Apuntes al margen
Sostenibles de la muerte
Gastar una millonada en un año es lo contrario a un gasto eficiente. Pues eso es lo que pasa con las ayudas europeas
Problemas de vecindad
Cada vez que una administración diga que va a hacer algo sostenible échense a temblar. El palabro, que empezó usándose entre los cuatro gatos del mundo medioambiental, ha sufrido tal degeneración que ahora se le coloca a todo por sistema. Particularmente, a lo ... que es claramente insostenible. Por no decir pernicioso, tóxico y perjudicial para el patrimonio común. En contra lo que pudiera parecer, lo que viene de Europa, sobre todo el dinero, rara vez aparece vinculado a buenas prácticas.
Un buen ejemplo de estos atracones de dinero, financiados con pasta europea, son los llamados planes turísticos sostenibles. La primera tacada se concedió a tres millones por cabeza a Córdoba capital, la Subbética y Los Pedroches a pesar de que la realidad turística, cualitativa y cuantitativa, se parece en estas tres zonas como un huevo y una castaña.
La segunda convocatoria entregó 2,4 millones a Villafranca de Córdoba (que tiene un presupuesto municipal de 4 millones), la misma cantidad a Baena (que le septuplica la población), tres millones a la mancomunidad Sierra Morena Cordobesa (formada por ocho municipios, el mayor de los cuales tiene nueve mil habitantes) y 1,6 millones a Añora (que viene a ser en torno al 50% de su consolidado). Montilla va a recibir casi tanto dinero como Córdoba capital a pesar de contar con unos trescientos mil vecinos menos.
y digital
Solamente el presupuesto en 'influencers' y blogueros ascenderá a decenas de miles de euros sacados de sus impuestos, ciudadano
Este tipo de programas tienen un truquillo chungo. Hay que gastarlos rápido. El Gobierno repartió a las comunidades autónomas y éstas a los municipios una parte pequeña de los Next Generation, los fondos de recuperación basados en deuda comunitaria mancomunada. Esa parte pequeña, en fin, son muchos millones de euros. Dinero que acaba en instituciones que ni tienen personal para manejar esas cantidades, ni cuentan con una mínima experiencia que les permita invertir ese presupuesto con un mínimo de criterio profesional. Dependen de terceros que son los que van a ganar con esta historia.
Vamos a un ejemplo. El Ayuntamiento de Córdoba se va a gastar de aquí al mes de marzo de 2025 unos 520.000 euros en publicidad digital para promocionar turísticamente la ciudad. Del contrato ya hablaremos otro día —porque con este tipo de trucos se jalonan los caminos que acaban en los juzgados de guardia, queridos— pero la cosa es que la ciudad nunca ha dispuesto, ni en sus mejores sueños húmedos, de tantísimo dinero para promoción. Para que se hagan una idea, solamente el presupuesto en «influencers» y blogueros asciende a decenas de miles de euros.
Al olor de tamaño dineral, se han presentado algunas de las empresas más importantes del país y no pocos ilustres desconocidos. Solamente lo que se va a invertir en redes sociales de forma fugaz da para crear un equipo estable. Un trabajo que no tendrá continuidad en el futuro porque no habrá con qué pagarlo. Las empresas interesadas han tenido que improvisar planes técnicos en apenas dos semanas que es el plazo que ha transcurrido desde que se dieron a conocer las condiciones del contrato hasta que se ha cerrado la presentación de ofertas.
El plan turístico, dicen, es sostenible de la muerte. Y digital y transversal. Dará, se supone, para muchos power points, acciones de nombre en inglés y cosas en el mundo digital que nadie, nunca, va a auditar. Porque entonces habría que dar cuenta de los resultados de este tipo de programas afrontando, en fin, en manos de quién acaban sus impuestos, ciudadano.
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