Puerta giratoria
El camino de regreso
No hay suficientes niños ni en las ciudades ni en los pueblos; la estructura educativa acabará en un fantasmagórico paisaje

En Villanueva de Córdoba van a cerrar una escuela, mientras cae un treinta por ciento la escolarización infantil en la capital. La enfermedad y los síntomas se han hecho presentes en la misma semana. No hay suficientes niños que pueblen ni el centro ... ni la periferia de la ciudad y la estructura educativa va camino de convertirse en un fantasmagórico paisaje decadente , más en los pueblos.
Cuando la Junta decidió clausurar el colegio Moreno Pedrajas hace algún tiempo empleó criterios economicistas , contando quizá con la equidistancia de la comarca entre la maquinaria administrativa del Gobierno andaluz y los deseos de sus vecinos; pero llegado el momento del cierre es cuando se revela el temor atávico por la extinción de la especie y se advierte la verdadera amenaza porque el bullicio del chiquillerío es música de supervivencia . El de Villanueva es el primero de muchos colegios que están por cerrarse para reagrupar líneas y abaratar servicios , así al menos era antes de que el PP llegara al gobierno. Con el incremento en la demanda de la educación concertada esta reorganización puede llegar a materializarse con menos paños calientes que cuando mandaba el PSOE, acosador de la concertada y obligado a mantener presencia infantil en la red pública. Ninguna justificación vendrá nunca a resolver el verdadero problema social que mira de soslayo cualquier político, sea del signo que sea: la escasa natalidad . La Córdoba vaciada empieza así a pasar la factura de su maltrecha economía, mientras que los dirigentes iluminados de IU propone otra vez un nuevo plan agroindustrial para fijar la población , ahora que ya conocen el rostro en tecnicolor de su propio agujero negro electoral.
En los últimos veinticinco años, el norte de la provincia ha entregado su presente a planes de reconversión industrial que dejaron escasa huella en su economía porque no comprometían el capital humano para una nueva estructura, sino que aspiraban a contener el éxodo rural a través de proyectos subvencionados. Falta de creatividad o acomodo al dinero europeo, ahora se descubre que aquel andamiaje en forma de millones se ha derrumbado como un castillo de naipes y deja desnudo el paisaje.
La vida en un pueblo tiene para muchas personas un valor irrenunciable, entre ellos la calidad de enseñanza propiciada por una ratio reducida, pero la posible supresión de aulas o la escasez de servicios pueden poner a familias enteras en camino, buscando otros recursos y atenciones que no han sido capaces de tejerse en décadas. Nadie es dueño del aire fresco entre encinas , ni de las constelaciones diáfanas en el cielo de Los Pedroches , de ambas cosas se nutre el alma de quienes encuentran una opción de vida en los pueblos. Pero, a pesar del desarraigo, la vida empuja a otros lugares, guiados no siempre por la necesidad de prosperar, pero sí por la ambición de proteger a la prole con escuelas u hospitales .
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