puede parecer atractiva la idea, pero no veo pelando guardias a estos muchachos que, si no les gusta el rancho del día, igual le meten fuego a la garita y denuncian a su sargento por malos tratos ante el tribunal vegano de la ONU. Porque ellos lo valen, porque así se lo han dicho, porque tienen un mechero a mano, nuestros muchachos.
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