Visto desde fuera
Haga deporte con su banco favorito
Los que manejan nuestros escasos dineros han decidido cerrar progresivamente la red de sucursales en los municipios más pequeños y en los barrios de Córdoba

El sector financiero, que solo piensa en nosotros, sus clientes, ha decidido que lo mejor para el común es hacer deporte, mover esos músculos, menear el esqueleto. De esa manera, los que manejan nuestros escasos dineros han decidido cerrar progresivamente la red de sucursales ... en los municipios más pequeños y en los barrios de Córdoba. Ahora mismo, es más fácil tomarse un té chino con sabor a melón y queso (del gusto de los chinos hablaremos en otro momento) que conseguir cuarenta euritos para pagar, qué sé yo, los cuatro artículos de primera necesidad.
El banco no lo hace por codicia, qué va, ni por la maldad de dar un servicio penoso a cambio de las comisiones más caras jamás conocidas. Lo hace por nuestro bien porque nos ponemos a ver Netflix, o el Procono mismo, y se nos desbordan las lorzas, se nos disparan los triglicéridos y acabamos en urgencias haciendo el gasto al Servicio Andaluz de Salud.
Antes de ayer mismo, se daba uno un paseo por la plaza principal de cualquier barrio de Córdoba y se encontraba con al menos una sucursal de banca que daba servicio de cercanía. Ahora mismo esos locales comerciales se han quedado vacíos. Hasta casas de hermandad se están montando en algún caso.
Los del banco (elija usted el que quiera porque no se salva ni uno), que tienen una relación particular con el concepto de servicio al cliente, han llegado incluso a inventarse las oficinas bancarias donde no hay dinero. Que se imagina uno que el principal motivo de un banco es dar y recibir pasta. Desde un punto de vista de capitalismo básico, no sé. Pero por lo visto alguien ha decretado que los billetes ya no hacen falta aunque la realidad es que siguen siendo monedas de curso legal, aceptables en las relaciones comerciales y profesionales.
Recuerda uno cuando la banca prestaba servicio y, además, ganaba mucho dinero. Ahora solamente gana muchísimo dinero porque servicio, lo que se dice servicio, no presta. Cuando los directores de sucursal conocían a sus clientes. En estos tiempos, todo acaba en las aplicaciones móviles, que los viejos entienden regular, y en los cajeros automáticos, que esa es otra. Si a usted le pilla lejos, querido, se me fastidia.
Porque los bancos han decidido que haya pocos cajeros automáticos y estén donde Cristo perdió la sandalia, que lo hacen por nuestra buena salud, quiere uno suponer. Y superada la cosa de encontrar el cajero y llegar hasta él resulta que el sector financiero ha decidido darle siempre un toque de misterio a la cosa. Porque el cajero puede funcionar o no, que la mayoría de las veces es que no. Y eso ya le da una calidad a la película tal que ganas le dan a uno volver al hueco del ladrillo, a la alcancía y al colchón, y a pagar los recibos en mano con tal de que a los del modélico sector financiero español le vayan dando por donde corresponde.
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