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Economía

Una segunda campaña corta de aceite en Córdoba castigará las cuentas de los negocios y el empleo

Los operadores del sector apuntan que un 50% de los agricultores de secano, los mayoritarios, tendrán pérdidas

La estimación de jornales es de dos millones, lejos de los cuatro que tendría una temporada normal

Córdoba salda la campaña 2022/2023 con una producción de 142.000 toneladas de aceite de oliva

Trabajadores del campo en una campaña de la aceituna en una explotación agrícola de Montilla valerio merino
Baltasar López

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Córdoba mira a su segunda campaña consecutiva notablemente corta de producción de aceite. Eso causará perjuicios económicos a los operadores del sector olivarero, el más importante en la agroalimentación provincial, y castigará el importante empleo que mueve. Son las conclusiones cosechadas entre voces de peso en este área de actividad: Ignacio Fernández de Mesa, presidente de Asaja-Córdoba; Miguel Cobos, secretario general de UPA (Unión de Pequeños Agricultores) en la provincia; Rafael Sánchez de Puerta, máximo responsable de Cooperativas Agroalimentarias de Córdoba y director general de Dcoop (un gigante del agro); y Belén Luque, presidenta de la Asociación Cordobesa de Almazaras Industriales (Acora).

En el origen de este panorama adverso, está un hecho poco habitual en el sector: encadenar, con la sequía y la climatología castigando, dos campañas de baja producción de aceite de oliva. En la 22/23, según datos de la Junta, de las almazaras de la provincia salieron 142.000 toneladas —en la 21/22, fueron 300.000—. Es un 48,5% menos que la media de las cinco cosechas anteriores. Y los expertos consultados atisban, a lo sumo, un ligero crecimiento en la 23/24.

«Todo depende del clima. Pero es factible producir aceite en la cifra de la campaña 22/23 o algo más»

Ignacio Fernández de Mesa

Pdte. de Asaja-Córdoba

Arranca el análisis el presidente de Asaja-Córdoba. Su previsión se somete a que «todo depende de la climatología hasta octubre [a finales puede empezar la recogida de la aceituna], noviembre e incluso dentro de la cosecha». Sostiene que «hay estimación de que haya algo más de aceituna que el año pasado. Es factible que se produzca aceite en las cifras del ciclo anterior o algo más». Si se dan en las próximas semanas «mayores lluvias», la campaña será «mejor».

Su homólogo en UPA indica que calculan que la producción podría ser de «150.000 toneladas; 7.000 u 8.000 más que en la cosecha precedente [subida máxima del 5,6%]». Pero de inmediato avisa de que eso es un «50% menos que una campaña normal aquí». Un análisis similar hacen en Acora: «Será un ciclo muy parecido al anterior, de 140.000 a 150.00 toneladas». «En este sector, normalmente tenemos vecería: detrás de una cosecha mala viene otra buena. Pero esta vez vienen dos malas seguidas», avisa Luque.

«A un 50% de los agricultores de secano les costará dinero la temporada del olivar»

Miguel Cobos

Sctro. general de UPA Córdoba

Y el presidente de Cooperativas Agroalimentarias va en sintonía con los otros interlocutores: «Será una cantidad muy parecida a la del año pasado». Eso implica una cosecha «cortísima de producción», pues «deberíamos estar en la media como hace dos ejercicios».

Estos expertos exponen las consecuencias de una segunda cosecha corta. El mensaje más esperanzador lo da Fernández de Mesa. «Los ingresos de los agricultores, con un precio bastante bueno, serán mejores que la pasada campaña. Si se consolidara una producción de 160.000 toneladas a 180.000, percibirían más», comenta, pero recuerda que no hay motivos para tirar cohetes: las explotaciones soportan «costes elevados», que «aún sufren y sufrirán».

Desde UPA Córdoba, Cobos distingue entre los agricultores de secano, que es «lo que más tenemos en la provincia», y los de regadío. Para estos últimos, la situación es mejor porque, pese a las restricciones, han tenido agua suficiente en la campaña pasada y en la que está por llegar para «producciones medianas, con precios excepcionales». Pero los de secano se encuentran con «producciones bajas, de menos de la mitad de la cosecha normal, y unos costes con mucha subida. Eso no se lo compensa el precio».

El factor del precio

«A un 50% de los agricultores de secano les costará dinero» la campaña, asegura e indica que «recogen la aceituna para recuperar algo». Ese porcentaje lo comparte Sánchez de Puerta. Este último añade que las cooperativas de zonas de secano tendrán «ingresos mínimos», por segundo año oleícola. «A una cosecha mala estamos acostumbrados. Pero no a dos seguidas», recalca.

«La campaña será cortísima. Estamos habituados a una cosecha mala; no a dos seguidas»

Rafael Sánchez de Puerta

Pdte. Coop. Agroalimentarias

Un escenario complejo del que no se libran ni gigantes del agro como Dcoop, con fuerte presencia en Córdoba, de la que Sánchez de Puerta es director general. Asegura que esta cooperativa afronta la nueva temporada «mal, como el resto de negocios» del sector. «En los últimos años, había que subir volumen de ventas, pues la producción era creciente. Cuando, con un esfuerzo enorme, nos hemos posicionado en muchos países, nos falta producto y se saca al cliente fuera por la vía del alto precio. Recuperar la producción se hace rápido, recuperar mercados es mucho más costoso y lento», lamenta.

«Las cooperativas tenemos una situación complicada: con poca producción y costes disparados. Y nosotros, como grupo, es lo mismo», expone. Acaba esta parte de su análisis con una denuncia. En nuestra provincia, la situación es «especialmente dramática para la producción, que baja porcentualmente más» que en otros territorios por «la escasa superficie de cultivo de riego que tenemos. Córdoba se ha quedado atrás. Y no tiene nada que ver la rentabilidad del regadío con la del secano».

Descarga de un camión de aceituna en una almazara j. g.

La presidenta de Acora indica que a las almazaras «nos interesan las campañas largas». «Cobramos por aceituna molturada. Cuanto menos kilos entren, menos percibimos. La campaña 22/23 ya fue baja de ingresos. Y la 23/24 será similar». En la temporada oleícola que va a empezar, avanza Luque, «hay almazaras que perderán dinero. Hay muchos gastos fijos; molamos o no molamos. Será un año complicado».

El empleo, además, no florecerá como debiera. El máximo responsable de UPA apunta a que esta cosecha se saldará en nuestra tierra con «en torno a dos millones de jornales frente a 1,8 de la pasada [+11% ]». Pero de inmediato indica que una «campaña normal generaría cuatro millones de jornales». Fernández de Mesa incide en que será una campaña también «baja» en lo laboral. Y hay que recordar que en muchos municipios la agricultura sigue siendo fundamental en su mercado de trabajo.

«La temporada 22/23 ya fue baja de ingresos. Y la 23/24 será similar. Será un año complicado»

Belén Luque

Pdta. de Almazaras Industriales

La merma del trabajo también se dejará sentir en las almazaras. La presidenta del colectivo que las aglutina explica que «funcionamos mucho con la figura del fijo discontinuo». Pero con una caída de la producción drástica, detalla, el tiempo de trabajo de esos fijos discontinuos se reducirá y habrá trabajadores con ese tipo de contrato «a los que no llamarán porque no se necesitará a todo el personal». Sánchez de Puerta añade que «muchas cooperativas están viendo posibilidades como las de los ERTE».

Hay más factores que preocupan en el sector. Uno son las exportaciones. En el primer semestre, las ventas al extranjero del aceite desde Córdoba -un pilar de las operaciones con el exterior de la provincia-, afectadas por la baja producción y los altos precios, han sufrido un descenso interanual de casi el 28%. De 406 millones caen a 293.

El presidente de Asaja-Córdoba alude a esta bajada y a que hay una «pérdida de clientela». «Si se recupera la producción, mejorarán las ventas al exterior», reflexiona y añade un factor de optimismo: «Hay un trabajo muy consolidado del sector para vender fuera».

Las exportaciones, que han bajado un 29% en el primer semestre, no tienen perspectivas de mejorar en la próxima campaña

El máximo responsable de Cooperativas Agroalimentarias apunta que las exportaciones «tendrán que mantenerse en los niveles que tenemos ahora, que son bajos. Es que no podemos vender lo que no tenemos». Y la presidenta de la almazaras avanza que será «un año difícil» en las ventas al exterior. «Intentaremos mantener lo que podamos con estos niveles de precios», indica.

Otro motivo de inquietud está en el impacto que los precios altos del aceite de oliva tienen en la demanda. Cobos apunta que el consumo a nivel nacional «ha bajado en torno a un 30% ó 35%, pero cae más en la industria alimentaria y el canal Horeca (restauración), porque en los hogares se reduce un 16%».

Defiende que «los precios tienen poco margen de subida». «No creo que el consumo en hogares vaya a bajar más del 16% al 20%. Sí puede mantenerse esta disminución en la industria y el canal Horeca, que se están desplazando a usar soja o girasol», finaliza. Coincide con Cobos el presidente de Cooperativas Agroalimentarias al decir que «no veo mucho recorrido hacia arriba al precio, por el frenazo del consumo». En cuanto a que inicie una senda descendente, argumenta que «dependerá de cómo venga la pluviometría de la campaña 24/25 y de lo que haga el consumo». «Al comprador ya le cuesta mucho adquirir aceite. Si no hay demanda, no hay otro camino que bajar el coste», indica.

Luque, por último, no esconde su «temor» a que el elevado coste de este alimento acabe reduciendo seriamente el consumo. Cree que los precios altos se «mantendrán un tiempo». Y todos los interlocutores coinciden en que no hay riesgo de desabastecimiento.

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