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Fiesta

Día de San Rafael en Córdoba | Sol y convivencia junto a la tradición de los peroles

Miles de personas comen en familia y entre amigos en El Arenal, Los Villares y muchos puntos de la Sierra

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Dos hombres preparan un perol en Los Villares Álvaro Carmona
Luis Miranda

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«Aquí les parece que comemos tarde, pero esta mañana he madrugado todavía más que cuando voy a trabajar. Había que preparar muchas cosas, porque en el perol no hay nada hecho». José Antonio Gallardo aprendió de su padre el arte de la preparación de la comida en el campo y ahora, en Los Villares, lo tiene organizado todo.

Ha dispuesto los ingredientes del sofrito, tiene el arroz apartado y mientras llega el momento, que nunca será temprano, se entretiene junto al fuego con unas chuletas y unos embutidos, porque el perol tiene que ser lo último. Es lo que preside el día de San Rafael, Custodio de Córdoba.

Su reunión es de familiares y amigos y casi no hay que preguntar porque todos se confunden. El termómetro se acerca a los 30 grados, casi todo el mundo está en camiseta y hasta en pantalón corto. San Rafael es este año casi veraniego, cuando otros días fue de lluvia y frío.

Escenas como la suya se repiten en Los Villares por todas parte, pero también en El Arenal, en muchas parcelas por todos los alrededores y los puntos autorizados de la Sierra.

José Antonio va preparando el sofrito mientras cuenta algunos trucos de cocina: no hay que tenerlo demasiado rato en el fuego, porque si se achicharran luego el arroz deja acidez en el estómago. «Para que le guste a todo el mundo debe estar suave», dice.

Este día de San Rafael la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha autorizado que en el parque periurbano se pueda hacer fuego, como es habitual. Ha llovido hace poco, pero el calor con que se ha levantado el día aconseja al menos ser precavido.

Mientras los mayores abren botellines de cerveza, los chicos juegan al fútbol. En este grupo al menos hay camisetas del Córdoba, de las nuevas, mucho más blancas que verdes, y saben que no deben golpear fuerte, porque el grupo de alrededor tampoco querrá encontrar un balón encima de los platos con salchichón.

Perol en la Sierra de Córdoba Álvaro Carmona

Rafael Gutiérrez, ya jubilado y con mucha experiencia dominguera en peroles, quita importancia a la prohibición del fuego: «No pasa nada si uno sabe de dónde viene el viento y busca el lugar más alejado de los árboles. Y sobre todo, hay que dejarlo todo limpio después».

La tarde va pasando mientras el olor a sofrito se extiende por todas partes, en cada lugar según los matices del cocinero. Hay quien ha cambiado el perol tradicional, con su carne, su tomate y su arroz, por unas migas, aunque este otoño tenga todavía mucho de verano.

Lo que no cambia es el paisaje de felicitación a los que se llaman Rafael y Rafaela, la sensación de que el 24 de octubre no se puede vivir, para muchos, de otra forma que disfrutando en la Sierra.

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