LA PRIOSTÍA
«Servidores», la mano tendida al nazareno
Pendientes del cortejo desde muy antes de procesionar y hasta después de que todo acabe

Visten con traje oscuro, normalmente con la medalla de su cofradía bien visible. su gesto es siempre complaciente y tienen esa necesaria voluntad de atender cualquier inconveniente que pueda surgir durante la procesión y que, un nazareno, por las restricciones de un protocolo penitencial, no puede realizar.
Los servidores son la mano tendida. Personas que evitan que el penitente tenga que salir del cortejo cuando tiene la necesidad de beber u ofrecer un caramelo para paliar la falta de azúcar después de tantas horas de camino penitencial.
Ana María Moreno es una servidora relativamente reciente. Apenas lleva dos años ejerciendo estas funciones, pero muestra evidencias claras de haberlo hecho durante toda la vida. Al hablar con ella se ve que la motivación que le lleva a servir a la hermandad es, sin más, por «amor» a sus titulares y cofradía.
Lleva saliendo con la corporación de la Agonía desde hace más de 25 años. Lo hacía incluso cuando esta procesión se limitaba a un mero recorrido por la calles del Naranjo. Ahora, 25 años después, ayuda a la hermandad desde el interior de la Catedral hasta la parroquia de Santa Victoria.
¿Cuándo empieza el trabajo de un servidor? Moreno explica que ella y el resto de hermanos que se dedican a estos quehaceres llegan media hora antes que el resto de penitentes. Aparte de preparar los cirios para que los cojan los nazarenos cuando les corresponda, tienen una labor que consiste en la preparación de las identificaciones de los niños, un trabajo que «mejora mucho» el control de los menores en la procesión y, por ende, abunda en la tranquilidad de los padres.
En el caso de Ana Moreno, cuya hermandad, camino del barrio de El Naranjo, inicia su estación de penitencia en la Catedral, la labor es diferente al no encontrarse en la sede canónica de la corporación.
En el primer templo de la diócesis empieza todo, pero antes de que el nazareno que porta la cruz de guía ponga el pie en la calle ella y sus compañeros servidores se ocupan del reparto de cirios e informar al resto de nazarenos de donde se encuentran los atributos: faroles, estandartes, etcétera.
En la zona más próxima al paso procesional, algunos de estos servidores perfilan los últimos detalles de los acólitos.
Se encargan hasta de que la dalmática que visten esté perfecta. A todos los dicen que no podrán encender sus cirios hasta que no se encuentren en la calle. Son normas que hay que cumplir.
¿Ahí queda su trabajo o hay más? Hay mucho más. Los servidores también acaban media hora después para que todo quede bien recogido en la parroquia y la casa de hermandad.
Durante el cortejo, repartidos por tramos, están pendientes de que nada les falte a los nazarenos y tienen un mimo especial por los niños. «Aunque los paveros tienen asignado el tramo infantil, nosotros estamos encima para echarles una mano en lo que les haga falta», detalla la servidora de la Agonía.
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