Visto desde fuera
El modelo a imitar
Lo de dar de baja 50 licencias de apartamentos turísticos, 50, mientras el Ayuntamiento arrastra los pies en la materia, el plan es no hacer nada
Desde que el alcalde de Córdoba, señor Bellido, tomó posesión de su cargo no hace sino repetir que Málaga es La Meca y Francisco de la Torre, algo así como su profeta. Sucede que en todo este tiempo, efectivamente, se han visto ... dejes en el Ayuntamiento de Córdoba que recuerdan al proceder del veterano dirigente popular malagueño, que va a estar de alcalde hasta que le parezca oportuno. Chúpate esa, Biden.
En materia política, el popular cordobés imita ese aire de Paco de la Torre, que viene del Centro Democrático y Social, un invento que le costó bien los dineros. Consiste en un lijado conveniente de aristas ideológicas, atención a troyanos y a tirios (con dineros si hace falta), y colocarse de forma inteligente el primero tanto en la pancarta del orgullo gay como en los desfiles de las cofradías que haga menester. Incluso alguna ocurrencia como lo del referéndum de las casetas tiene ese aire centrista heredado de Nieto, que también estuvo en las juventudes del CDS. Que ya hay que ser friki.
En materia económica, la cuestión es acompañar los avances económicos (aquí, la Base Logística) con la adquisición de los atractivos en materia de servicios que sean precisos para hacer de la ciudad un entorno 'friendly'. Es el caso de la política turística, confundida de forma deliberada con la cultural, que se acompaña con dinero suficiente para actividades de ocio, luces de Navidad y exposiciones carísimas a las que no va ni el Tato.
Sucede que el modelo a imitar, en el caso de Málaga, se está empezando a encontrar con problemas. Ha habido ya alguna protesta de relevancia ante lo que parece evidente: Málaga se ha pasado de rosca y ahora lo complicado es encontrar a malagueños residentes en según qué barrios. La última vez que este que firma anduvo por la capital andaluza llegó a la conclusión de que, si así es el futuro, pues no merece la pena.
Y pasa que el éxito turístico y económico están siendo tan incontestables que están impactando, y de qué modo, en un mercado de la vivienda sometido a una hiperinflación que no se contrarresta con los mecanismos correctores de toda la vida. El discurso es pérfido: si todo va tan bien, para qué tocarlo. Lo de dar de baja 50 licencias de apartamentos turísticos, 50, mientras el Ayuntamiento arrastra los pies en la materia deliberadamente es prueba suficiente de que el plan es no hacer nada.
Resulta, empero, que el modelo empieza a enseñar las costuras. Si los impuestos baratos a la propiedad sirven para contraer, aún más, el mercado del alquiler de larga estancia, Houston, tenemos un problema. Si los beneficios del crecimiento no se reparten de forma comunitaria, a ver dónde está el negocio. Si quedar bien con todos es imposible, pues en qué quedamos.
Efectivamente. Málaga es un ejemplo. Para tomar notas.
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