VISTO DESDE FUERA
El tonto federal
El acuerdo es tan retrógrado, tan abyecto, que tengo para mí que nunca verá la luz
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![El presidente Pedro Sánchez](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/08/08/pedro-sanchez-cordoba-RdjUDpKEOObKt7ZIOfJEQiM-1200x840@diario_abc.jpg)
De todos los tontos solemnes que nos asuelan hoy en día, mis preferidos son los que reclaman café para todos del acuerdo del cupo o concierto catalán, catalogado como «solidario» en un nuevo ejemplo de que la política, hoy, transcurre paralela a la realidad. Ambas ... se desempeñan hasta el infinito, sin llegar a tocarse.
El tonto olímpico le dice a un andaluz, a un extremeño, que lo que mola pepsicola es el asunto federal del acuerdo. Cuando federal no es. Acaso confederal o confederado.
Nos tuvimos que comer por la vía constitucional las leyes viejas, medievales, de vascos y navarros que dieron lugar a adefesios como las vacaciones fiscales. Y ahora resulta que hay que blanquear al querido líder, que le ha dicho a lo más rancio del nacionalismo que se quede con su dinero, que no ponga para el común.
Y que lo gravoso, que son las pensiones y la seguridad social, ya lo seguimos pagando entre todos, camarada.
El tonto elevado al cubo te explica que es buenísimo que la autonomía reclame para sí la totalidad de la recaudación tributaria aunque nunca te explica que la cara b es la parte chunga.
Que un territorio, sin que los demás tengamos nada que decir, decide asumir la totalidad de esos ingresos para sus gastos obviando que hay cosas que pagamos entre todos.
Y que, al final, somos cada uno de los particulares, en función de lo que ganamos, los que pagamos impuestos.
Nos llamemos Jordi o Rafael. Vivamos en una torre de la Costa Brava o en un piso de VPO de la Fuensanta.
Sucede que el bobo solemne equipara la decisión de autonomías como la andaluza de eliminar el pago de las herencias, que es perfectamente reversible y sensible al resultado electoral, a la determinación estructural de dejar de poner dinero para los gastos de la comunidad.
Como si, pongamos, los vecinos de un barrio pudiente decidiesen dejar de financiar la Policía que nos protege o a los bomberos que apagan los incendios de la ciudad sea cual sea nuestro código postal.
El acuerdo es tan retrógrado, tan abyecto, que tengo para mí que nunca verá la luz. Será otra más de las fantasmadas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por conservar el poder apoyándose en lo peor de cada casa.
La diferencia es ver en directo lo que nunca imaginaríamos. El espectáculo bochornoso del socialismo andaluz, otrora contrapeso, dando su visto bueno al adefesio que antier le parecía una barbaridad y el silencio doloso de esa izquierda que da tantas lecciones morales mientras emite certificados de buena conducta.
Naves en llamas más allá de Orión. Qué cosas.
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