CERTAMEN
Flores de octubre que restacan mayo en Córdoba
El festival internacional de Flora sumó 80.000 visitas este fin de semana, 42.000 el domingo

LAS noticias vuelan. Y no es casualidad que en la plaza del Potro Festival Internacional de las Flores que se celebra en la ciudad hasta el próximo 29 de octubre y en el que participan ocho artistas de todo el mundo. Los ganadores han sido los estadounidenses Natasha Lisitsa y Daniel Schultz, que concurrían a esta primera edición del certamen que le va como anillo al dedo al espacio en el que se expone y que lleva el título de «Duende». Porque desde la distancia y con contraluz la composición floral que se ha alzado con el título de excelencia se asemeja, y mucho, a una bailarina retorciéndose sobre un tablado y con su bata de cola aleteando con garbo.

«Mírala, si es que las flores son como el estampado de su vestido: los artistas estos serán yankis pero saben de qué va la historia aquí», le dice uno de los visitantes a su acompañante. De mediana edad ambos, saben de lo que hablan. «Mi marido es socio de los Amigos del Jardín Botánico y por nada del mundo se quería perder esto: igual que hay gente que no puede vivir sin libros él no puede hacerlo sin plantas», dice ella, de nombre María Luisa. «No me extraña que este festival Flora se haya organizado por primera vez en Córdoba: aquí sabemos mucho de jardines y de flores. Y no lo digo sólo por el festival de los patios, que también, sino por toda la herencia de los espacios de las casas al aire libre de las culturas romana e islámica».
Sugerencias
El británico Robert Hornsby, impulsor de la firma In water flowers, se confiesa un enamorado de los patios de Córdoba. «Secretos, escondidos, encerrados tras sus puertas, son como un pequeño paraíso privado donde detenerse, mirar hacia dentro y hacerse las siguientes preguntas: ¿Eres feliz?, ¿Has encontrado algo parecido a un paraíso?», reflexiona el autor que ha hecho de la sede de la Delegación municipal de Turismo, en la calle Rey Heredia, un espacio más sugerente del que es sin aditamento alguno: una serie de columnas de espejos multiplican cadenas de flores en el recinto central del edificio y crean un curioso e intimista paisaje vegetal en el que la presencia humana pasa casi desapercibida. Entre quienes contemplan el este sencillo espectáculo abundan los elogios.

«Me alegra que a alguien del talento y de la fama de este hombre encuentre inspiración en Córdoba», tercia Juan Carlos Robles, un pensionista inquieto y con una formación humanista sólida según asegura y que lleva el catálogo de la exposición en la mano. El folleto informa de que In water flowers tiene por su intervención más señera una de 2016 en la National Gallery de Londres y que se servía de veinticinco mil flores -tulipanes, peonías, claveles, fresias, calas y rosas- para reproducir, en treinta y cinco metros cuadrados, una pintura del artista flamenco Ambrosius Bosschaert el Viejo.
El francés Patrick Nadeau, por su parte, triunfa en el Museo Arqueológico, donde ha colocado una gigantesca copa que levita sobre una fuente. «Aquí dan ganas de quedarse todo del domingo», comenta alguien a la finalización del recorrido mientras los visitantes se dan codazos, o casi, para hacerse selfies delante de la composición vegetal.
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