Apuntes al Margen
¿Primarias, qué primarias?
La dirección provincial se ha apuntado a una campaña corta que no le beneficia si su aspirante final es un completo desconocido
El PSOE de Córdoba se activa para señalar a su candidato a la Alcaldía
ASÍ como los Académica Palanca sacaban un cartel en el que ponía «EL MARIDO» cada vez que cantaban el estribillo de 'Un ramito de violetas', el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas, ha dicho esta semana que no habrá primarias en Córdoba si hay acuerdo entre agrupaciones. Lo que en el idiolecto socialista significa lo siguiente: ni de coña se va a dejar al albur de una votación al próximo candidato a la Alcaldía de Córdoba. Antes muertas que votando. Así caigan las mil maldiciones de las señoras del romero de la Mezquita (y perdón por la referencia al romero) antes de poner las urnas. Que no, Carmen, que no.
La concejala Carmen Campos, secretaria a su vez de la agrupación de Ciudad Jardín, ha sido la primera voz en pedir primarias y decir que ella se presenta. Campos, que ya lo intentó en el proceso congresual previo, ha criticado el proceder de la dirección provincial que ha encargado un sondeo con el objetivo de detectar perfiles y establecer pautas que le permitan encontrar a un candidato o candidata con posibles.
Ya se le ha contestado que es una herramienta de trabajo habitual en la política actual acudir a determinadas herramientas demoscópicas que permiten tomar decisiones sobre bases más sólidas.
En puridad, da igual lo que diga ese u otro sondeo. Por el interno del PP, que funciona bastante bien en este tipo de cosas, la persona más conocida en el ámbito local de los socialistas es Isabel Ambrosio, que fue alcaldesa de Córdoba en la anterior corporación, pero que no está disponible para ocupar la cabecera de la lista ahora que Juan Espadas la ha colocado pero bien.
En puridad también, lo que el PSOE tiene por delante no es la elección de un candidato para 2023, donde sus posibilidades de acabar gobernando son poquísimas, como de crear un estilillo propio que construya desde la oposición para llegar a 2027. La política es íntima enemiga de los medios plazos pero así están las cosas. Ahora mismo tiene que pasar un apocalipsis para que José María Bellido no sea el primer popular con dos mandatos.
La primera de las determinaciones que han tomado los socialistas no se entiende bien del todo. A pesar de que tienen que construir un candidato o candidata desde la casi nada, se han apuntado a un calendario que no despeja la equis del nombre hasta el mes de diciembre. Cinco meses y pico para hacer una campaña electoral para darse a conocer es un plazo muy breve de tiempo.
En buena lógica, la estrategia correcta era adelantar el anuncio del cabeza de lista y empezar a beber sin sed y a cenar sin ganas. A abrazar a todos los abuelos del mundo recordándoles que la subida de las pensiones del 8,5 por ciento tiene autor conocido. A recorrerse verbenas y comunidades de vecinos. A ver las redes sociales como lo que son, un instrumento, que en ningún caso sustituirá nunca a a la campaña callejera, que es clave en la convocatoria de las municipales. A empezar a confrontar con el alcalde que es cada vez más candidato a la reelección.
Sí lleva razón Carmen Campos en su primera toma de contacto -que puede leerse como una estrategia para tener sitio cuando llegue el momento- en una cuestión. Si los socialistas tomaron la determinación de elegir a sus candidatos allí donde no se gobierna por el sistema de primarias, la cosa no va de eludir el procedimiento por razones de 'realpolitik'. O se organizan elecciones internas con sus garantías -y no las pachangas vistas aquí- o se quitan de los estatutos.
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