Ciclismo en pista paraolímpico
Alfonso Cabello, una historia de superación y éxito desde Córdoba para el mundo
«Soy distinto, pero estoy capacitado para hacer cualquier cosa y lo he demostrado», dice el doble medallista paraolímpico en Tokio
![El doble campeón paralímpico Alfonso Cabello, en la carretera de Pozoblanco a El Guijo en la que entrena](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/andalucia/2021/10/10/s/alfonso-cabello-galeria(34)-kciG--1248x698@abc.jpg)
Alfonso Cabello (La Rambla, 19 de septiembre de 1993) es el mejor deportista cordobés de todos los tiempos. El ciclista, especialista en el kilómetro contrarreloj en pista C5, tiene cinco medallas en los Juegos Paralímpicos . Es el más laureado de la ... provincia de Córdoba. Un mérito que incluso se queda corto ante la maravilla de ser posiblemente el mejor ciclista adaptado en pista del mundo. Ha sido dos veces campeón paralímpico en Londres 2016 y recientemente en Tokio 2020 y tiene tres medallas de bronce también en Reino Unido, Río de Janeiro 2016 y Japón, dos de ellas en la prueba por equipos con España.
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Su palmarés no cabría en estas páginas, pero basta añadirle que tiene seis títulos de campeón del mundo para lucir el maillot Arcoíris —Aguascalientes (México) en 2014, en Alppedorn (Holanda) en 2015, en Montichiari (Italia) en 2016, en Río de Janeiro (Brasil) en 2018, en Appeldorn de nuevo en 2019 y en Milton (Canadá) en 2020— y el récord del kilómetro contrarreloj en pista (1:01.557).
«Llegué al ciclismo por casualidad, porque me apasionan realmente todos los deportes con ruedas»
Cabello, a sus 28 años , lo ha conseguido todo, pero sigue siendo un deportista de élite brutal con esa cercanía que, desgraciadamente, han perdido en otras disciplinas deportivas. Vive en Pozoblanco desde hace más de una década, aunque es natural de La Rambla y pasa mucho tiempo en Alcantarilla (Murcia), donde está afincado su equipo (Nieto del Lobo-Nutriban), y Madrid para los entrenamientos más específicos en el CAR.
El rambleño ha llegado a la cima, pero todavía le queda ambición para seguir aspirando a más. Por eso, ha competido en varias ocasiones en pruebas ciclistas absolutas sin discapacidad . Explora dónde están sus límites. Cree que no ha tocado techo, pero, de momento, la actividad paralímpica es la que le ha dado todos sus éxitos y lo más importante: su estabilidad laboral y económica para vivir. Con un presupuesto respaldado por las empresas privadas, su techo estaría por ver. Ha demostrado que sus marcas también son de las mejores en competición en pista sin discapacidad. Tiene una plata (2019) y dos bronces (2018 y 2020) en el kilómetro contrarreloj en el Campeonato de España absoluto sin discapacidad. Brillante. Inigualable.
Vive con su pareja en la comarca de Los Pedroches , tiene estudios de Bachillerato y comenzó un ciclo superior (TAFAD), pero la competición le impidió compatibilizarlos con el ciclismo a pesar de que era su objetivo. «No me adaptaban las prácticas a los tiempos que yo necesitaba; en la teoría no había problema», admite con cierta resignación. Ha trabajado como director deportivo durante tres años y medio en la empresa pozoalbense Prode antes del último ciclo olímpico, aunque ahora mismo goza de una excendencia en su puesto de trabajo.
Alfonso Cabello tiene una amputación del antebrazo izquierdo de nacimiento. Se ha forjado desde el barro. Nunca mejor dicho. De abajo hacia arriba. Reconoce que empezó en el ciclismo «por casualidad» . Sus padres lo llevaban tres días en semana desde La Rambla «a hacer natación» en Vista Alegre en Córdoba capital. «Un día el club ciclista de La Rambla iba a hacer una marcha ciclista para niños que era ir a Montilla y volver, además le propusieron a mis padres que me dejaban una bici para probar», explica. «El día de antes había llovido muchísimo y los caminos estaban muy embarrados y había que cruzar un arroyo que nadie se atrevía a cruzar, ¿quién fue el primero que se lanzó a cruzarlo? Alfonso Cabello». A partir de ahí, «con sólo diez años» se enamoró del ciclismo, admite a ABC. Con 11 años comenzó a competir en categorías inferiores en carretera. Es el inicio de una carrera deportiva impresionante.
El mundo de las ruedas y motor, su pasión
Cabello reconoce que realmente fue un flechazo porque «siempre me ha gustado y me atrae todo lo que tiene ruedas». Son su pasión. También práctica «mountain bike, he probado con las motos, he hecho enduro y motocross» y sobre todo tiene su joya con un coche con el que corre «en circuitos» cerrados cada vez que la competición se lo permite.
«Con las victorias la gente dejó de mirarme con pena y comenzó a mirarme con admiración, ya no era el niño al que le faltaba el brazo»
Competía con una bicicleta sin adaptaciones, lo que complicaba sus posibilidades, ya que «tenía que frenar mucho antes» que sus compañeros. «Era siempre el último, pero me gustaba tanto...», añade. El salto cualitativo llegó cuando logró adaptar llevar «los dos frenos en una mano» . A partir de entonces, no hay quien lo haya parado. «Con esa adaptación gané por primera vez una carrera en Pozoblanco», una demostración de sus facultades. «La gente dejó de mirarme con pena y comenzó a mirarme con admiración ; ya no era el niño al que le faltaba el brazo, competía y no se caía, ya era el niño que le ganaba a los que no le faltaba el brazo», dice alegre.
Su formación en La Rambla llegó a su techo porque desapareció el equipo ciclista de Montilla. Entonces, surgió la posibilidad de continuar su proyección en Pozoblanco, en el equipo City Spa . Todavía estaba por pasar el peor momento en su carrera, pero que, sin embargo, fue la luz que abrió su camino al éxito. En 2011 «todavía compaginaba carretera y pista». De hecho, «mi ilusión, con 17 años, era ir a los Juegos de Londres en carretera». Demostró «ser el mejor», pero me dejaron fuera del Mundial «porque iba a tener más oportunidades». Un compañero «fue campeón de este Mundial para el que yo demostré que estaba mejor». Recuerda que «pensé en dejar la bicicleta» , pero siempre «tuve claro que mi sueño era estar en unos Juegos y ganar». Parecía que se lo habían arrebatado. Y le dio la vuelta .
Richard, su «segundo padre»
Ahí surge una figura fundamental en su carrera. «Juan Gutiérrez, Richard» , ya que «me abrió los ojos». Apunta que «me hizo ver que lo mejor era e specializarme en la pista ». Lo admira. «Me ayudó a tomar esa decisión y lo considero aún como mi segundo padre », ya que «hasta me compró una bici cuando todavía no tenía medios económicos para hacerlo». Su progresión era tal que pudo ir al CAR de Madrid . Por eso se trasladó a Los Pedroches. «Mis amigos de La Rambla comenzaron a irse a estudiar o a trabajar fuera, y yo tenía aquí mi equipo y mis amigos; cuando salía del CAR venía más aquí que a La Rambla y me pilla más cerca de Madrid», así que fue el momento de trasladar su residencia a Pozoblanco , donde reside.
El potencial de Cabello explota al borde de la mayoría de edad. Su primera aparición internacional es sin llegar a los 18. Alfonso reconoce que no llegó a ser consciente de lo que podía conseguir hasta un poco después. Fue cuando «gané la primera medalla de oro en Londres 2012». Y eso que ya venía de «haber conseguido ser bronce en el Mundial de Los Ángeles (2011) unos meses antes». A su juicio, «en Londres es cuando fui consciente del potencial que tenía» . Allí comienza un cambio en su carrera deportiva.
Cabello cree que «en España el que llega es porque destaca mucho, pero no hay la infraestructura de otros países»
El valor del éxito de Cabello tiene más contenido cuando se comprueba in situ. Sus logros han sido labrados con muy pocos recursos. Tiene su entrenador en Granada (Francis Cabello) y tiene que comunicarse con él a diario a distancia. Lo más sorprendente es que él mismo hace en solitario las funciones que sus rivales tienen encomendadas a un grupo de trabajo.
Lo más llamativo es cómo Alfonso se ha encargado de ser su propio mecánico . Las adaptaciones que necesitan sus bicis de competición las «he pensado, diseñado, fabricado y colocado» él mismo. También se encarga de grabarse los entrenamientos, especialmente en las salidas y series cortas, para comparar y corregir todo lo que pueda para ganar aerodinámica. Es autodidacta. Por eso su reflexión es muy profunda: « En España el que logra llegar es porque destaca mucho y por eso logra resultados, pero no es como en otros países que llegan porque tienen la infraestructura para ayudarte al inicio, para mejorar cuando compites y para tener un puesto de trabajo público cuando acabas tu carrera deportiva».
El oro de Londres 2012 le abre un escenario en el que comienza a consolidarse como el mejor ciclista en pista en su especialidad: el kilómetro contrarreloj. El maillot Arcoíris de campeón del mundo es de su propiedad desde 2014. Consigue seis títulos consecutivos, salvo en 2017 que no pudo competir por lesión. «Fue otro momento complicado», reconoce, porque «las instituciones no me dieron el apoyo que creo que había merecido», aunque «conseguí un equilibrio» para poder seguir adelante.
Sus colores: Arcoíris y oro
Logró dos medallas de bronce en el kilómetro individual y en velocidad por equipos en los Juegos de Río 2016, a pesar de que le afectó «una enfermedad» en la preparación. Repitió metal hace un mes en Tokio por equipos y volvió a reeditar el oro y proclamarse campeón olímpico en Japón . Lo hizo con su tercer récord del mundo de la distancia. Un tiempazo de 1:01.557 . «A una media de 59 kilómetros por hora», explica, «desde parado», por lo que logró rodar «a 70 kilómetros la hora».
No le quedan retos por superar. «Mi mayor reto es mantenerme» , apunta con acierto. Para Cabello hay que ir día a día. Sin mirar al frente y sin mirar al futuro porque «es una metodología que ha servido como un mecanismo de autoprotección», ya que «hace mi mente esté centrada en el momento y mirando de reojo al mañana, porque ni lo de atrás te sirve ni lo que viene dentro de cinco meses te sirve tampoco», afirma con criterio.
«Creo que iré a París, pero si desaparece el kilómetro de los Paralímpicos, barajo la retirada como opción»
Se propuso competir en la pista sin discapacidad . «Porque soy distinto, pero no soy menos capaz que nadie para hacer cualquier cosa y no sólo lo digo de boquilla, sino que yo lo demuestro ». Ahí están sus tres medallas en el Nacional absoluto. Para él, fue «un reto, por saber hasta dónde podía llegar. Mis compañeros no me tratan como el manco o el ciclista sin brazo, porque saben que les puedo ganar y eso me enorgullece. Soy un deportista, sin adjetivos. Lo hago por demostrármelo a mí mismo. Y, después, también por los que todavía me ven, se compadecen o sienten pena».
Quiere seguir compitiendo, pero las circunstancias podrían llevarle a retirarse. Piensa en ello ya como una opción, aunque prefiere que no sea así. « Creo que iré a París» , apunta a ABC, pero explica que «el kilómetro contrarreloj puede desaparecer de los Juegos Paralímpicos», por lo que «sí, estoy barajando la retirada como una opción» , ya que «no sé si me merecería la pena años sufriendo para readaptarme cuando hay otros que le vendría como anillo al dedo». Deja la puerta abierta: «Puede ser que vaya a París a por todas o que incluso no compita. Pero, estoy tranquilo. Mi objetivo era ganar y he ganado por todo lo alto». De hecho, sostiene, con el optimismo y la satisfacción que transmite, que «hay que ser feliz porque en el deporte de alto nivel es tanta la exigencia que o eres feliz o caduca». Afortunadamente, «yo sigo disfrutando de lo que hago».
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