Sociedad
Las personas sin hogar en Córdoba vuelven a crecer y ya superan las 430
El Ayuntamiento, Cáritas y Cruz Roja salen a las calles para proporcionar ayuda social en plena ola de frío
Las camas entre la Casa Madre del Redentor y la de Acogida se acercan a las 130, pero siempre están ocupadas
El Ayuntamiento de Córdoba habilita 30 plazas de acogida más para personas sin hogar por el frío
![Colchones bajo un puente donde duermen personas sin hogar en Córdoba](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/28/personas-sinhogar-cordoba-RKldbjwoKalJL51ZykO6JrJ-1200x840@abc.jpg)
Los mismos recursos y mucha más gente que atender. Hay gente en situación de estar sin hogar en las calles de Córdoba todos los días del año, pero con la llegada de las semanas más frías, que son las que están entre el final ... de diciembre y la primera mitad de febrero, su situación se hace más grave y la atención de las instituciones y de las entidades benéficas se redobla, porque también crecen las personas que están en esta situación.
Lo cuenta la coordinadora de Acción Social del Programa de Personas en Situación de estar Sin Hogar de Cáritas Diocesana de Córdoba, María Calleja, que es una de las organizaciones que se afana en ayudar a quienes no tienen un techo. A lo largo de este año han atendido en algún momento a 431 personas distintas, lo que supone 113 más que en el año pasado. El crecimiento es del 35 por ciento.
Para ayudarles funciona la Red Cohabita, que preside el Ayuntamiento de Córdoba, y en la que además de su Área de Servicios Sociales están Cáritas, Prolibertas, Proyecto Don Bosco, Hogar Sí, Proyecto Hombre y Adeat, que trabaja sobre todo en el Sector Sur.
Si lo que busca quien tiene que dormir en la calle es sobre todo un lugar bajo techo, las plazas que hay están colapsadas. En la Casa Madre del Redentor, que gestiona Cáritas desde principios de este siglo, hay 40 camas para personas que no tienen a dónde ir, y que pasan allí todo el día en espera de que se les encuentre una salida.
Desde que la casa abrió han estado siempre ocupadas. Ahora hay treinta hombres y diez mujeres con sus necesidades básicas cubiertas, pero son muchos más quienes lo necesitan. Para eso se abre, a partir de noviembre, el Área de Baja Exigencia (ABE), que ofrece 20 camas más, que ahora son 22 por la mayor necesidad.
Allí duermen personas que no son residentes estables, sino que acceden a partir de las 20.00 horas. Pueden tomar una cena tipo píc-nic, ducharse y recibir algo de ropa, si lo necesitan, pero tienen que marcharse a la mañana siguiente.
Como explica María Calleja, a partir de ahí se les deriva a otros centros en que pueden acceder a ayuda durante el día. Es el caso de la Fundación Prolibertas, que gestiona el comedor de los Trinitarios, y que mantiene actividad durante todo el día. No sólo para satisfacer necesidades básicas, sino también de talleres.
La otra alternativa para pasar la noche bajo techo es la del Ayuntamiento de Córdoba en su Casa de Acogida. Su capacidad es similar, pero también sus problemas para atender a la amplia demanda que tiene. Así, la teniente de alcalde de Servicios Sociales, Eva Contador, explicó que tiene 48 plazas, repartidas en tres módulos distintos: abierto, de inserción y de familia.
Cada uno de ellos tiene un nivel de atención diferente. Conforme llega noviembre se crean otras veinte plazas similares a las del Ala de Baja Exigencia de Cáritas. Allí se puede cenar, ducharse y dormir, pero hay que marcharse a la mañana siguiente.
Las necesidades físicas son importantes, pero quienes viven en el calle agradecen también que alguien les haga compañía
¿Y qué sucede cuando la alternativa es dormir en la calle? El Ayuntamiento de Córdoba, Cruz Roja y Cáritas Diocesana están entre las entidades que salen atenderlos en la calle. Para la organización asistencial de la Iglesia Católica el trabajo se hace a través de su UVI Social, que los lunes, miércoles y viernes, «con un recorrido medianamente marcado», recorre los soportales, la zona inferior de los puentes, lo que está bajo techado y los cajeros automáticos.
En muchas ocasiones, recuerda María Calleja, las mismas personas que se encuentran en situación de estar sin hogar saben en qué momento pasan y se acercan para pedir lo que necesitan, porque saben la ruta. «Si una persona nos llama porque sabe que hay alguien viviendo en cierto lugar, también nos acercamos allí», relata.
Y se les proporcionan entonces prendas de abrigo, un caldo para entrar en calor y algo importante, que es la sensación de que alguien les ayuda, les escucha y está pendiente de si necesitan algo. «Es bueno el contacto con otra persona, porque mucha gente ni les habla ni les mira. Muchos sufren violencia y se sienten inseguros y desplazados. Los voluntarios que van son personas de referencia con los que se generan determinados vínculos», resume María Calleja.
Recursos
Llevar un caldo o ropa de abrigo es importante, pero «también puede ser el medio, porque el fin es acercarse a una persona y preguntar lo que necesitan», sobre todo cuando una parte de la sociedad ni siquiera se atreve a reparar en su presencia.
Quienes están en esta situación en los últimos siempre se acercan a las 400 personas y no se encuentran solos: pueden llamar a la Casa Madre del Redentor, aunque no siempre se les pueda ofrecer un cama para pasar la noche.
Los martes, jueves y sábados quien sale a la calle es la Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja, también con el mismo objetivo de proporcionar prendas de abrigo y comida caliente a quienes no tienen un techo en que guarecerse.
El Ayuntamiento de Córdoba dispone también de una Unidad de Calle, precisó Eva Contador, que recorre la ciudad en busca de personas a las que se habla de los recursos que pueden tener a su disposición para, si así lo quieren, salir de la situación de estar sin hogar en la que se encuentran.
Los servicios de atención están dispuestos en una época en que las noches pueden ser muy duras. Las mínimas han oscilado bastante, pero en este año se llegado a un grado y se ha bajado de los cero ya en algunas ocasiones. La última fue en la madrugada del miércoles al jueves. A la 1.00 el termómetro marcaba 0,7 grados centígrados que dos horas más tarde, a las 3.00, ya estaba bajo cero: -1,4. Hasta las 7.00 no estuvo por encima de los tres grados.
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